Cartas sobre la mesa

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Capítulo 22

Se hizo un silencio sepulcral, no me atrevía a mirarlo a los ojos. Estaba huyendo de su mirada. No quería ver lástima en aquellos dulces ojos. No la necesitaba, no de él. Temía ver rechazo en aquellos ojos que tanto me gustaban.

—Hace poco me dijiste que te gustaba Ji Yong y no G-Dragon, ¿estás segura?—de todo lo que me podía decir, me preguntaba eso. Levanté mi mirada y aquellos ojos no mostraban emoción alguna. Era una mirada completamente en blanco.

— ¿Por qué me preguntas eso?—su cuerpo estaba tenso.

—Sólo responde—su tono de voz no era amable, jamás lo había usado conmigo.

Cuando le iba a responder que sí, algo muy dentro de mí me decía que sólo esa respuesta no le bastaba. No, a mí tampoco me bastaba.

—No—le dije y por sus ojos vi un reflejo de dolor—Sabes no tengo mucho tiempo siendo VIP—sonreí—Yo no estuve cuando ustedes empezaron, no fui su fan desde sus inicios. Yo los conocí cuando ya eran tan reconocidos internacionalmente, me sorprendía no haberlos escuchado antes. Nunca he sido tan fan de un grupo y peor aún integrarme a un fandom. Indagué un poco acerca de sus vidas, me daba curiosidad saber sus inicios, aunque no investigué tan profundamente. A medida que pasaba el tiempo, empecé a conocer la historia o por lo menos la historia que sus fans conocían. Con cada nuevo detalle mi admiración por ustedes crecía y crecía. Era admirable todo el esfuerzo y sacrificio que hicieron para llegar hasta donde están—no pude evitar sonreír.

—Me contaron de sus controversias y adversidades más dolorosas y las que le habían causado tanto dolor. Nunca pensé llegar a molestarme tanto cuando insultaban a uno de mis cantantes favoritos, pero con ustedes era otro nivel. Si les decían cosas ofensivas me molestaba y los defendía—lo miré—No me gustaba cuando te dejaban comentarios hirientes porque algo me decía que te lastimaban. Las personas pueden llegar a ser tan crueles, que no les preocupa el daño que pueden ocasionar. Quizás ellos piensan que por estar en el medio del espectáculo ustedes son de hierro y nada los puede lastimar, pero se equivocan ustedes son humanos—suspiré.

—Cada vez que actualizabas tu cuenta de IG me emocionaba y me alegrabas el día. Me sentía tranquila cuando subías fotos tuyas, porque me dejabas saber que estabas bien pero me preocupaba cuando subías fotos con mensajes tristes o por lo menos yo los sentía de esa manera. Siempre te comentaba algo para levantarte el ánimo y te enviaba mensajes privados, con la esperanza que los leyeras y supieras que no estabas solo, que en mí podías encontrar una amiga, sabía que era tonto enviarte esos mensajes porque no los iba a leer, mensajes como los míos tenían que llegarte a diario y no tenías tiempo para leerlos todos—me alcé de hombros.

—Admiraba al hombre que se subía al escenario y entonaba aquellas melodías que me hacían soñar, delirar, cantar y bailar. Cuando utilizabas aquel tono dulce y melodioso, me hacías estremecer y no paraba de escuchar tu voz. Jamás me cansaba de escucharte. Siempre he pensado que tienes un tono de voz singular cuando cantas, porque lo haces de corazón—le sonreí.

Movimiento de caderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora