Capítulo 34

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Largos minutos pasaron desde que había recogido su comida, estaba tan pensativo e ido que ni si quiera se había fijado en el aspecto de su novia.

Ya no sentía aquel revoloteo en el estómago al sentirla cerca y entre todo sus pensamientos, sintió algo.... Miedo.

-¿Por qué estás tan callada Kate? -le preguntó Camille.

-Por nada -hizo una mueca- Tan sólo pensaba -se fijó en la mesa y se dio cuenta de que le habían servido su comida favorita, pero extrañamente no tenía el salvaje interés de comerla como siempre que la tenía al frente.

-Estás igual que Marina -añadió Ashley bebiendo su vaso de jugo natural- Ha estado toda la mañana como en blanco -dijo esto último en un susurro.

Por primera vez en el día se fijó en la castaña que meses antes lo tenía tan loco. Estaba algo pálida y con ojeras, pero era el resultado de un fin de semana de fiesta ¿no?

-¿Te sucede algo Marina? -se atrevió a preguntar.

-No, nada -la castaña sacudió su cabeza como volviendo a la realidad- Tengo sueño.

-Eso es mentira -habló Camille de inmediato- Lo que sucede Kate, es que Marina está mal porque le mintió a su novio -rió en conjunto con Ashley, y Marco lo sintió como una ofensa terrible- Pero no se acordó de él en todo el fin de semana -volvió a reír.

-Cállate -murmuró ella- Disculpa Kate, es que bueno -acomodó su cabello de manera nerviosa- Le envié un mensaje a Marco y no me respondió, estoy algo preocupada, tan sólo eso -se encogió de hombros.

-¿Merecías que te respondiera? -quiso decir, pero no podía teniendo aquella peluca. Por lo que respondió:

-No te preocupes, de seguro debe estar ocupado -le respondió y fijó su vista unos metros más allá de la mesa en donde estaban comiendo.

La morena se acercaba con aquel movimiento de caderas.

-Ay Marina -dijo Ashley segundos después- Adivina quién viene ahí, la oveja negra -todas rieron a carcajadas, mientras él se preguntaba si aquel sobrenombre sería un chiste interno.

-¿Me he perdido algún chiste? -habló Hanna en cuanto llegó a la mesa- Digo, como para que se rieran a boca suelta -Marco se puso bastante tenso, aunque estuviera escondido dentro de la apariencia de Kate, se sentía como si estuviera al descubierto. No se fiaba mucho de la morena, cualquier palabra, cualquier acción por parte de ella, era muy peligroso.

-No te has perdido de nada querida -respondió Marina que sorpresivamente el color le había vuelto al rostro- Nos reíamos de un chiste entre nosotras, si quieres podrías sentarte aquí -apuntó a su lado- y podríamos contártelo -sonrió falsamente- ¿Quieres?

-¿Qué si quiero? -respondió ella burlona- Claro que no, ya te he dicho, yo no soy como ustedes, o mejor dicho como tú -Marco trató de analizar bien estas últimas palabras, ¿a qué se refería con aquello?- Sentándome con ustedes quizás que cosas me pasen y no querida, no me expondré a ello.

-¿Entonces a qué debemos tu -pensó un poco- encantadora visita? -Marina la miró seria.

-Pues vengo a buscar a Kate -sonrió y todos fijaron su vista en él, que hasta ahora había pasado desapercibido- ¿Podrías acompañarme? -él se estaba parando de la silla, pero la voz de su novia lo detuvo.

-Ella no irá a ningún lado -la encaró- Está comiendo, espera unos minutos después la buscas.

-Tú no eres nadie para mandarme -respondió la morena- Kate acompáñame, ¿si? -lo miró con aquellos ojos grises y entonces, pareció volver aquel hechizo.

-He dicho que.. -Marina fue interrumpida por Ashley.

-¡Ya basta! -exclamó la otra rubia- Dios, quiero comer tranquila, así que -fijó su vista en Marco- ¿Quieres ir con ella Kate?

-Sí Kate -habló la morena- ¿Quieres venir conmigo?

Nunca antes se había sentido tan aprisionado y nervioso, la mirada que le brindaban cada una de las presentes le causaba escalofrío. La mirada de Marina le decía, 'Kate, no vayas por que te mato', la de la morena era 'O vienes o vienes' la de Ashley era 'Vete Kate, quiero comer'

-Yo -acomodó el pelo falso de la peluca, miró nuevamente a todas y se fijó más detalladamente en Hanna, una sonrisa torcida lo estremeció- Lo siento chicas, en un momento vengo -se paró de la mesa mientras Marina lo miraba ofendida.

Prácticamente la había humillado.

Siguió sus rápidos pasos hasta uno de los corredores donde se encontraban los salones.

-¿Para qué querías que viniera? -le preguntó con voz normal al ver que el pasillo estaba solitario.

-Para molestar a Marina -rió- ¿Viste su cara? -siguió riendo y Marco quiso taparle aquella boca, aunque le causó un poco de gracia la risa de la morena, no pudo evitar sentar cabeza y pensar que la actitud de ella era muy infantil.

-¿Es en serio? -la miró en lo que podía decirse 'serio'- Dios, eres muy infantil Hanna.

-Bueno ya, cálmate Marco -paró de reír- No sólo te llamaba por eso -abrió un casillero que parecía ser el suyo, ¿por qué él no tenía uno?- Tengo tareas de matemáticas -sacó un cuaderno y Marco abrió los ojos sorprendido, ¿ella no podía...?- Soy un cero a la izquierda en funciones cuadráticas, así que toma -puso el cuaderno en sus manos- La necesito para mañana, es algo larga así que pues empieza -se dio media vuelta- Adiós guapo -caminó perdiéndose en el pasillo, Marco no tuvo tiempo de reclamarle pues ella ya había desaparecido.

Tres días después, tenía doble tarea de Biología, doble tarea de Química, doble de Historia y doble de todo.

Parecía un esclavo, se dijo mientras escribía en los cuadernos.

Los días habían pasado en vano, no había descubierto nada y es que al parecer Marina, tenía muchísimo cuidado ahora en mantener su secreto. Nunca mencionaba nada respecto a ello delante de él.

Pensaba que teniendo conversaciones entre chicas iba a poder sacar algo de información, pero al contrario, Marina no soltaba nada y es más, estaba muy callada y casi ni conversaba.Tendría que seguir intentándolo.

Se rascó la nuca mientras movía la mano que a estas alturas estaba acalambrada. Suspiró mirando alrededor de la habitación, estaba solo. Débora e Isco casi nunca pasaban por la habitación y comenzaba a pensar que algo había ocurrido ahí.

Hanna estaría a punto de llegar por lo que decidió seguir copiando la maldita tarea.

Se concentró en ella y no se fijó que la morena había entrado en la habitación que por precaución ahora siempre la mantenía con seguro.

-Te ves muy bien sin esa peluca horrible -escuchó un susurró que le erizó la piel- Tienes el cabello muy lindo, no te lo cortes.

Giró su cabeza encontrándose con la morena muy de cerca.

Suspiró y la miró fijamente.

Y de nuevo el hechizo.

Y de nuevo se perdió.

Y de nuevo no se arrepintió.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora