Reacción natural

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Capítulo 15

Las chicas y yo intercambiábamos miradas nerviosas. No sabíamos que hacer o que decir. Sentía mis mejillas enrojecer. Lo más respetuoso y correcto sería presentarnos.

—Hola mucho gusto soy...—

—Elizabeth...—me interrumpió.

—Emily...—miró a mi amiga quien asintió.

—Sun...—mi amiga se quedó muda.

—Los chicos han hablado de ustedes...—miré disimuladamente a mis amigas, se veían tensas y nerviosas tanto o más que yo.

—Nosotros...Mmm...—retorcía mis manos de lo nerviosa que estaba. Él era el gran director Yang. No sabía que decir. Y de repente una carcajada resonó en la estancia y por alguna extraña razón esa risa me puso aún más nerviosa.

—Por favor no se sientan nerviosas—inhalé profundamente. No era el primer ni creía que fuera la última persona famosa y poderosa que iba a conocer.

— ¿Desean te o café?— les ofrecí. Y ambos, por las fotos que Ji me había enseñado, el otro hombre era Soon Ho Choi, el manager de los chicos.

—Muy amable, gracias—respondió el director Yang. Les hice señas a las chicas y prácticamente huimos de ahí.

Cuando llegamos a la cocina todas nos mirábamos y no sabía por qué estallamos en carcajadas. Creo que eran los nervios o la situación bizarra en la que nos hallábamos.

—Me siento en la dimensión desconocida...—le dije a Em y ella hizo el típico sonido de aquel programa de antaño.

Mientras una hacia te la otra hacia café. Nos mirábamos y volvíamos a reír. Las tres estábamos embarcadas en esto y no nos íbamos a abandonar, al fin de cuentas no habíamos hecho nada malo.

—Les traemos ambas bebidas para que puedan elegir...—les dije y las tres nos congelamos. Tuvimos que mordernos los labios para no reírnos.

Los chicos estaban sin habla en frente del director. Se los veía asustados y como niños que los habían descubierto haciendo una diablura. Esta escena era media impactante porque los cinco eran hombres adultos.

El director Yang nos hizo señas para que sirviéramos y luego que tomáramos asiento. Los chicos se acomodaron donde pudieron y todos estábamos en completo silencio. El director tomaba su te en completa calma y creo que eso era lo que más nos tenía inquietos.

—Bueno, ¿qué tienen que contarme?—preguntó de repente y todos nos pusimos nerviosos.

Mire de reojo a Ji y este tenía el ceño fruncido. Luego me percaté de su cuello y sentí mi cara arder. Ok, todos en esta sala éramos adultos no teníamos por qué avergonzarnos. No éramos niños que habían hecho alguna travesura, bueno si lo habíamos hecho pero...por favor ellos ya pasaban sus 30 años, tenían derecho a vivir su vida.

Movimiento de caderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora