Capítulo 39

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Quiso arrepentirse de haber aceptado en cuanto vio como iba a ir vestida a la dichosa fiesta, una falda negra ceñida a sus caderas hacía que sus piernas se vieran más estilizadas, una polera holgada negra hacía resaltar sus pechos, una chaqueta de cuero cubría sus brazos por el leve viento que a veces salía en Murcia.

Maquillada y peinada se veía como una diosa, una diosa salvaje.

-Se supone que ayer golpeaste a mi novia, debes estar herida y golpeada también, tienes que estar descansando -le dijo mientras conducía hacía el club- En vez de eso, vas guapísima a una fiesta a divertirte.

-Nada de descanso -murmuró con voz lenta- Nada me hará perder ir a una fiesta y gracias por el cumplido, tú también vas muy guapo -se sobresaltó al sentir la mano de Hanna en su pierna acariciándola, la miró por un segundo y ella sólo le guiñó un ojo, juguetona.

Música fuerte, alcohol por todas partes, luces de un lado a otro y jóvenes disfrutando.

El club frente a la playa estaba lleno de jóvenes alocados que querían divertirse y olvidarse de todo.

Muchas miradas hambrientas se posaron en la morena de ojos grises que acababa de entrar, Marco quiso ponerse frente a ella para que nadie la mirara y se extrañó nuevamente ante esta sensación.

-Bien -la morena lo miró y se acercó mucho más a él para hablarle- Iré por allá -apuntó donde estaba el Dj- Haz lo que quieras, nos encontramos más tarde -quiso tomarla por el brazo y pedirle que se quedara con él, pero ella se había marchado rápidamente.

Miró a su alrededor y todos bailaban y se divertían, él también tendría que hacerlo.. Así se distraería un poco.

Fue a la barra y pidió un vaso de vodka, lo tomó mientras charlaba con una rubia preciosa.

Otro vodka y dos cervezas, y estaba un poco mareado, tan sólo un poco....

-¿Entonces bailamos? -le preguntó aquella chica.

-Por supuesto -la llevó a la pista de baile y comenzaron a moverse al ritmo de la música.

Se olvidó de todo en esos momentos, de Marina, de la morena, del instituto, de todo y disfrutó.

Sintió ganas de orinar y fue al baño.

Su celular sonó y contestó antes de salir, pues sería mas cómodo ya que afuera no se oía nada por la música fuerte.

-Hola -habló él en un tono fuerte.

-¿Marco?, hijo -se sorprendió al escuchar a su madre.

-Hola mamá, ¿sucede algo? -preguntó algo inquieto.

-Sí hijo -escuchó un silencio- Es que ha venido alguien a visitarte y quería preguntarte si te falta mucho por llegar, o si ya estas aquí y puedes venir a casa -¿quién estaría en su casa?

-¿Quién ha ido a visitarme mamá?

-Marina, cariño -quedó estático- La encontré afuera tiritando de frío, me preguntó por ti y yo le dije que no habías venido hoy, le di un poco de café y está sentada en la sala -Marco suspiró tratando de controlar sus emociones- ¿Podrías venir?

No le costó procesar la respuesta, la tenía clara.

-No mamá, estoy ocupado ahora -habló firme- Págale un taxi o qué se yo, y dile que se vaya, yo no llegaré por ahora ahí.

-Pero Marco, ella dice que no se han visto en días y que no le has contestado las llamadas -habló preocupada- ¿Sucede algo malo hijo?

-Nada de que preocuparse mamá, dile que pudiste comunicarte conmigo pero que no iré esta noche -suspiró nuevamente- Gracias por llamarme y mañana te veo, te amo, adiós.

-Adiós hijo -respondió su madre y cortó.

¿Qué hacía Marina a la una de la madrugada en su casa?

¿Qué se traía entre manos?

Cualquier cosa que fuera, él no caería ante su juego, claro que no.

Salió del baño mirando hacia todas partes.

Encontró una escena que le molestó.

Hanna bailando con un chico muy juntos, muy apretados...

No despegó la vista de la pareja mientras iba a la barra a pedir otra maldita cerveza.

¿Quién se creía aquel tipejo para tocarla así?, se preguntó molesto.

La música resonaba cada vez más fuerte y ellos no se separaban para nada. Aquel tipo le besaba el cuello y acariciaba la cintura firmemente.

Cintura que yo también acaricié, se dijo.

Apretó los dientes al igual que sus manos lo hicieron con la lata de cerveza, y entrecerró los ojos mirando solamente a su morena.

Hanna miró al chico y le sonrió, él en respuesta se acercó a ella y la besó...

¡Mierda!

Comenzó a caminar en su dirección enfurecido. ¡Ese chico la estaba besando!

Labios que también besé, volvió a decir.

Lo tomó por los hombros y los separó.

-¡Suéltala idiota! -lo agarró ante la mirada sorprendida de Hanna- ¿Quién te ha dado el derecho de besarla así idiota? -gritó.

-¿Y tú quién eres? -gritó él- Que yo sepa ella no se resistió y -cortó sus palabras pegándole un puñetazo fuerte en su mejilla y le dijo una vez que volvió a tomar la compostura.

-Yo soy... -respiró agitadamente- Yo soy su novio imbécil, y no la vuelvas a tocar -volvió a pegarle y él no dudó en devolverle el golpe también. Algunos jóvenes se acomodaron alrededor viendo tal pelea.

-¡Marco! -intervino ella- ¡Basta! -como pudo se puso entre medio del castaño y del otro chico que ni si quiera conocía su nombre- ¡Marco basta!

-¡Déjame matar a este tipo! -Hanna se puso frente a él intentando que no atacara nuevamente al otro chico- ¡Te estaba tocando! -exclamó fuerte.

El alcohol, la música, y ver aquella escena claramente no le había hecho nada de bien a Marco.

-Ya, ya -lo calmó la morena- Ahora vámonos, antes de que te saquen a patadas de aquí -lo tomó por la mano y rápidamente se escabulleron hasta la salida.

Una vez fuera respiró pausadamente y vio a la morena algo borrosa, su vista se nublaba, definitivamente estaba borracho.

-Eres tonto, ¿sabes? -habló ella mientras caminaban- No debiste hacer eso.

-Te estaba besando -gruñó- Pero bueno, no puedo conducir y tú tampoco, así que -miró a la playa- ¿Vamos? -apuntó a la arena.

-Claro tonto -ella rió como loca bajo los efectos del alcohol- Mi tonto -volvió a reír y lo besó lentamente, haciendo combinar el aliento a alcohol de ambos.

A las cuatro de la madrugada ambos se quedaron dormidos, sobre la arena, abrazados.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora