Capítulo 60

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-Te dignas a llamar eh -oyó la voz grave de su primo mayor- Estuve marcándote, pero nada, pensé que estarías despierto, ¿o estás en plena resaca? -una risa grave se hizo presente en la conversación.

-Algo parecido -miró a la morena, que con un gesto indiferente, comía un trozo de pan- No sentí el celular, lo siento.

-Ya no te preocupes, me dijo mi tía que me andabas buscando, ¿necesitas algo? -era ahora o nunca, debía pedirle ayuda.

-Recordando tus tiempos mozos, ¿aún sabes falsificar cartas y certificados? -se sentó en la cama, y la morena le quedó viendo algo absorta.

-No lo hago hace tiempo, pero bueno si sé hacerlo aún. ¿En qué lío te metiste? -carcajeó.

-Digamos que hice algo, que nunca debí haber hecho -dejó de mirar a la morena y fijó su vista en un punto nulo de la pared de su habitación- Y ahora necesito un certificado de transferencia de estudios, para dos chicas -cuando fuera a verlo, le contaría todo en detalle, pero en cierta parte la mirada de Hanna lo incomodaba un poco- Hacia cualquier ciudad, cualquier lado, y bueno dos cartas de poder, ¿puedes? -rogaba que sí, porque si no, no sabría que haría para salirse del instituto.

-Sí, sí -dijo algo pensativo- ¿Para cuándo lo necesitas?

-Pronto, muy pronto -respondió.

-Está bien, ahora estoy en la tienda, anda más tarde a mi casa y me cuentas bien el lío, me dices los nombres y bueno, dependiendo de que tan pronto lo quieres los hacemos inmediatamente.

-Gracias primo -sonrió el castaño- Eres genial, eh.

-Ya lo sabía -rió- Te veo más tarde bro.

Colgó su celular con una sonrisa en su rostro, pronto olvidaría aquel capítulo tan vergonzoso de su vida, y bueno, no sabía muy bien que haría ahora, pero tenía tiempo y mejor aún, era libre.

-Entonces definitivamente, Kate Benson desaparecerá -oyó la voz de la morena frente a él.

-Sí -dijo con un tanto de seriedad en su voz- Nunca debió haber existido -bajó la vista hacia la alfombra y vio su polera tirada, la recogió y se la puso rápidamente.

-Si tú lo dices -susurró la morena- Marco -el castaño la miró- ¿Qué te sucede?

-¿Debería sucederme algo? -cierto sarcasmo apareció en él.

-Marco -la morena se acercó a través de la cama, no pudo evitar mirar su cuerpo, aquel maldito cuerpo que provocaban un sin fin de pensamientos sobre lo bueno y malo que podría hacerle- Sé que debes estar confundido sobre el tema de Marina, pero debemos hablar, debes saber lo que yo sé, debes saber todo.

-¿Ahora cierto? -preguntó- Ahora que ya no queda nada, ahora que todo salió a la luz, ahora que todo se ha perdido.

-Marco -intentó interrumpirlo, pero él ni si quiera la tomó en cuenta.

-Podrías haberme dicho todo eso a penas me viste sin la peluca de Kate, podrías haberme contado todo, pero no -agitación apareció en su voz- No hiciste nada, es más ¡Me chantajeaste! me usaste como tu sirviente personal.

-¡No! -exclamó fuerte- ¡Yo no debía decírtelo! no era mi responsabilidad, no era la persona correcta -suspiró- ¡Te ayudé! me di cuenta de que eres un buen chico Marco, debías saberlo y por eso te dejé ¡La maldita nota en tu auto! -respiró exasperada.

-¿Te pesó la conciencia? -dijo irónico.

-¡Por supuesto que no! -volvió a exclamar- Sólo, sólo me di cuenta que no merecías estar en el sucio juego de Marina.

-Sucio juego, claro -carcajeó.

-¿Por qué vienes con esto ahora? -se paró de la cama y comenzó a buscar su ropa rápido- ¿Por qué no me lo dijiste anoche, eh? en cambio terminamos haciendo el amor hasta la madrugada -se puso su buzo y luego buscó su polera.

-¿Hacer el amor? -preguntó sarcástico- ¡Dios! Hanna es sólo sexo y eso no tiene nada que ver con tu silencio respecto al tema de Marina -Hanna detuvo su búsqueda al oír esas palabras y lo miró perdida, ¿sexo?- Y vístete, te llevaré a tu casa.

¿Así sin nada más?

Hanna sintió una leve molestia en su estómago, pobres polillas, pensó.

Marco no le volvió a hablar, y ni si quera terminó el desayuno que con suerte había empezado. ¿Realmente estaba tan molesto?

Había llamado sexo a lo que habían hecho, y estaba segura de que algo había cambiado. ¿Por qué antes le había dicho que habían hecho el amor? ¿Por qué antes había incluido sentimientos? -según ella- ¿Por qué ahora le resultaba tan destructivo que él le llamara así a algo que le resultaba tan bonito y placentero a su lado?

Bajó las escaleras una vez arreglada y se despidió de la madre de Marco con una sonrisa tímida y un adiós corto. Se encaminó al auto de Marco, y este la esperaba dentro. Se subió y Marco comenzó a conducir, era ahora o nunca, debía decirle toda la verdad.

-Conozco a Marina desde hace años -Marco que miraba serio hacia al frente pareció no tomarla en cuenta, pero ella siguió hablando- Viví en Madrid casi toda mi vida hasta hace cuatro años -Marco tomó un poco más de atención a sus palabras y decidió no interrumpirla- Venía todos los veranos aquí a Murcia, a visitar a mis abuelos. Un verano cuatro años atrás, me reencontré con Marina, era mi mejor amiga -carcajeó con ironía- La mejor de todas, un día estábamos en mi habitación y ella comenzó a decir cosas extrañas, la miré raro y me dijo que yo le gustaba, en ese momento descubrí que mi mejor amiga era lesbiana -suspiró y Marco se asombró, la miró unos minutos durante un semáforo en rojo- Fue extraño y casi traumático -unas bocinas atrajeron a Marco hacia la realidad, y partió el auto de nuevo- Se me insinuó y quiso intentar algo conmigo, pero en ese momento mi padre entró a la habitación, se sorprendió y Marina como una cobarde me echó la culpa, diciendo que era rara, que tuviera cuidado conmigo, mi padre como un militar de mente cerrada le creyó y me trató pésimo -miró la ventana mientras una lágrima se escapaba por su ojo derecho- Fue el peor día de mi vida, él peleó con mamá y se volvió a Madrid, nosotras nos quedamos aquí y nunca más lo volví a ver -Marco al terminar el relato estacionó frente a la casa de la morena- Juré ese día que ella me las pagaría alguna vez, y en cierta parte creo que ahora todo ha quedado saldado -suspiró con tristeza ante los recuerdos de su mente- Siento no habértelo dicho antes, pero odio tanto a Marina que aquello me cegó ¡Ella arruinó mi vida! pero no te preocupes, todo esta bien, sólo.. sólo lo siento, ¿si? -dicho esto, abrió la puerta del auto de Marco, pero no pudo salir ya que una mano la atrapo por el brazo.

-Todo ha sido horrible -murmuró en cuanto ella lo miró a los ojos- Debió ser terrible -ella asintió con lágrimas en los ojos- No sé como pude creer estar enamorado de una persona tan vil y tan mentirosa como Marina, tú no te preocupes si, sólo -suspiró cansado- Estoy agotado sobre este tema, no quería gritarte ni nada de eso, sólo fue un intento desesperado de buscar un culpable ante esta situación -soltó su agarre y la acarició su mejilla- Pero tú no eres nada culpable, eres otra víctima como yo -se acercó a ella y besó su frente, demorándose más de lo que el acto ameritaba- Ahora entra que debes ver a tu madre.

-¿Es una despedida? -dijo ella.

-Es un nos vemos pronto -sonrió él y besó sus labios- Anda bonita entra, te llamaré -le guiñó el ojo.

-¿Seguro? -él asintió- Está bien, nos vemos pronto -dicho esto salió del auto, cerró la puerta tras suyo y se encaminó hacia la puerta de su casa y entró.

Marco prendió el auto y se preguntó si de verdad la llamaría el próximo fin de semana.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora