Capítulo 70

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Eras alguien a quien solía conocer.

No había luz, todo estaba oscuro y las cortinas estaban cerradas -menos mal, pensó- Levantó su cabeza unos centímetros y se fijó en la hora, no era muy temprano ni muy tarde pero no se preocupó de aquello ya que era domingo, era su unico día libre, por fin. Llevaba varias semanas trabajando para la floristería de su madre, se sentía feliz, aunque no era el trabajo soñado le pagaban y lo mantenía ocupado durante el día y eso era lo que importaba. Quiso volver a quedarse dormido bajo sus suaves sábanas pero no le resultó mucho, ya que ni un ojo pudo pegar después de varios minutos intentándolo. Se sentó en su cama y revisó su celular ya que últimamente las chicas solían perseguirlo mucho y anotaban sus números ahí. A veces quería borrarlos, ocupaban memoria, pero luego se arrepentía, quizás algún día le serviría para llamarlas cuando estuviera solo y necesitara compañía. Se levantó ya cansado y fue a su baño. Frunció el ceño al ver su cuello... Otra vez tenía marcas y esta vez eran muchas, por los dos costados tenía chupetones morados. ¡Diablo!

Al principio no le había tomado atención a las marcas que le dejaban las chicas, luego le habían gustado, ahora lo incomodaban seriamente. Su madre le preguntaba cosas y él no sabía como responderle y más de alguna vez habían tenido una pelea. Maria tenía miedo de que Marco se convirtiera en esos chicos los cuales jugaban con las chicas siempre, que no eran para nada serios y se les podía ver con mujeres distintas todos los días, sospechaba tantas salidas, tantas marcas. Y Hanna, la chica que lo había esperado fuera de casa alguna vez y que había provocado el cierto brillo especial que había visto en sus ojos, ya no venía. ¿Qué estaba sucediendo?

Le había preguntado varias veces, pero él no respondía nada y a veces dejaba el tema de lado para hablar de la floristería u otro cosa.

Marco ladeó la cabeza tratando de buscar la manera en que no se le notara nada. ¿Debía aplicarse maquillaje? ¿Usar una bufanda con el calor incipiente que aún había en la zona?

No, ninguna de las dos, se quedaría así y trataría de afrontar las preguntas que le hiciera su madre o alguna otra persona.

Un mensaje en su celular lo hizo detenerse en su carrera a vestirse. Abrió el mensaje de un número desconocido.

"Gran noche Marco, ojalá se repita.

Besos."

Sonrió unos pocos segundos porque luego se preguntó de quién sería el mensaje. La noche anterior había ido de fiesta otra vez como había estado repitiendo por casi un mes. De fiesta en fiesta ya era casi conocido en todas las discos de la ciudad y del estado, obviamente. Recordó que había llegado a la fiesta, había conversado con una chica rubia, había bailado y no había pasado mas allá de unos besos calientes, por lo que la rubia quedaba descartada. Luego había bailado con una chica alta y de cabello castaño, había pasado lo mismo con ella y hasta un poco más... Luego había conocido a una chica de pelo negro y piel extremadamente blanca con una sonrisa encantadora -por lo menos eso recordaba- habían ido al baño de damas y...

Sí, quizás fue ella, pero no recordaba su nombre, se encogió de hombros y borró el mensaje.

-¡Marco! -un gritó de su madre llegó hasta sus oídos- ¡El almuerzo está listo!

-Ya va -murmuró y se dio cuenta de que ya era bastante tarde.

Mientras se vestía se preguntó si sus amigos andaban con resaca, bueno, a excepción de su castaño amigo que no había salido con ellos, y extrañamente no salía con ellos desde hace semanas. Lo llamaban constantemente y él sólo decía que estaba ocupado o no podía. Estaba extraño y ya no lo llamaba y lo visitaba. Bueno, Marco tampoco podía visitarlo, trabajaba todo el día en la floristería y los fines de semana era la única oportunidad donde podía verlo, cosa que hasta ahora no había sucedido. Se quedó satisfecho con saber que pronto le hablaría o lo llamaría, ¿le habría sucedido algo?

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora