Quiso retroceder y salir corriendo hacia su habitación, meterse bajo su cama y esperar a que todo sucediera rápido, como cuando huía de sus problemas antes. Pero estaba grande, era mayor de edad y ya no debía huir de nada, los problemas debía enfrentarlos y ser fuerte.
Avanzó un poco y sus padres la notaron, los ojos grises de su padre, le detallaron con asombro y emoción, pero ella estaba totalmente nerviosa y confundida.
Apartó la vista de su padre unos segundos y miró a su madre, esta tenía un brillo especial en sus ojos y no era para más. ¡Su esposo había vuelto!
Hanna podía haberse negado a escuchar todas las noticias de su padre, o sus saludos o cualquier otra cosa, pero no era tonta y podía notar y escuchar cuando su madre hablaba con su padre y le decía que lo quería y lo extrañaba. Ellos seguían siendo esposos, y por esto Kristinne seguía usando el apellido Graham, Hanna sabía que habían peleado hace cuatro años, por culpa de ella, y sabía que a él le había costado volver a recuperar la confianza de su madre, pero lo que no le había costado era recuperar su amor, porque nunca lo había perdido. ¡Ellos están enamorados! desde hace años, su amor es un amor de esos que duran para siempre, de esos que no se destruyen fácilmente, y la morena solía admirar aquello. ¿Cuándo iba a encontrar un amor así?
Nunca, porque no quería encontrarlo, simplemente.
Su padre se paró del asiento y ella retrocedió por inercia, como si estuviera asustada, su madre notó aquel gesto y también se paró, debían hablar, era la hora de la verdad, la hora en donde Andrew y Hanna Graham debían aclarar todo.
-Hanna -murmuró su madre con una sonrisa- Mi amor, estás aquí -se acercó lentamente hacia ella.
-Sí -susurró- Estoy aquí.
-Pensé que tardarías más -ella habló, y su padre aún no decía nada.
-El problema se solucionó rápido -no quiso dar detalles, y no estaba mintiendo. ¿El problema de Marina se había resuelto cierto?
-Hola Hanna, ¿ya no saludas? -la morena se quedó estática, la voz de su padre seguía igual de grave, pero ella la notaba diferente, y eso se debía a los años en que no lo había escuchado. ¿Hoy era el día de recordar el pasado? primero Marina, con su lesbianismo y todo lo que conllevó el mantenerlo oculto, y ahora su padre estaba ahí como si nada hubiera pasado, como si no le hubieran dolido las palabras que le dijo, como si todo estuviera normal, pero no, claro que no. Hoy más que nunca recordaba todos los gritos de su padre, y todos los desprecios que le hizo.
Lo miró con el ceño fruncido y no lo saludó, ni si quiera habló y se dispuso a girarse para ir a la habitación- ¿Sigues igual de inmadura e irresponsable Hanna? -¿De qué estaba hablando su padre?
-¿Qué has dicho? -susurró- ¿Irresponsable yo? -se apuntó con una sonrisa irónica en la cara- ¡Debes estar demente!
-No me faltes el respeto -murmuró calmado- Si fueras responsable, no hubieras repetido el año y sino fueras inmadura serías capaz de aunque sea saludarme, niña -Hanna miró al hombre que tenía frente a ella con su cabello corto estilo militar y con unos ojos profundos y grises, él demostraba dureza y frialdad, pero ella sabía que él tenía su parte sensible, y es que ella lo admiraba, tiempo totalmente pasado.
-No te importa por qué repetí el año y no tienes el derecho a llamarme irresponsable, y si soy o no inmadura no debería interesarte -exclamó seria, si hace cuatro años no había tenido valor para defenderse, ahora haría todo lo contrario, no se quedaría para nada callada.
-Me importa Hanna, eres mi hija -¿Por qué tenía un tono tan calmado? ella estaba explotando en rabia.
-Sí, tu hija, claro -murmuró sarcásticamente- Ahora soy tu hija, pero antes no -no pudo seguir ya que fue interrumpida.
-¡Basta! -exclamó Kristinne- Se callan los dos, luego discutiremos todo lo que haya que discutir, por ahora quiero paz -suspiró- Hanna cariño, tu padre se quedará aquí por un tiempo, y no quiero reclamos -Hanna miró a su madre seria. ¿Por qué su padre se quedaría en su casa? ¡Ella sabía todo lo que había llorado por el desprecio de su padre!- ¿Bien? -su madre la miró, y Hanna quiso decirle no, que nada estaba bien, que su vida estaba desordenada y lo único bueno que tenía era a Marco, que él si la escuchaba, pero asintió solamente, no le reclamaría nada, porque sino su padre pensaría que seguiría siendo una inmadura, y ella le demostraría que no era así, que ella había cambiado. Ya no sería irresponsable, acabaría el año con buenas notas para que el pudiese tragarse sus palabras de una buena vez- Si quieres sube, te avisaré cuando la cena este lista -ella no dijo nada y salió lentamente de la cocina analizando todo lo que había pasado.
Llegó a su habitación y miró su cama, estuvo tentada a tirarse sobre ella y relajarse ahí, pero sabía exactamente que no haría eso, se tiraría a la cama y se pondría a llorar como una magdalena, estaba segura, por lo que dejó la opción de la cama y se sentó en el sofá de su habitación.
-¿Papá no volverá cierto? -preguntó ella, en lo brazos de su madre unos días después de que su padre la hubiera tratado de la peor manera.
-No Hanna -Kristinne suspiró- Él estará en Madrid y nosotras nos quedaremos aquí en Murcia, buscaré un trabajo en el instituto de mujeres de la ciudad, y será lo que Dios quiera -murmuró.
-¿Se van a divorciar? -su madre se encogió de hombros- Él nunca había actuado así.
-Debiste explicarle bien.
-¡Traté! -la morena se separó un poco- No me dejó ni explicarle nada, me insultó,me trató pésimo -sollozó- ¡Lo odio mamá! ¡Lo odio! -exclamó.
-¡No hables así! -la miró seria- Es tu padre Hanna.
-Defiéndelo, hazlo vamos -se paró del sofá- Tú no sabes lo que siento.
-Hanna -la interrumpió.
-Nada mamá, déjalo -ella se fue a su habitación y estuvo toda la tarde reflexionando. ¡No lloraría más!
-No lloraré -susurró- Tengo otras cosas mejores que hacer.
Buscó su celular y vio la hora, ¿sería correcto llamar a Marco?
¡Joder! una preocupación la invadía, quería estar con él, apoyarlo y explicarle todo, todo sobre lo que tuviera duda, pero también sabía que él necesitaba estar sólo aunque fuera un momento. Debía pensar y debía volver a su realidad, ella sólo esperaba que estuviera bien y no cometiera una locura.
Esperaría unas horas y luego lo llamaría, bueno luego de pedirle el número de Isco a Deb, y luego pediría el numero de Marco a Isco. ¿Por qué nunca había guardado el número del castaño? bueno, nunca se había preocupado de aquello, siempre lo tenía cerca -sonrió para si misma.
Le entró una duda a su mente. ¿Qué pasaría ahora que Marco sabía la verdad? ¿Marco se iría? ¿No lo vería mas? una presión se ocasionó en su pecho al tan sólo pensar en aquello. No quería separarse de él.
Llamó a Deb y le pidió el numero de Isco, puesto que la pelirroja no tenía el de Marco directamente, lo anotó en su agenda y suspiró. En el primer piso de su casa no se oían ruidos, sólo tranquilidad y Hanna hubiera estado relajada sino se hubiera acordado que abajo estaba el hombre que más la había hecho sufrir... Su padre.
Se dijo a si misma que llamaría a Marco en unas horas y luego lo iría a ver, no quería estar en aquella casa, por lo menos no por hoy.
ESTÁS LEYENDO
Enamórate || Marco Asensio ~ Adaptación
Fanfiction¿Crees estar enamorado? ¿Estas seguro Marco? La obsesión de este chico por su novia, lo hace cometer locuras muy grandes. Inseguro de sí mismo, cree que su novia no le corresponde en sentimientos, por lo que comienza a pensar que ésta lo engaña. Lle...