Preparación

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Capítulo 49

Empecé a removerme, cuando las ganas de ir al baño se hicieron más fuertes. Con algo de esfuerzo me pude salir de la pequeña cárcel que eran sus brazos y literalmente corrí al baño. Cuando llegué dejé escapar un gemido de satisfacción. Enjuagué mis manos y cuando regresé al cuarto unos ojos almendrados me saludaban. No sabía identificar esa mirada.

—Ji...—lo llamé y ocultó su rostro sonrojado tras su mano.

Me encaminé hacia la cama y me subí a la misma. Ji seguía sin mirarme a los ojos. No entendía lo que le sucedía. ¿Era por todo lo que había ocurrido anoche?

—Oppa...—sus orejas se pusieron más rojas— ¿Estás así por todo lo que pasó anoche?—si fuera posible se sonrojó aún más. ¡Dios mío! ¡Qué hombre para más tierno!

—Ji, a mí me encantó todo lo que hicimos anoche—sentí mis mejillas arder.

—Tú sinceridad me va a matar uno de estos días—me dijo mientras retiraba su mano de su rostro y con aquella misma mano acariciaba mi cara.

—Anoche...anoche conociste una parte de mí que temía te asustara—negué con mi cabeza.

—No te voy a negar que me dejaste algo sorprendida—le sonreí—Pero Ji—le dije mientras acariciaba su rostro—Amo cada faceta tuya y conocer algo nuevo de ti, me fascina—sus ojos brillaron intensamente.

— ¿No estás asustada o asqueada?—lo último lo dijo en voz baja que apenas si le escuché.

— ¿Asustada? ¿Asqueada? ¿Por qué debería sentirme así?—lo escuché suspirar.

—A muchas mujeres les asustaba mi comportamiento durante el sexo—no pude evita reír.

—Espero que esto no suene mal pero...—volvía reír—Muchas asiáticas son muy mojigatas—él me sonrió—El sexo se trata de experimentar y buscar el placer de tú pareja. Jamás se debe tener miedo de decirle al otro lo que desea. Se supone que de eso se trata la confianza, no sólo para contarse sus problemas, sino también buscar lo que a la otra persona le excita y provoca placer—Ji se irguió un poco y me besó apasionadamente. Me hizo recostarme y siguió besándome.

— ¿Por qué no te conocí antes?—me dijo luego de separarnos algo jadeantes.

—Porque todo tiene su momento y lugar. Nuestro destino era conocernos, pero no sabíamos ni cuándo ni cómo—me sonrió.

—Espero realmente no haberte asustado—negué con mi cabeza.

—Para nada. Debemos confiar en el otro y decirnos lo que sentimos, pensamos deseamos para mantener una relación sincera—la sonrisa que me regaló derritió literalmente, mi corazón.

— ¿Llevas todo este tiempo reprimiéndote?—le pregunté curiosa. Él asintió.

—Eras virgen y temía asustarte. Muchas veces tenía que reprimir esa parte de mí por temor a asustar a mis parejas. Eres la primera mujer que conoce por completo esa faceta de mí—él acariciaba mi rostro con delicadeza.

Movimiento de caderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora