Capítulo 84

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La puerta del baño se cerró y ella volvió a mirar su cama.

Pensó un momento, observando su maleta y se preguntó que se le podría estar quedando.Tenía ese leve presentimiento que algo se le quedaría en el instituto, pero repasaba y repasaba todas sus cosas y nada. Hoy por fin era el día que había estado esperando hace meses. Por fin hoy le habían dado su certificado y diploma de graduada.Todo el esfuerzo y sacrificio había tenido una recompensa, sus notas habían subido notablemente, y en todas sus materias logró todo lo que el año pasado había desperdiciado por su propia voluntad.

Y ahora estaba ahí terminando su maleta, su padre ya la recogería y festejarían felices en algún restaurante.

-Me dejarás sola -murmuró Deb al salir del baño- Eres mala, yo que fui tu compañera por casi cinco años -dramatizó.

-Lo siento Débora -cerró su maleta- Me ha llegado la hora -bajó la maleta de su cama, tomó su bolso y se lo colgó- Te voy a extrañar mucho boba.

-Yo igual -se adelantó y la abrazó- Aunque supongo que nos veremos fuera, ¿no? -preguntó la pelirroja.

-Claro que sí -se separó de ella- Siempre y lo sabes Deb -le sonrió.

Recibió el mensaje de su padre, que ya estaba afuera y sonrió nostálgica. Dejar esa habitación le daba bastante pena, ahí había vivido momentos tan importantes que no sería fácil que los olvidara. ¡Jamás olvidaría nada! ya que ahí conoció a Kate Benson, a la intrigante Kate...

Salió de la habitación arrastrando su maleta, se despidió de algunas chicas y recorrió el campus. Una que otra chica la felicitó por ser graduada y ella les agradeció, otras chicas la miraban con envidia, ya que ellas seguirían ahí con los fastidiosos profesores, pero la morena se lo merecía, horas hasta tarde estudiando de verdad... Lo merecía. Mientras se acercaba a la portería pudo darse cuenta de una mirada especial. Marina Muntaner la miraba apoyada sobre un muro, tenía sus brazos cruzados y la observaba detalladamente. Hanna le sonrió, últimamente ella había estado rara, se había cortado el cabello muy corto, demasiado, se vestía de manera diferente y por lo que había escuchado en los pasillos, por fin se había liberado gritándoles a todos que era lesbiana y le encantaban las mujeres. Incluso había escuchado que hasta sus padres sabían y estaban en terapia o algo así por el inmenso castigo que Dios les mandó, rió tanto al escuchar eso. Lo cierto era que la castaña Marina no le había vuelto hablar a la morena, sólo para temas triviales y lo hacía con un buen tono. Se notaba que estaba muy cambiada. Su ex mejor amiga le devolvió la sonrisa y la saludó con la mano. Luego ella siguió su camino, se despidió por última vez del instituto y se dirigió al auto de su padre.

-¿Cómo está mi graduada favorita? -dijo Andrew mientras conducía- ¿Emocionada?

-Muy bien, y sí estoy algo emocionada, por fin dejaré de ir a la escuela -rió- Soy toda una niña grande.

-Has crecido tanto -carcajeó su padre- Iremos a almorzar.

-Está bien -ella asintió y comenzó a mirar por la ventana.

¿Cómo era posible que su vida hubiera cambiado tanto de un tiempo a otro?

Antes era la típica chica ruda que le encantaban las fiestas y los chicos, estaba enojada con su padre y ni si quiera tomaba en cuenta a Kristinne, su madre. Odiaba a Marina y despreciaba todo. Pero todo comenzó a cambiar con la llegada de la exuberante Kate Benson, desordenándole la mente y más tarde las hormonas. Que Marco Asensio llegara a su vida era una señal del destino para que cambiara, con dolor y esfuerzo aprendió a perdonar, pedir perdón y sonreír de verdad. Ya no estaba enojada con Andrew Graham, respetaba a su madre, no era una chica que estuviera de fiesta en fiesta y sin querer se había enamorado. Cosa que nunca pensó que llegaría a suceder, pero también había aprendido a que el amor llega cuando uno menos se lo espera. Y así como había llegado, así debía irse, ¿no? La estúpida idea de ser amigos, había surgido como último pretexto para que el castaño reaccionara y se le declarara como en las películas. Pero con Marco no funcionaba aquello, él no había entendido el mensaje oculto y había aceptado la idea ingenuo.

Había esperado unos días para ver si sucedía algo, las rosas azules habían sido un detalle tan hermoso que pensó que él se le declararía , pero no sucedió nada, por lo que se había resignado simplemente.

Lo amaba, joder como lo amaba pero él parecía no notarlo, ni si quiera se inmutaba.

-Esperaremos a tu madre, ¿está bien? -dijo el hombre rubio.

-Bueno -ella se sentó frente a su padre y suspiró.

Mientras escogía que comer, Kristinne llegó, saludó a ambos y se les unió sentándose también.

Comieron felices como una familia como lo que eran simplemente, pero cuando llego el postre Andrew quiso hablar.

-Hanna -la llamó y ella lo miró- Queríamos decirte con tu madre -tomó la mano de su esposa- Que estamos muy orgullosos de que te graduaras, de que subieras tus calificaciones, has sido grandiosa este último tiempo hija, estamos sumamente orgullosos de ti cariño -le sonrió.

-Gracias papá, con esfuerzo todo resulta -los miró a ambos- Ahora ya no estaré fastidiándolos ni nada de eso.

-Y bueno -esta vez habló Kristinne, que miraba a su esposo- Con tu padre hemos tomado una decisión.

-¿Cuál es esa? -sonrió emocionada, quizás le regalarían algo, como un pequeño apartamento, o algo por el estilo.

-Decidimos que volveremos a nuestra vida de antes -la morena frunció el ceño- Ahora que te has graduado podemos volver a nuestra casa en Madrid, volver a nuestra tierra -él le sonrió entusiasmado- ¿No te agrada la idea de volver?

-Sí, me agrada -murmuró aún asimilando todo- Pero ustedes quieren que yo estudie allá y todo eso, ¿cierto?

-Claro -siguió hablando su padre- Pero bueno, si no quieres volver, te podrías quedar aquí cuidando de la casa -se encogió de hombros- Pensé que te agradaría volver, pero si tú quieres quedarte es decisión tuya cariño. Hanna lo pensó, volver a Madrid o quedarse ahí, ¿que la ataba ahí? tenía amigos con los que podía comunicarse, pero nada más. Marco no le ofrecía nada como para que ella tomase la decisión de quedarse, además hace mucho no visitaba su antigua ciudad...

-No te preocupes padre -le sonrió- Vuelvo con ustedes. 

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora