Capítulo 83

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La respuesta de su madre fue categórica.

-Me sentí de mil formas -le sonrió- Quise saltar de felicidad, quise reír de alegría, quise llorar de pena, y también quise morir. El amor es algo que no se puede explicar y para cada persona es distinto. Lo que te puedo asegurar es que enamorarse es lo mejor que te puede pasar, y más cuando encuentras a la persona correcta.

Y asintió a todo lo que le dijo su madre, porque sinceramente el quería saltar, reír, llorar y hasta morir en aquel preciso momento. Quería hacer de todo y a la vez nada. Quería decirle todo a Hanna y que ella supiera que de verdad estaba arrepentido y quería estar con ella, pero se sentía tan nervioso y agobiado al tener este nuevo sentimiento dentro, que no sabía como reaccionar, no sabía actuar como un romántico enamorado. Había hecho cosas por Marina que había visto en películas y algunas las hacía por lógica, pero con Hanna era distinto, se sentía tan inexperto, pero sabía que era normal... Cuando uno se enamora por primera vez parece tonto, le había dicho alguien, alguna vez.

Esa noche durmió más tranquilo de lo normal. Se sintió tan seguro con su madre como cuando ella lo acunaba años atrás. Maria era todo para él, Marco sabía que podía perder amigos, amigas, chicas, todo, pero a su madre jamás la perdería. Podía ser el tonto más idiota del mundo, podía cometer mil y un errores, pero aquella señora de cabello cobrizo estaría para siempre con él apoyándolo y ayudándolo a levantarse ante sus caídas. ¿Quién más que ella para darle un buen bofetón contra la realidad? Eran él y su madre, nadie más, una pequeña familia que había podido salir adelante tras la salida del hombre de la casa, tras la salida de su padre.

Recordó cuando se había enterado que sus padres se iban a separar, como a cualquier niño le dolió en el alma que su padre no estuviera con él. Sin embargo, lo tuvo que asumir y tuvo que tomar el puesto como hombrecito de la casa, como él había dicho. Había extrañado a su padre los primeros años,por eso lo visitaba constantemente en Londres, donde él residía, pero últimamente se había distanciado de él. De seguro tenía nueva vida y con suerte lo llamaba tres veces al año, si no era para regañarle era para decirle que no malgastara su dinero y entonces Marco dejó de extrañarlo y preocuparse por aquel señor. Ahora su vida no tenía un rumbo fijo, quizás tenía metas, como el de ser futbolista. En pequeños equipos, o liguillas, para luego llegar a los grandes equipos con los que siempre había soñado y ser famoso, que el mundo lo reconociera por lo que era su más grande sueño, por jugar. Otra meta era conquistar a Hanna. Si la morena se había sentido atraída hacia él, había sido en tiempo pasado, muy atrás, porque con todas las tonterías que él hizo cualquier chica abandona el buque simplemente. Y había notado como su buque había quedado tirado y solo en una isla desierta.

Ahora había aparecido ese tal Nick robándole la tripulación.

Abrió los ojos al sentir la puerta de la habitación de su madre, notó como ella entraba con una bandeja con desayuno.

-¿Y esto? -rió sentándose en la cama.

-Es un desayuno de regalo, por tu excelente trabajo en la florería y porque mi bebé se enamoró -lo acomodó sobre sus piernas.

-Mamá -rió avergonzado y bajó la cabeza.

La mañana del domingo fue relativamente normal, de descanso y relajado almuerzo con su madre. Hablaron sobre varios temas, como los nuevos proyectos de ella y sus sueño más profundos como verlo casado y con hijos, pero él sólo se había reído.

-¿De quién estás enamorado? -Marco dejó de beber jugo y la miró inquieto- No me mientas, se te nota en los ojos, sólo quiero saber su nombre -le sonrió.

-Hanna -suspiró- Hanna Graham, la chica que conoces me ha dejado totalmente flechado -sintió como sus mejillas se enrojecían. ¿Por qué le sucedía eso? ni en preparatoria solía sucederle.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora