Sin saber porqué sus manos empezaron a sudar y a temblar..
¡No sabía que hacer, ni que decir!
Esperaron unos segundos frente a la puerta hasta que se abrió y dejó ver a su profesora de literatura, vestida ligeramente informal.
-¿Hanna? -la miró extrañada- ¿Qué haces aquí?
-Pues.. -pensó- Estoy en casa madre -sonrió.
-Qué te dije ayer -suspiró ella mirándola- ¡No deberías haber salido del instituto! ¡Estás castigada! -se sintió incómodo al oír la discusión de madre e hija y se acordó de sus días de adolescente rebelde, cuando nunca le hacía caso a su madre y las discusiones como estas eran muy comunes.
-No grites -dijo ella- Tenemos visita -miró a Marco- Sé amable Kristinne -sonrió con sarcasmo en sus ojos.
La madre de Hanna lo miró sorprendida, al parecer recién se daba cuenta de su presencia.
-Kate -sonrió ella con incomodidad- Disculpa el grito, es que Hanna, ella bueno -al ver como no le salían las palabras, intervino.
-No se preocupe profesora -le sonrió para hacerla sentir bien- Todo está bien.
-Qué linda -murmuró con ironía Hanna- Bien mamá, ahora que haz dejado de gritar y todo ¿podemos pasar?
-Claro que sí -dijo amable mirando a Marco- Y Kate, mientras estemos fuera del instituto dime Kristinne -sonrió- Pero solo fuera, eh -rió- Que dentro del instituto sigo siendo tu profesora -él asintió para luego dirigirse a lo que sería la sala.
Se acomodó en el confortable sofá, Hanna y su madre habían ido a saber donde y él había quedado solo en la sala.
Miró a su alrededor y pudo fijarse que en las paredes de la sala habían un sin fin de fotos acomodadas de forma armoniosa.
Un niña, una mujer y un hombre, los pudo reconocer fácilmente. Hanna y sus padres.
Inconscientemente se acercó hasta la pared y miró las fotos muy detalladamente. La foto irradiaba felicidad, un parque y una niña en brazos de su padre mientras Kristinne aparecía de lado sonriendo, Hanna podía ser muy parecida a su madre, pero tenía aquellos ojos azules heredados de aquel hombre de pelo castaño.
Se preguntó donde estaría ese hombre, ya que nunca había oído mencionar a Hanna sobre él. Observó más fotos de ella cuando pequeña y pre adolescente y se preguntó como una niña podía cambiar tanto, en las fotos se veía tan feliz, amable, y ahora era tan agresiva y rebelde.
Oyó unos pasos acercarse y se dirigió nuevamente al sofá como si no se hubiese quedado pegado viendo las hermosas fotos
-Bien -entró Hanna- Llegó la hora de actuar -rió y acto seguido entró Kristinne detrás de ella.
-Ahora Hanna, explícame bien como es que estás aquí, siendo que te dije que no podías salir del instituto, no tienes moto y estás castigada -Hanna se sentó a su lado.
-Bueno, como sabes querida madre, Kate.. -lo miró- Es mi compañera de cuarto y pues estaba en el instituto cuando me fuiste a dejar. Le comenté el tema de la moto -mintió- y pues se ofreció a ayudarme. Su tío tiene un taller donde puedo llevarla, además ayer hablé con ella y me hizo entender que lo que había hecho estaba mal -¿De qué estaba hablando Hanna?, no entendía nada, pero estaba obligado a mantener la tonta sonrisa amable- No debí haber salido ni haberte mentido, ni haber chocado la moto -trató de esconder lo sorprendido que se encontraba- Y bueno, pensando y reflexionando con Kate -volvió a mirarlo dándole la señal de que debía seguirle la corriente- Me di cuenta de que voy a cambiar -sonrió y por primera vez la notó falsa- Te haré caso, no saldré a fiestas y trabajaré duro para arreglar mi moto, y Kate me ayudará, ¿cierto Kate? -Kristinne sorprendida por las palabras de su hija lo miró y se puso nervioso- ¿No es así Kate? -volvió a decir.
-Sí Hanna -trató de sonreír- Señora Kristinne -se dirigió a la madre- Por lo que he conocido a su hija, me he dado cuenta de que está un poco.... descarrilada -esa fue la única palabra apropiada que encontró, miró a Hanna y ésta le fulminaba con la mirada- Pero sé que en el fondo sigue siendo esa niña dulce y tierna que irradiaba felicidad como en las fotos -apuntó la pared- Y yo me encargaré de ayudarla -no tenía ni idea de lo que hablaba, las palabras le salían por si solas- Sé que Hanna cambiará y usted no volverá a pasar más rabias -sonrió y se dio cuenta de que Kristinne lo miraba con los ojos llorosos y bastante emocionada.
-Ves mamá, todo estará bien -rió la morena y Marco se sintió fatal al mentirle a su profesora.
-Sí -dijo Kristinne- Si me lo hubieras dicho tú sola no te hubiera creído, pero sé como es Kate y si ella lo dice, pues le creeré -sonrió y se giró para ver a Marco- Kate, gracias por hacer esto, ojalá hagas razonar a esta mujer, es una terca -rió.
-No se preocupe -le habló él- Todo estará bien -aseguró.
-Si tu lo dices -dijo ella.
-Mamá, ya debemos irnos -dijo la morena- Kate siempre estará conmigo, no me dejará sola para que no haga tonterías, así que no tienes porqué preocuparte -se paró del sofá- Te veo mañana, adiós.. -sin nada más que decir se dirigió a la puerta y la abrió. Marco que aún estaba algo sorprendido se despidió afectuosamente de su profesora y siguió a la morena.
¿En qué diablos se había metido?
No tenía ni la menor idea, sólo sabía que estaba haciendo algo malo.
Se estaba comportando como un niño, estaba mintiendo sin medir las consecuencias y eso no correspondía a un hombre como él.
Salió de la casa y la morena se le lanzó encima abrazándolo por el cuello.
-¡Gracias! -exclamó ella eufórica unos segundos hasta que se dio cuenta de la situación, bastante extraña para él- Qué estoy diciendo por dios -murmuró y lo soltó bruscamente- No debo decirte gracias, esto lo estás haciendo por tu decisión ¿no? -rió y se dirigió a la calle, él deseó que volviera aquella Hanna eufórica antes que esa morena desagradable y detestable, ¿sufriría de bipolaridad?
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Enamórate || Marco Asensio ~ Adaptación
Hayran Kurgu¿Crees estar enamorado? ¿Estas seguro Marco? La obsesión de este chico por su novia, lo hace cometer locuras muy grandes. Inseguro de sí mismo, cree que su novia no le corresponde en sentimientos, por lo que comienza a pensar que ésta lo engaña. Lle...