¿Cómo me llamaste?

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—Ji...—me acerqué a él y simplemente no me miró. Observaba de manera intensa a Pat.

—Ji...—me puse enfrente de él. Quería y necesitaba que me mirase. No quería una pelea. Además si es que hubiera una, yo sabía perfectamente que Pat iba a ser el ganador.

—Ji...—me acerqué más a él y coloqué una de mis manos en su mejilla pero él retrocedió y eso me dolió mucho.

—Ji...—él me miró unos segundos y luego dio media vuelta. Lo empecé a seguir. Estaba molesto y lo entendía. La postura con la que me encontró con Pat, a cualquier chico lo haría enojar.

Observé que se acercaba a la barra y pedía unos tragos. Inhalé profundamente. Tenía que armarme de paciencia. Cuando Ji se cerraba era imposible hablar con él. Sonreí, yo era igual o peor de testaruda que él.

—Hola...—él ni siquiera me miró.

— ¿Me invitas un trago?—le dije lo más dulce que podía. Nada. Ok, sabía que esa no era yo. Así que opté por ser quien era.

Él aún me daba la espalda. Dejé que mi cuerpo se relajara, bueno ya lo estaba luego de los tragos que había tomado. Esperé que poco a poco la música entrara a todo mi organismo y permití que esta tomara el control. Mis caderas se movían al compás de la música. Empecé a dar vueltas alrededor de él. No me importaba que la gente me viera raro, estaba concentrada en llamar su atención.

No sabía cuánto tiempo había pasado pero él ni se inmutaba por mi presencia. De vez en cuando me acercaba a dejarle algún beso en aquel hermoso tatuaje pero al parecer él ni me registraba. Dolía que me ignorara. Dolía su indiferencia. Con el poco orgullo que aún me quedaba me acerqué a su oído.

— ¿Dejarás que me vaya?—nada— ¿No te importa que baile con otro?—sin respuesta—Ya veo, buenas noches...—sonreí, esto no había acabado.

—G-Dragon...—el cuerpo de él se puso tenso y supe que había ganado su atención.

Me di media vuelta y empecé a caminar. Sólo tenía que esperar unos segundos. Empezaba a sentirme ansiosa. No, debía dejar que procesara. Era yo o alguien me estaba movimiento el piso. Sí, alguien malo lo estaba moviendo.

Cuando pensé que mi plan no había funcionado, sentí como una mano agarró la mía y de repente veía como poco a poco la gente se iba alejando de mí o era yo la que me alejaba de ellos, no lo sabía. Di un leve apretón a la mano que me sujetaba firmemente y sonreí cuando esta me devolvió el apretón.

De un momento a otro me encontraba fuera del bar y el aire me golpeó en la cara. No dejamos de caminar y cuando ya no escuchaba ningún sonido, a lo lejos divisé el auto de Ji. Él no decía absolutamente nada pero veía su cuerpo tenso.

Al llegar al auto siguió arrastrándome hasta la puerta del copiloto. Se quedó unos segundos con la mano en la manija y se giró hacia mí. Sus hermosos ojos se clavaron en mí y mi cuerpo se estremeció. Su mirada era intensa.

Movimiento de caderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora