Excitación

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Capítulo 46

Escuchaba una voz llamarme pero tenía mucho sueño y pereza como para levantarme. La persona seguía insistiendo. Sentí algo tibio en mis labios y luego como la calidez era regada por todo mi rostro.

—Ya, despierta dormilona—sentí una mano recorrerme el rostro y luego por el contorno de mis brazos.

—Hmmm...—contestaba algo adormilada.

—Vamos a mi casa, cariño—me volví a remover y mientras abría mis ojos a mi cabeza vinieron los vagos recuerdos de lo que había sucedido hace unos horas.

— ¿¡Qué!?—me levanté de golpe. Mala idea, mala idea. Cerré los ojos cuando un mareo me destabilizó.

—Cuidado—me dijo mientras me tomaba por los hombros.

Esperé unos minutos hasta que el mundo dejara de dar vueltas. Cuando mi cerebro estuvo estabilizado, abrí mis ojos y fue recibida por la hermosa sonrisa de Ji.

—Ji, ¿qué hora es?—le pregunté y mi voz sonó algo ronca.

—Pasada de la una, ven vamos para que te laves la cara—me ayudó a ponerme de pie y otra vez las imágenes de lo ocurrido hace unas horas vino a mi mente.

—Ji—él me miró— ¿A qué hora llegaste?—necesitaba saber si lo ocurrido había sido un sueño o realmente había sucedido.

—Hace una media hora, ¿por qué?—dejé escapar un suspiro de decepción. Había sido un mero sueño. Debería dejar de leer tanto GTOP antes de irme a dormir.

—Por nada—le dije restándole importancia.

Nos dirigimos hacia el baño y recogí algo de agua en mis manos para lavarme la cara y enjugarme la boca. La cabeza me dolía un poco. ¿Cuánto había bebido?

— ¿Tienes algo para el dolor de cabeza?—le pregunté y él rebuscó entre las gavetas del baño y sacó un frasco de pastillas para luego tenderme un par.

—Esto calmará tu dolor—las coloqué en mi boca y acerqué mi boca a la llave de agua y empecé a tomar largo sorbos para dejar que las pastillas bajaran por mi garganta.

—Ven, vamos a comer algo—le sonreí.

Empezamos a caminar y una duda me asaltó ¿Cómo había llegado a la habitación? Lo más probable era que Top me haya llevado a la misma. Pude apreciar un poco mejor la casa de Top y cada vez más estaba segura que él mismo la había decorado.

­— ¿Dónde está Top?—le pregunté cuando no lo vi por ningún lado.

—Está tomando una ducha—me dijo luego de que nos sentáramos en las sillas del comedor.

— ¡Pollo frito!—salté de alegría y él sonrió.

—Eres la primera mujer que conozco que se emociona al ver pollo frito—me dijo. Ya tenía una presa en mis manos y ya me la estaba comiendo.

Movimiento de caderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora