Capítulo 7

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Marco estacionó su negro auto en el último espacio que quedaba disponible en el estacionamiento del instituto de mujeres de Murcia, miró de un lado a otro.

-Vaya -murmuró.

Aquel instituto era más grande de lo que recordaba, solo había estado una vez allí y fue para ir a buscar a Marina en uno de sus fin de semana libres, pero en aquella ocasión había esperado en la calle de enfrente y no había podido apreciar la magnitud del gran edificio.

-Es gigante -oyó decir a Isco en el asiento del copiloto.

-Claro que lo es -asintió- ¡Hey!, practica tu voz, no puedes entrar hablando con voz de chico -le reclamó.

Y el lunes había llegado claramente.

El fin de semana se le había hecho extremadamente corto, arreglando sus maletas y retocando los últimos detalles y es que todo debía salir perfecto, pensaba Marco. Si los descubrían eran hombres muertos y todo el maldito esfuerzo se iría al tacho de la basura.

-Así -dijo con voz aguda Isco.

-No, no -negó- No tan forzosa.

-Así -dijo nuevamente, esta vez no era tan forzosa pero seguía siendo rara.

-Eres muy chillón -rió- Inténtalo otra vez.

-Hola, soy Marie Johnson -dijo esta vez con una voz muy bien fingida de chica.

-¡Perfecto! -sonrió- Ahora me toca a mí -aclaró su garganta- Hola, soy Kate Benson y no, no soy familiar de la joven actriz -rió.

-Parece que estuviste practicando bastante -dijo Isco- Te sale perfecto.

-Es que quiero ser actor -Marco movió su cuello simulando una cara triunfante- O bueno, quiero estudiar teatro.

-Bien, si tu lo dices -suspiró- Creo que llegó la hora -dijo al ver como varias chicas se despedían de sus padres, entrando al gran edificio con sus maletas- A todo esto, ¿qué le dijiste a tu madre?

Marco bajó las escaleras con cuidado mientras respondía el mensaje que le había enviado Marina hace unos minutos, al principio se había emocionado al ver un mensaje de su novia ya que él, bueno, había prometido no enviarle nada, por ahora. Pero al leer lo que decía el mensaje le cambió el estado de ánimo radicalmente, queriendo irse ya a aquel instituto para descubrir lo que ocultaba su castaña.

'Marco, no podré verte. Llegaré el domingo en la noche a mi casa y el lunes entro al instituto, de seguro el próximo fin de semana te veré. No olvides que te amo, besos.'

O de verdad iba a llegar el domingo muy tarde, o nuevamente le había mentido y ya había llegado.

Esta última opción la consideraba más que la primera con todo lo sucedido, ya no creía mucho en Marina.

'No te preocupes Marina, pronto nos veremos.'

Y ese pronto era la palabra clave.

-¡Marco! -exclamó su madre al verlo parado mirando fijamente el celular- ¿Qué haces?

-Nada -guardó su celular- ¿Cenamos? -era importante la cena de hoy porque Marco le diría que se iría.

-¿Te ha gustado? -preguntó Maria al ver como devoraba su lasaña.

-Sí, mucho -sonrió- Mamá -llamó su atención- Debo decirte algo -era la hora.

-Dime cariño -sonrió.

-Bien -suspiró- Recuerdas que te dije que conseguiría un trabajo -mintió.

-Sí Marco -lo miró raro.

-Bueno, lo conseguí -Maria lo interrumpió.

-Eso es muy bueno cariño -se alegró ella- Así serás mas independiente y podrás salir a donde quieras.

-Sí, eso es bueno -murmuró pensando en que le estaba mintiendo a su madre, a su propia madre- Pero hay un problema -su madre lo miró para que siguiera hablando- Es un trabajo fuera de la ciudad -trató de sonar real- El lunes temprano me voy y no sé cuando volveré -dijo tristemente esta última parte.

-Oh.. -logró decir su madre- Me apena que te vayas hijo, pero el deber es el deber, es hora de madurar completamente. Me sentiré muy orgullosa cuando vuelvas, porque ya no tendré a un niño, ahora tendré todo un hombre trabajador -lo abrazó con fuerza mientras Marco pensaba.

Hombre era lo menos que iba a ser, literalmente.

-Creo que es hora de bajar -dijo Marco- ¿Tengo bien puesta la peluca? -Isco asintió- ¿Y mi uniforme esta bien? -miró hacia su cuerpo, una falda algo corta adornaba a las anteriores piernas velludas de Marco, además llevaba una polera blanca con cuello rojo. Se había puesto un brasier con algo de relleno que lo hacía sentirse incomodo y un maquillaje que le favorecía bastante.

-Todo bien, ¿cómo estoy yo? -Marco miró a su amigo y quiso reír, de Isco Alarcón no quedaba ningún rastro, el pelo rubio combinaba con su cara y maquillaje no tan excesivo que llevaba, al fin y al cabo parecían chicas, algo macizas y grandes para su edad, pero chicas.

-Genial -sonrió- Gracias por esto Isco-se abrazaron para luego salir del auto con rumbo a la entrada del instituto.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora