Capítulo 44

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Quizás las emociones del día que parecía ser perfecto lo aturdieron indebidamente, porque durmió plácidamente durante horas, hasta que sintió unas leves caricias en sus mejillas y cuello.

Sonrió abiertamente sin abrir los ojos al imaginarse quien podría ser la causante de aquello.

-¿Por qué sonríes bobo? -escuchó su voz ronca y un estremecimiento recorrió su cuerpo- Ahora tiemblas, estás realmente loco.

-Claro que si -susurró en tono bajo al sentir la cercanía con la que se encontraba con la morena- Muy loco, terriblemente loco.

-Lo noté -tuvo que abrir los ojos al sentir un peso sobre su cuerpo- ¿Me extrañaste, eh? -la miró y ella estaba muy cerca sobre su cuerpo, sus piernas estaban enredadas, sus caderas juntas. ¡Se sentía genial así!

-Pues obvio -notó el sarcasmo en su voz, pero quiso ignorarlo, tomando sus palabras en serio- Te extrañé todo, todo el día -exageró y el rió levemente.

-Yo igual nena -llevó sus manos hacia su cintura y la apretó contra sí- Te extrañé todo el día -en cierta parte era cierto, porque no dejó de pensar en ella ni extrañarla, ni añorarla, ni siquiera cuando besaba a su novia.

La miró por unos segundos fijamente, sus ojos estaban oscuros, su cabello suelto y alborotado como siempre, llevaba su típica pijama y quiso matarla ahí mismo. ¿Estaba empeñada en seducirlo de aquella manera?

Desvió su vista hacia el reloj que había en su mesa de noche. Eran las cuatro de la madrugada, ¿tanto había dormido? Supuso que sus compañeros de cuarto estaban dormidos, mucho mejor, se dijo a si mismo por lo que conociendo a Isco, no se despertaría ni con un terremoto, y en cuanto a Deb, ella siempre dormía con audífonos, pero.. ¿Por qué le preocupaba si los escuchaban o no?

-Eres preciosa, ¿te lo he dicho alguna vez? -preguntó de repente volviendo su vista hacia ella.

-Creo -susurró- Aunque también creo que no últimamente -ella se acercó lentamente al punto de llegar a rozar sus narices.

-Ahora te lo digo entonces, eres hermosa, mucho más que eso. ¡Eres preciosa! -exclamó en un susurró para luego besarla, besarla con todas las ganas que había tenido después de haberla dejado en su casa. Inclinó su cabeza levemente para intensificar el beso, creyó morir en ese instante, esa chica besaba como las maravillas y lo llevaba a otra dimensión, a otro planeta, a otra parte simplemente. Con su labio inferior atrapó su labio superior y entreabrió los labios para dejar paso a la lengua de la chica.

Si las estrellas son extremadamente brillantes, si el sol quema profundamente, si las rosas son puramente románticas, los besos de la morena que tenía sobre él eran todo eso y mucho más.

Al separarse de ella unos segundos después sonrió al igual que ella. No necesitaban hablar, y tampoco tenían nada de qué hablar.

-Me gustan tus besos -habló ella de repente y lo sorprendió.

-A mi igual -contestó con voz ronca.

-¿Si? -sonrió de forma seductora- ¿Mucho? -se movió sobre él y Marco ahogó un gemido- ¿Mucho? -volvió a moverse sobre él, entonces se dio cuenta de que llevaba solo bóxers.

¿Cuándo se había quitado la ropa? o mejor dicho, ¿quién le quitó la ropa?

-Mucho -logró murmurar- Mucho demasiado -rieron juntos- ¿Tú me quitaste la ropa mientras dormía? -preguntó.

-Sí -contestó simplemente- Pensé que te estorbaría y te la saqué, no toqué mucho, eh -le sonrió- Eso sí, me han encantado tus tatuajes.

-¿Cuál te gustó más? -preguntó también sonriendo.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora