El sueño de toda su vida era obtener una maestría en el extranjero, en cualquier país. El conocer la cultura asiática en especial la coreana, la dejó fascinada y desde ese instante se convirtió en su meta a seguir. Nunca se imaginó que allá se enco...
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Capítulo 52
Empezaba a sentir mucho calor y humedad. Con algo de pereza abrí mis ojos. Sólo dejar escapar un gemido cuando sentí algo grande y grueso internarse dentro de mí. Eso hizo despertarme completamente y vi a Tae jadear y gemir mientras a un lado de mí se encontraba Ji mientras veía como se daba placer así mismo.
—Buenos días—saludó con una sonrisa. Mi respuesta fue un gemido.
Tae se movía rápidamente. Sentía que no le faltaba mucho. Con unos golpes más, lo sentí venirse. Luego salió de mí y sin previo aviso, Ji se internó de un solo golpe, ambos gemimos por el movimiento. Ji tomó mis piernas y las colocó encima de sus hombros, logrando así un excelente ángulo. Los movimientos eran rudos y rápidos. Aquella neblina de placer empezaba a nublarme los sentidos. Sentí las manos de Tae empezar un recorrido por mi cuerpo.
Tiré mi cabeza hacia atrás mientras dejaba que el orgasmo me atravesara de pies a cabeza. Sentí claramente la cimiente de Ji derramarse en mi interior. Luego de unos cuantos movimientos más, sentí su cuerpo sobre el mío.
Ambos intentábamos regularizar nuestras respiraciones. Pasaron unos minutos y empezó a removerse. Se salió de mí y levantó apoyando su peso en sus manos. Clavó aquellos hermosos ojos en mí y no dudé en acariciar su rostro. Apoyó su rostro en mi mano. Le sonreí.
—Buenos días—le dije para luego atraerlo hacia mí. El beso fue lento pero sensual. Hizo aquello que tanto me gustaba, delineó con la punta de su lengua mis labios, un leve mordisco y luego internó su lengua en mi cavidad bucal. Sentí sus manos moverse por mi cuerpo.
Al momento que sus dedos se internaron en mi cavidad, un gemido escapó de mi boca pero fue acallado por los labios de Ji. Cuando nos separamos, ambos jadeábamos. Se tumbó a lado de mí y mi mente ya estaba nublada por el deseo y la perversión.
Me levanté y mi mirada se clavó en la de Tae. Veía como movía su mano por todo su eje. Mi boca se hizo agua pero primero quería disfrutar de ese cuerpo.
Empecé a regar besos por todo su pecho. Descendí hasta llegar a una de sus tetillas y la introduje en mi boca. Di pequeña succiones y mordidas e hice el mismo proceso con la otra. Él se estremecía y gemía. Sonreía. El poder llevar a un hombre a la locura del placer, hacía que el ego de cualquier mujer se elevara. Descendí y repartí besos por toda su tableta de chocolate. Al llegar a su prominencia, no dude primero en lamerla como si de un chocolate se tratase. Lamía el tronco, introducía un poco en mi boca y luego la sacaba. Lo que no cabía dentro de mi boca, lo acariciaba con mis manos.
—Ely...—jadeó cuando incrementé las succiones. Pasé mis dientes delicadamente a lo largo de su eje y luego calmé ese acto con mi lengua. Al parecer le gustó lo que hice porque sus manos viajaron hasta mi cabeza y enredó sus dedos en mi cabello e hizo que llegara hasta el fondo de mi garganta.