A veces las personas no suelen llamar mentiras a estas mismas. Para ellos son distorsiones de la verdad, omitir información o simplemente guardar en el silencio aquella gran realidad que puede resolver un problema del tamaño de un buque.
Diciendo la verdad, muchas cosas podrían ser aclaradas. Si tan solo las personas fueran sinceras, si tan solo no existiera el verbo mentir...
-Tengo una pregunta -rompió el largo silencio que habían tenido desde que Hanna le había dicho que condujera hasta el camino hacia la habitación- Marie o Isco llegará en cualquier momento, ¿le diremos que tú ya sabes la verdad? -preguntó.
-Sí -murmuró ella- Pero a Deb no, bueno no aún, ella es muy -pensó un poco- Susceptible a temas reveladores, si así podría llamarse -aquello era cierto, y muestra de ello era la golpiza que le había propinado a Camille hace un año- No reacciona muy bien, pero no te preocupes yo me encargo de ella -metió la llave en la cerradura de la habitación- Eso sí, no andes de Marco frente a ella y todo el lío.
-Claro que no, no soy tan tonto -murmuró mientras ambos entraban en la habitación donde la noche anterior habían compartido más de algunos suspiros.
Una hora más tarde, Isco o mejor dicho Marie entraba en la habitación algo abatido.
Al parecer había tenido un buen fin de semana y es que aquel castaño no se perdía ninguna oportunidad con las mujeres, fiestas, chicas y fiestas era su lema. Marco lo conocía tan bien que hasta con tan sólo mirarlo podía imaginar que había tenido un buen sexo, pero no era que... ¿Le gustaba Débora?
Isco se sentó en su cama y estuvo tentado a sacarse la ya no tan molesta peluca, pero se dio cuenta de que no estaba sólo. La morena más guapa que había visto en su vida estaba en su cama, escuchando música desde su celular, giró su vista hacia la cama contigua a la suya, su amigo lo observaba detalladamente.
-¿Qué? -preguntó con voz suave.
-Hola, como estás Marco -trató imitar de su voz- Bien, ¿y tú Isco? -hizo una pausa mientras el castaño rodaba los ojos- Muy bien, tuve un fin de semana de puro -lo interrumpió.
-Ya hombre -rió- ¿Cómo estás?
-Me siento igual que cuando cumplimos 16 y tuve que pagar la maldita apuesta de salir desnudo a la calle -hizo una mueca- Renegado, presionado y muerto de miedo -no pudo evitar soltar una pequeña risa al recordar tan incómodo momento.
-¿Por qué? -preguntó- ¿Qué te sucedió? -Isco lo miró directamente a los ojos.
-Ya lo sabrás -le dijo y con la mirada apuntó a Hanna que estaba entretenida aún en su celular.
Isco no entendió porqué el estado de ánimo de su amigo tenía relación con Hanna, pero en lo menos que canta un gallo lo sabría.
Hanna apagó el reproductor de música y se fijó en la hora, Débora no tardaría en llegar por lo que tendría que hablar con los dos hombres si así podía decirles en ese momento, que tenía en frente.
-Hey -se sentó en la cama- Has llegado Marie -le sonrió.
-Eh si -algo confundido Isco contestó, para luego añadir- ¿Cómo estás?
-Yo -se paró de su cama para dirigirse a la del rubio- Bien, pero tengo una duda -se sentó a su lado mientras acariciaba la peluca rubia- O bueno, un sueño mejor dicho -rió y Marco que observaba todo trató de imaginarse todo lo que vendría ahora.
-¿Si? -respondió Isco muy confundido y nervioso- ¿Cuál es?
-Siempre he querido -se acercó a su oído- Hacerme pasar por un chico y meterme en un instituto de hombres -rió para luego alejarse- ¿No te parece genial esa idea?
-Sí.. es genial -murmuró Isco y miró a Marco buscando alguna explicación de porqué la morena le hablaba así, pero éste último no tenía mucha expresión en su cara.
-Pero es algo loco, ¿no crees?
-Sí, muy loco -suspiró, pensando en que él estaba haciendo esa locura precisamente en aquel momento.
-¿Entonces por qué lo haces? -le dijo directa- ¿Por qué lo haces Marie o debo llamarte Isco? -el castaño abrió los ojos muy sorprendido mientras Marco reprimía una sonora carcajada al ver la cara de espanto de su mejor amigo.
-¿Qué has dich -paró al sentir como la morena le quitaba la peluca rubia, dejando al descubierto la corta cabellera de hombre- Oh..
-Sí, oh -se burló ella- Hola Isco -estaba completamente confundido, ¿Hanna había descubierto todo?
Trató de buscar una respuesta en su amigo, sólo logró encontrar un encogimiento de hombros de parte del castaño, anunciándole implícitamente que Hanna Graham sabía toda la verdad, y ya era hora de dejar de fingir.
-¿Sabe toda le verdad? -miró a su amigo- ¿Te ha descubierto?
-Sí -le contestó- Sabe todo -la simpleza de sus palabras lo confundieron.
¿Tan idiota podía ser Marco?, pensó segundos después.
-Entonces Hanna -la miró a ella nuevamente- ¿No hay que fingir no?
-No -respondió ella.
-Bien, entonces si me disculpan iré a sacarme esta molesta falda, se me están helando las piernas -rió, se paró con decisión de ir al baño pero un brazo lo detuvo.
-Alto ahí castaño -se fijó en unas lindas uñas que agarraban su antebrazo con decisión- Supongo que después sabrás todos los detalles de como descubrí a tu amigo -rió suave- Pero por ahora te diré algo, en cualquier momento puedo decirle a todos de que en este prestigioso instituto de chicas hay dos hombres infiltrados -Isco se puso bastante serio- Pero por ahora no diré nada siempre y cuando tú cumplas una cosa.
-¿Qué cosa? -susurró.
Hubo un silencio corto, Hanna se acercó a él y por un momento pensó que lo iba a besar, pero no. Sus labios se dirigieron a su oído izquierdo y murmuraron unas palabras.
Palabras que sólo escucharon ellos dos y que dejaron bastante confundidos a Marco e Isco. Al primero por el hecho de que Hanna se haya acercado al castaño tanto para decirle quien sabe que cosas, ¿por qué el no debía también saber aquello? Y al segundo por el significado de tales palabras, ¿a qué se refería con...?
Días después descubriría el verdadero significado de sus palabras.
Lunes por la mañana, y la clase de literatura con la profesora Graham estaba bastante entretenida. Nunca había leído un libro de García Lorca, pero aquella obra de tres actos que le había entregado Kristinne lo tenía muy ocupado.
La infidelidad por parte de la protagonista, los dos amores que tenía y la presión de una boda cercana lo habían atrapado y quizás en alguna forma se preguntó que haría en lugar de la novia, es decir, estar entre la razón y el amor.
El simbolismo de Lorca le hizo pensar y reflexionar sobre muchas cosas, concentrado en la clase se olvidó de todo, hasta de Marina.
Pero no le duró mucho porque a la hora del almuerzo el grupo de Marina, Camille y Ashley lo habían invitado a almorzar. Aceptó obviamente, siguiendo el plan inicial de acercarse más a Marina, debía saber aquella verdad. Debía saber el secreto que la castaña le escondía, la verdad por la cual se había.... ¿Obsesionado por Marina? No, no, él estaba enamorado.
Situó el texto anterior en su mente, la novia había cometido una locura de amor para escaparse con su amante Leonardo -otro personaje de la historia- ¿Él había hecho lo mismo no?
Estar en aquel instituto era una locura, una locura de amor, ¿cierto?
Pero también era verdad que la locura no había resultado bien, la muerte del novio de la muchacha y Leonardo lo había conmocionado y le había hecho saber que también la mujer había tenido una obsesión con ser libre y poder estar con el hombre que en ese caso era el equivocado.
¿Sería Marina la equivocada?
Antes hubiera pensando en una respuesta totalmente negativa, pero ahora simplemente se lo estaba pensando bien.
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Enamórate || Marco Asensio ~ Adaptación
Fanfiction¿Crees estar enamorado? ¿Estas seguro Marco? La obsesión de este chico por su novia, lo hace cometer locuras muy grandes. Inseguro de sí mismo, cree que su novia no le corresponde en sentimientos, por lo que comienza a pensar que ésta lo engaña. Lle...