El sueño de toda su vida era obtener una maestría en el extranjero, en cualquier país. El conocer la cultura asiática en especial la coreana, la dejó fascinada y desde ese instante se convirtió en su meta a seguir. Nunca se imaginó que allá se enco...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 21
—Ely...—era la suave y dulce voz que me llamaba pero la escuchaba lejana.
Poco a poco empezaba a regresar a la realidad y recordé donde estaba. Las lágrimas seguían descendiendo por mis mejillas y aquel dolor característico del rechazo seguía instalado en mi pecho. Dolía muchísimo y sentía que me ahogaba.
—Vete Ji...—no quería verlo, no ahora.
Me saqué la camisa de Ji, mi ropa interior y me metí a la ducha. Abrí el grifo de agua y necesitaba urgentemente que el agua borrara todo rastro de las caricias de Ji. No quería recordarlo, no quería sentir que aquellas manos que me acariciaron con pasión fueran momentáneas. ¿Por qué me había engañado todo este tiempo? Alguien como Ji Yong jamás podría fijarse en alguien como yo, sólo miren a Kiko. No soy nada comparado con ella. Claro Ji tuvo que darse cuenta que aún la amaba y yo sólo era un medio para comprobar aquello.
Encontré una esponja y empecé a restregarme el cuerpo tan fuerte como podía. Necesitaba borrarlo, necesitaba borrar toda huella de él en mí pero ¿cómo borras los recuerdos? Sentía que mi piel ardía pero no me importaba. Lave mi cabello con lo primero que encontré y estuve un rato más bajo el agua.
No sabía cuánto tiempo había pasado pero debía de ser mucho porque mis dedos ya estaban como pasas. Apagué la ducha y salí, empecé a secarme el cuerpo y envolví mi cuerpo con una toalla. Por suerte el día anterior había traído la ropa ya lavada del día viernes y luego de secarme un rato más, me la puse.
Respiré profundamente y al salir no encontré a Ji por ningún lado. Algo que agradecí, no tenía fuerzas de mirarlo en ese momento. Busqué por la habitación mis cosas y las guardé en aquella bolsa negra, me coloqué desodorante y luego lo guardé.
De un momento a otro me vi envuelta por unos brazos y quise gritarle que me soltara pero aquellos no eran los brazos de Ji, era de alguien completamente diferente y me sorprendí de quienes eran.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Jirafo...—le dije y sentí un beso siendo colocado en mi cabeza.
—Debemos hablar...—me cuerpo se tensó de inmediato.