Capítulo 55

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Hanna sonrió frente al espejo de su habitación, estaba cambiando y le gustaba aquello. Con catorce años ya era una señorita que le interesaba la música, le gustaba leer y salir con chicos. Como todos los años había ido a visitar a sus abuelos, y a su mejor amiga. Se encontraba en la casa que tenían sus padres en Murcia, Kristinne había ido con su madre y Andrew estaba con sus amigos.

-¿Entonces de qué querías hablarme? -le preguntó a Marina que estaba tras ella en su cama acostada.

-De que han pasado muchas cosas este año -Hanna se dio vuelta y se sentó frente a ella confundida- Debo preguntarte algo.

-Dime pues -se encogió de hombros ella.

-¿Te gustan los chicos? -le preguntó y Hanna frunció el ceño. ¡Obvio que le gustaban!

-Pero obvio que me gustan boba -ella rió- A nosotras las chicas nos gustan los chicos -sonrió.

-No siempre es así -murmuró Marina y la miró de arriba a abajo- Hay veces en que a las chicas le gustan las chicas -Hanna la miró confundida.

-Me estas tratando de decir.. Que te gustan las mujeres.. -se acercó a ella y la miró fijamente.

-Te estoy tratando de decir que me gusta una chica -Hanna se paralizó- Estoy tratando de decirte que me gustas -Hanna se alejó de ella y se paró. ¿De qué hablaba Marina? ¡No podía ser cierto!

-¡Somos mejores amigas! -exclamó la morena- Tú estás confundida. ¡No sabes lo que quieres! ¡No te puedo gustar!

-Yo sé lo que quiero -se acercó a la morena y la acorralo mientras se miraban, Marina en un movimiento rápido la empujó hacia la cama y se montó sobre ella- ¡Si me puedes gustar! -la tomó por los brazos- Eres perfecta -susurró y comenzó a acercarse.

-¡Aléjate! -se movió- ¡Suéltame!

-Eres linda, y yo sé que puedo gustarte -no la dejó protestar porque se acercó más y rozó sus labios al mismo tiempo que liberaba los brazos de ella, y alguien entraba a la habitación.

-¿Qué son esos gri....? ¡Hanna! -exclamó Andrew, su padre.

-Papá -rápidamente ella se paró de la cama, al igual que Marina- ¿Qué haces aquí? yo pensé que estabas con tu amigos y.. -la interrumpió.

-¿Qué mierda estaban haciendo? -preguntó enojado- ¿Por qué se estaban besando?

-Papá yo puedo explicártelo -habló ella asustada.

-¡Hazlo! -exclamó él.

-Marina, llego y comenzó a decirme cosas raras y quiso besarme y.. -habló nerviosa.

-¡Eso es mentira! -habló la castaña mirando al padre de Hanna- Yo le explico Hanna -la miró- Desde hace meses me ha llamado diciéndome cosas raras, me dice que me quiere, que me extraña. Y hoy cuando por fin nos vimos, me dijo que le gustaba.. Trató de besarme y forzarme y.. -suspiró 'acongojada'- Señor Andrew hable con su hija, tiene serios problemas, quiere ser lesbiana y yo he quedado muy asombrada ante su comportamiento -sonó convincente.

-Te creo -habló el castaño serio- Pero deberías irte, tengo que hablar con Hanna.

-Sí señor, pero no hable con mis padres sobre esto, ellos se morirían de la vergüenza y me castigarían si supieran esto, ¿no lo haga si?

-No lo haré, Marina -suspiró, la castaña miró por última vez a la morena y salió por última vez de aquella casa.

-¡En que estás pensando Hanna! -gritó él sin dejarle hablar- No te hemos criado así. ¡Nunca creí que actuarias de esta forma! -volvió a gritarle y ella tuvo ganas de llorar- Por lo que he visto, lamento decirte que me has defraudado.

-Papá, yo no -la interrumpió.

-¡Tú nada! -gritó- Que dirían mis superiores si supieran que tengo una hija lesbiana. Los padres de Marina, son importantes y tienen mucha influencia, ¿te imaginas si supieran esto? -ella quiso decirle que no era aquello, pero no pudo- ¡Es inaceptable! ¡Me has decepcionado terrible!

-Papá por favor, yo no -de nuevo no la dejó hablar.

-Hablaré con tu madre -se dio media vuelta- Me da asco tener una hija como tú -dicho esto salió por la puerta y ella se quedó ahí con las lágrimas rodándole por la cara.

Quiso explicarse, pero no pudo.

-Juro Marina Muntaner, que me las pagarás -susurró para si misma.

Horas mas tarde y luego de discusiones, gritos y malos entendidos, Andrew Graham se volvía para Madrid y Hanna era consolada por su madre.

-Llora mi amor -acaricia su cabello- Llora todo lo que quieras -Kristinne reprimió un sollozo, ella debía ser fuerte por su hija.

-No te atrevas a meterme en este asunto Marina, ya no -habló firme- Yo no tengo culpa de las estupideces que haces, ya no.

-Hanna -susurró- ¡Eres una traidora!

-Y tú una mentirosa -la miró fijamente- Él se merecía saber la verdad -apuntó a Marco.

-¿Tú sabías que Kate era Marco? -preguntó.

-Sí -sonrió- Lo sabía, y lo ayudé a que te descubriera. ¡Él no merecía esta farsa!

-¡Te odio! -se iba a abalanzar sobre ella, pero Marco se interpuso.

-¡Aléjate Marina! -la paró- No culpes a otras personas sobre tus actos, no seré tu títere, no seré tu juguete ni tu pantalla frente a tus padres, terminamos y espero no verte jamás en mi vida -dijo frío y se dio media vuelta y miró a la morena- Podrías haberme ahorrado el espectáculo que me he mandando en el instituto, eh.

-Marco... -comenzó a decir la morena.

-No digas nada -susurró- He hecho el ridículo durante un año y no noté nada. ¡Soy el tonto más grande! -exclamó- Pero gracias por la nota, adiós -con paso cabizbajo salió de la casa y golpeo con fuerza la llanta de su auto- Maldita sea.

-Te dije que me las pagarías -le dijo Hanna a Marina- Al final la verdad se sabría -no esperó que dijera nada y salió de la casa para alcanzar a Marco, pero fue imposible, él ya se había ido.

Por una parte se sintió bien de que Marco descubriera todo, ya era hora, una persona no podía ser engañada así. Quizás al principio cuando descubrió a Marco, hubiera querido que no se enterara de aquello, pero el castaño era un chico bueno y había aprendido a conocerlo.

Simplemente quería lo mejor para él. Sin embargo, no había quedado totalmente satisfecha, había sentido que él había quedado resentido con ella o enojado, era una sensación extraña en el pecho.

Se bajó de su moto, se sacó el casco y entró a su casa. Había sido un día terrible y agotador, sólo quería dormir un rato y luego hablaría con Marco, a como fuera lugar.

Oyó voces en la cocina y se extrañó, ¿con quién estaría su madre?

Se dirigió a paso lento hacia la cocina y quedó paralizada al ver a la persona sentada en la mesa. Reconocería a esa cabellera castaña en donde fuera y también esos ojos grises, porque ella igual los tenía.

Su padre estaba ahí.

Un problema nuevo.

Su pasado hacía presencia en su presente, y el presente iba a repercutir en su futuro.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora