Ni el golpe de la puerta azotándose, ni la presión que sintió en el pecho logró sacarlo de las dos emociones que experimentaba en aquel momento. Miró la puerta nuevamente como si esta pudiera darle una respuesta o pudiera darle un consejo, pero no, sólo era un trozo de madera bien hecho.
Le pego un puño a la pared tratando de liberar la rabia que sentía en aquel momento, pero sólo logró que se hiciera daño, otro puño y otro más y la rabia no se iba.
Hanna sabía que él estaba ahí para desenmascarar a su novia, a Marina. Ella estaba consciente de aquello, al igual que él estaba consciente de que Marina y la morena se llevaban mal y había un secreto o un pasado entre ellas que hacía que se pelearan y no pudieran soportarse nunca, pero.. Cómo iba a imaginarse que aquello tendría que ver con él. Y mucho menos que la morena supiera aquella verdad que buscaba desesperado.
Hanna sabia toda la verdad, conocía cada detalle de su novia y no se lo había mencionado, no le había contado nada, y eso era lo que más lo molestaba. Él pensaba que había quizás una confianza con ella como para poder contarle aunque sea algo, pero no. ¡Ella no confiaba en él! Y eso ahora lo tenía más que claro.
No quiso bajar al comedor para reunirse con las chicas, ni tampoco quiso tomar las clases de la tarde, se sentía aturdido, enrabiado y culpable.
Recostado con su ropa normal, sin aquella falda molesta ni esa polera ajustada, trataba de menguar aquellas emociones, pero poco le resultaba.
<<Cobarde>>
Esa palabra resonó en su mente, recordó el rostro de la morena que tanto le gustaba y se sintió fatal al haberla tratado tan mal, pero la rabia que sintió y seguía sintiendo en aquel momento lo había cegado dejándolo totalmente fuera de sus casillas.
Y era en estos momentos donde se cuestionaba todo, ¿realmente era un cobarde? ¿era un cobarde por no preguntarle a su novia si lo engañaba? Si se lo preguntaba de esta manera sonaba totalmente lógico y hasta tonto, pero estando disfrazado de chica había podido descubrir que Marina era una gran mentirosa, que ella tenía el no tan buen don de decir una mentira y que pareciera totalmente cierta. Era por esto que aquella pregunta sería correspondida con una mentira quizás.
También se cuestionaba el hecho de estar en aquel instituto y estar viviendo la experiencia más loca y descabellada que se le hubiera podido ocurrir, ¿realmente Marina merecía que él estuviera ahí disfrazado de mujer en vez de estar estudiando o trabajando? Ahora tenía una respuesta a eso y era no. Marina no merecía que él estuviera ahí por ella, pero sí lo merecía el año de mentiras que estuvo viviendo junto a ella, el año perdido que estuvo a su lado, el año que creyó estar enamorado.
A la vez quería disculparse con ella, con la morena, se sentía terrible y muy culpable al pensar que le había hecho daño, al pensar que le había gritado.
Quería salir por ese trozo de madera, bajar las escaleras, buscar a la morena, tomarla por la cintura y pedirle disculpas hasta más no poder, y no la soltaría hasta que lo disculpara, luego la besaría y lograría de todo para sacarle una de esas sonrisas que suelen hacerlo sonreír como bobo.
Pero había algo en ese momento que lo impedía y ese era su orgullo. No soportaba el hecho de que ella pudiera saber la verdad que había buscado desde que llego ahí. ¡No lo soportaba!
Reflexionando unos minutos más tarde, llegó a la conclusión de que debía hacerlo, quisiera o no, debía hacerlo, le pediría perdón y trataría de convencerla para que le dijera la verdad.
Cuando el sol cayó tras el océano y las primeras estrellas comenzaron a aparecer Isco y Deb entraron a la habitación, riendo entre ellos.
Marco los observó y sintió envidia hacia ellos, el reía así con ella, con su morena.
Recordó cuando la besó por primera vez y se sintió desfallecer, recordó cuando la besó con fuerza y una pasión inexplicable, cuando recorrió su cuerpo y casi terminan teniendo sexo.
El recuerdo de él defendiéndola de aquel tipo en la fiesta, también llegó a su mente y tuvo un leve sonrojo, durmió con ella en la playa y eso nunca lo había hecho a pesar de ser un chico que antes no cumplía las reglas.
En casi un mes, había hecho cosas que con su actual novia no había hecho nunca, y se sentía confundido por aquello también.
-¿Por qué no fuiste a clases? -lo sorprendió Isco.
-Me sentía mal -mintió, que a estas alturas lo hacía muy bien- Y no bajé -se encogió de hombros y volvió a acostarse en su cama.
Cuando ya era hora de que las alumnas del instituto fueran a dormir, sintió como la puerta de la habitación se abría y la morena entraba rápidamente con dirección al baño.
Nadie le tomó atención más que él, Deb estaba con su cámara fotográfica e Isco estaba metido en su computadora, y él era el único que había podido verla.
Mientras escuchaba el agua correr del baño se puso a pensar en las palabras que utilizaría para disculparse. "Hanna te pido disculpas, de verdad yo no quise." No, no, esas palabras sonaban muy típicas. "Hanna por lo de esta tarde, yo de verdad lo siento, no quise hacer eso y bueno, yo no.." No, eso daba muchas vueltas y revueltas y para cuando fue a darse cuenta, Hanna ya había salido del baño con un pantalón de buzo, había dirigido unas cuantas palabras a la pelirroja y se había acostado con audífonos agotando todas las posibilidades de hablar con ella.
Suspiró y entró al baño a lavarse los dientes, por un segundo pudo sentir el rico olor de Hanna, apretó los puños evitando cometer cualquier locura y se colocó su pijama que era un buzo también.
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Enamórate || Marco Asensio ~ Adaptación
Fanfic¿Crees estar enamorado? ¿Estas seguro Marco? La obsesión de este chico por su novia, lo hace cometer locuras muy grandes. Inseguro de sí mismo, cree que su novia no le corresponde en sentimientos, por lo que comienza a pensar que ésta lo engaña. Lle...