Capítulo 30

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Se recostaba de lado, miraba la pared, volvía a moverse y ahora observaba el techo.

Un movimiento más y quedó mirando la cama de su amigo, ¿no podía quedarse quieto? No, claro que no. Pensaba en lo que había ocurrido horas antes y se volvía intranquilo.

¿Por que besó a Hanna?, ¿por qué la tocó?, ¿Por qué no la apartó? o simplemente.. ¿Por qué le gustó?

Hanna Graham no era precisamente el tipo de chica que le gustaba, o le atraía. Antes de que Marina apareciera frecuentaba mucho a chicas. Rubias o castañas con buen cuerpo, amables, simpáticas, un poco chillonas pero en fin, le daba lo mismo -en aquel tiempo- Luego apareció su novia siendo todo lo contrario a esas chicas. Era tierna, retraida, tímida -como había creído- y se dio cuenta de que chicas como ella le volvían loco... Hasta ahora.

Los albores del día se estaban haciendo presentes y Marco recién cerraba sus ojos tranquilo.

Un pestañeo y sintió peso sobre su cama, quiso no creerlo, hasta que escuchó su voz.

-¡Levántate!, ¡Marco levántate! -exclamó ella, moviéndolo de un lado a otro.

-¡Para! -dijo arto- Es domingo -murmuró mientras se sentaba en la cama. La observó y estaba vestida, ¿cuándo lo había hecho? ni si quiera la sintió.

-Sé que es domingo -dijo en tono obvio- Pero por lo mismo necesito que levantes tu hermoso trasero y te vistas como Kate, vamos a salir -¿salir?, se preguntó.

-¿Vamos?, ¿tu y yo? -sin querer, las preguntas sonaron burlonas e incrédulas, cosa que molestó a la morena.

-Sí, tu y yo -lo jaló por el brazo, haciendo un poco de fuerza para sacarlo de la cama- Vístete y apúrate, no tenemos tiempo.

No quiso hacer fuerza para retenerla y alejarla, por lo que le hizo caso y se dirigió al baño lanzando unas cuantas maldiciones.

Ya estaba listo, la maldita peluca estaba bien acomodada, llevaba unos pantalones algo apretados, un poleron blanco y nada más, era domingo y quería sentirse cómodo pero como chica.

Salieron del edificio y atravesaron el campus sin decir alguna palabra. ¿Era necesario?

Quizás sí, quizás no, se decía Marco.

Siguió el paso de la morena frente a él y trató de apartar la vista de ella, pero le era imposible. Con su caminar tan singular, con las ondas de su cabello revoloteando, con esa postura tan firme y tan femenina a la vez se le hacía muy dificil. Nuevamente y como toda la madrugada anterior recordó lo que había sucedido la noche anterior. El no tan vago recuerdo de su cuerpo sobre él, besándolo y acariciándolo no se podía borrar de su mente. La pregunta era por qué no se borraba.

"-¿Por qué le había gustado?" -dijo una voz en su mente.

Sí, podría ser, Hanna es guapa y cualquier chico quisiera estar con ella, otro tema era que ella no quisiera estar con cualquier chico. Esto último lo había deducido por su actitud firme, y esto era lo que lo confundía. ¿Por qué se le había lanzado de aquella manera?.

"-¿Por qué nunca había sentido aquello?" -volvió a decir aquella voz.

Estaba claro que las sensaciones que le brindó Hanna la noche anterior lo habían encendido de una manera brutal y casi animal, pero ponía en duda el no haberlo sentido nunca.... Quizás Marina alguna vez...

No, se dijo breves segundos después. Marina nunca le había hecho sentir aquella pasión y aquel fuego como lo había hecho ella.

-¡Hey! -miró a su lado y se dio cuenta de que habían llegado a los estacionamientos- ¡Marco! -la miró mal al oír su nombre- Perdón, Kate.

-¿Qué quieres?

-¿Cómo que qué quiero? -lo miró mal ahora ella- ¿Dónde está tu auto? -preguntó mirando alrededor de algunos autos.

-¿Para qué quieres saber dónde está mi auto? -preguntó extrañado con su voz natural, ya no era necesario fingir, no con Hanna.

-¿Para que me lleves? -volvió a decir en tono obvio.

-¿Dónde tengo que "llevarte"? -enfatizó la última palabra.

-Pues a mi casa -volvió a decir con ese tono que hacía enfadar al castaño- Me confiscaron la moto -mintió o como ella solía decir, omitió información y en este caso no le dijo que su moto estaba totalmente destruida- Estoy castigada encerrada, y tú me llevarás a mi casa y hablarás con mi madre, así de simple -se encogió de hombros.

-No lo haré Hanna -la miró directo- No soy chófer, no soy niñero ni relaciones públicas -su tono serio no logró asustarla, no a ella.

-¿Estás seguro que no lo harás? -se acercó un poco a él y éste por inercia, escusa del miedo y nerviosismo que se apoderada de él retrocedió un paso.

-Hanna no lo haré -volvió a repetir- No tengo porqué hacerlo, no es mi culpa que tú seas una -lo interrumpió.

-Bien -sonrió- Si no haces lo que te digo me veré obligada a ir a hablar con el director que justamente, hoy está en su oficina -se giró con dirección al campus- Le agradará escuchar la historia de un muy buen infiltrado -rió con maldad y comenzó a caminar. El miedo se apoderó de él. La creía muy capaz de hablar y si esto sucedía su plan se iría a la mierda.

-¡Hanna! -corrió tras ella- ¡Hanna! -la tomó del brazo- Espera por favor -Hanna se detuvo mientras lo miraba con una expresión burlesca.

-¿Harás lo que te digo? -le sonrió.

-Yo.. Está bien, haré lo que digas -suspiró resignado.

No sabía porqué Hanna estaba castigada, aunque se podía imaginar cualquier cosa conociéndola. No sabía dónde estaba su casa y no sabía qué debía hablar con su madre. Pero debía hacer todo aquello porque sino la hermosa criatura que ahora tenía en el asiento del copiloto diría toda la verdad frente a las autoridades y todo lo que había logrado se caería en mil pedazos.

Hanna lo guió hasta lo que era una hermosa casa ubicada en un buen barrio.

-¿Vives aquí? -le preguntó una vez que estacionó el auto frente a la casa.

-Ajá -murmuró mirando el vecindario por la ventana. Marco la miró, estaba calmada y serena.

¿Cómo podía estar tranquila después de lo de ayer? Él casi había desfallecido con sus caricias y el recuerdo de su cuerpo no podía salir de su mente, pero ella.. Ella estaba tranquila como si nada hubiera pasado.... Como si fuera otra situación más... Como si él solo fuera otro en su caótica vida.... Eso era, ¿no?

-¿Qué debo decirle a tu madre? -le preguntó para hacerla volver en sí.

-Sólo sígueme la corriente -le guiñó un ojo- Pero te advierto algo Kate, o mejor dicho Marco. Tú dices algo incorrecto o fuera de lugar y te pateo las bolas, ¿has entendido? -se extrañó que le sorprendiera aquel comentario, se lo esperaba pero aún así esas palabras lo habían tomado por sorpresa.

Se bajaron del auto dirigiéndose a la puerta de la casa y Hanna tocó el timbre.

Supo que ella no traía llaves.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora