Capítulo 41
Ya había pasado un mes desde el accidente. Por fin me iban a dar de alta. Durante el tiempo transcurrido me enteré que el auto que nos chocó venía una amiga que habíamos conocido cuando recién entramos a la universidad pero ella se había graduado no hace poco. La queríamos muchísimo. Fue gracias a ella que pudimos adaptarnos y manejar un poco mejor la vida en esta universidad. Ella venía junto a su novio en aquel auto, el cual la había engañado y ese mismo día se había enterado. Venían discutiendo porque él no la quería perder pero ella no lo iba a perdonar. Lo peor de todo fue enterarnos de que estaba embarazada. Ella falleció durante su operación pero él se salvó. El taxista estaba bien, algo mal herido pero bien.
— ¿Ya estás lista?—me preguntó Ji.
—Sí, vamos—le sonreí.
Me hizo sentar en una silla de ruedas, no pude evitar rodar los ojos. Me coloqué mi cubre bocas y mi gorrito favorito de Ji. El resto de los chicos también nos acompañaban. Mis amigos nos esperaban en la casa de Ji. Con guardias de seguridad custodiando, pudimos salir del hospital no sin antes ser fotografiada por todos los ángulos posibles.
Durante el trayecto a la casa de Ji, los chicos venían haciendo bromas y molestando al panda. Ji sostenía mi mano y entre tanto y tanto le daba apretones y él me devolvía el gesto. Acomodé mi cabeza en su hombro.
Cuando descendimos Ji por fin me dejó caminar por mí misma y nos encaminamos hacia su casa. Al llegar con un enorme "bienvenida" fui recibida por mis amigos. Les sonreí a todos y entre ellos estaba también el director Yang.
—Hola director—le saludé y él me devolvió el gesto. Lo notaba algo tenso.
—No tiene por qué estar tenso, no soy las de guardar resentimientos—le sonreí. Nadie era culpable de mi accidente.
—Lamento lo ocurrido, no debí interferir en la vida de Ji Yong—suspiré.
—Es su deber pensar siempre en lo mejor para sus chicos y lo mejor en ese entonces fue enviarlo lejos—él suspiró.
—Dejemos el pasado donde está—le dije y él me sonrió.
—Es agradable escuchar eso—me dijo.
—Me alegra verte mi niña—escuché decir a mis espaldas y allí se hallaba la mamá de Ji. Era una señora muy agradable y me iba a visitar cada vez que podía.
—Hola...—la señora extendió sus brazos y no dudé en refugiarme entre ellos. Necesitaba la calidez de una madre.
—Hola Ely...—escuché otra voz.
—Hola Chae Rin—CL me había visitado en el hospital y nos habíamos vuelto muy amigas. Me vi envuelta entre sus brazos. Era una chica muy agradable.
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Movimiento de caderas
RomanceEl sueño de toda su vida era obtener una maestría en el extranjero, en cualquier país. El conocer la cultura asiática en especial la coreana, la dejó fascinada y desde ese instante se convirtió en su meta a seguir. Nunca se imaginó que allá se enco...