Capítulo 59

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Domingo.

Día familiar, día de descanso. Maria subió las escaleras con la ropa que acababa de recoger de Marco en sus brazos. Recordó que la chica de la noche anterior se había quedado en la casa y tocó levemente la puerta para no despertarlos o encontrarse con alguna escena no muy cómoda.

Al esperar unos minutos, la puerta aún no se abría por lo que decidió entrar muy despacio. Sonrió un poco incómoda al notar como su hijo dormía plácidamente abrazado a la chica, ambos estaban desnudos y respiró profundamente, hace mucho había aceptado que su hijo era mayor y que escenas como estas, algún día tendría que verlas, pero una duda entraba en su cabeza. ¿Marina no era la novia de su hijo?

¿Marco estaría engañando a Marina? pues ni modo, no podía entrometerse en aquel asunto, pero igualmente hablaría con él.

Marco despertó por los leves rayos de sol que entraban por la ventana. Bajó un poco su cabeza he hizo un gesto somnoliento, cerró los ojos por un momento y los volvió a abrir al sentir como su mano estaba puesta sobre una piel muy suave. Levantó su cabeza y la vio. Un revoltijo de cabello negro yacía sobre su pecho y una fina mano apretaba su cadera. Estuvo desorientado por unos segundos, tratando de analizar todo lo que había sucedido horas antes y el día anterior.

Dejó caer su cabeza sobre la almohada suspirando. Había vuelto a acostarse con Hanna, y quizás no lo debiera haber hecho. Su mente y sus sentidos combatían entre sí ante esta situación poco cómoda. Había descubierto que su novia, que su tan adorada Marina era lesbiana y aún estaba consternado ante la situación. Para un hombre, era simplemente humillante que su novia lo engañara y más con otra mujer, y no era por ser machista, si no era porque al ser esto posible, significaba que él era un fracaso como novio y hombre.

¡Su primera novia y había fracasado! si, de verdad era un tonto y nunca más volvería a tener novia.

Ya no estaría para nada serio y comprometedor. ¡Diablos! todo resultaba tan traumático cuando se ponía en todos los puntos de vista.

Y aunque no quisiera tener nada con alguna chica, la vida podía estarse burlando de él en aquel preciso instante, porque irónicamente tenía a una chica en sus brazos. Claramente no jugaba al mismo bando que su ex-novia, pero ahora que lo pensaba bien, ella podría haberle dado un indicio de lo que sucedía. ¡Ella sabía porque se había infiltrado en aquel instituto! claro que lo sabía, es más, lo tenía amenazado y aún así nunca le dijo todo lo que sucedía, él había hecho el ridículo con las tontas faldas y las pelucas y ella aún así ni se inmutó en decirle algo, algo que calmara su desesperación.

¿Pero realmente Hanna tendría algo de culpa?

Se sentía tan contrariado al querer responder aquella pregunta, porque su mente podía dividirse en dos inmediatamente, podía congeniar de dos formas diferentes y eso no le ayudaba en nada. Primero que todo, pensaba que la morena no tendría culpa, porque al final de los casos, ¿ella no estuvo involucrada en nada o si? pero por otra parte quizás, si tan sólo quizás ella le hubiese dicho lo que sabía, a penas lo había descubierto, todo habría sido tan distinto, él se habría dado cuenta de todo antes y no habría hecho tal espectáculo, ahora corría el riesgo que la directora del instituto lo descubriera o aún más grave, tomara acciones legales contra él, por haberse infiltrado ya que al ser mayor de edad todo podía suceder.

Y ahora quedaba que Marina, no hablara nada, no dijera nada, y él simplemente se sacaría a si mismo y a Isco de aquel problema en el cual nunca debió meterse.

Un suspiro volvió a oírse en su habitación, últimamente suspiraba demasiado, y es que todo lo que estaba viviendo era tan dramático que podía llegar a ser hasta un poco cómico. ¿Algo podría ser dramático y cómico a la vez? sí, claro que sí, él era el claro ejemplo de aquello.

Sintió una molestia en su espalda, algo le incomodaba y eso era porque él no estaba acostumbrado a dormir hasta tan tarde, porque al estar en la escuela de chicas tenía que obligatoriamente despertarse muy temprano. Y claramente las once de la mañana no estaba en los parámetros de temprano.

Teniendo cuidado y a la vez no teniéndolo, se separó de Hanna, dejándola acurrucada en la cama. Se colocó sus bóxers que estaba tirando en el suelo, se colocó un buzo y bajó hacia la cocina de su casa.

Rogaba con que su madre no haya escuchado nada, sería algo incómodo que le preguntase sobre aquello. Tenía a una chica durmiendo desnuda en su habitación y se sentía abatido. ¡No quería compromisos joder! pero rabia y enojo llegaban en conjunto a su cuerpo, haber tenido sexo con Hanna, complicaba un poco las cosas. Y sí tenía sexo. ¿Por qué había pensando que había hecho el amor con ella? ¡ÉL no sabía nada de amor! y ahora lo sabía claramente.

No quería algo serio, pero tampoco quería perder... Lo que sea que tuviera con la morena.

-Buenos días Marco- saludó Maria a penas lo vio entrar a la cocina, con cara de acomplejado.

-Buenos días mamá -besó su mejilla y se sentó frente a ella, sobre un mesón- ¿Qué tal?

-¿Qué tal tú? -le sonrió pícaramente y Marco bajó la cabeza avergonzado- Bueno ya quiero decirte si ¿pasaste bien la noche? -Marco rió nerviosamente- Ya ya, digo, ¿te encuentras bien ahora en la mañana?

-Supongo que después estaré mejor -levantó la cabeza y esbozó una sonrisa de medio lado- Tengo hambre.

-Cuándo no -su madre rodó los ojos- Ahí en la mesa preparé una bandeja con dos desayunos, para que le lleves a la chica.

-Hanna -interrumpió- La chica se llama Hanna, y gracias -se bajó del mesón y recogió la bandeja donde había perfectamente dos desayunos muy apetecibles.

-De nada -vio a su hijo caminar hacia la salida y no dudó en preguntar- Marco -lo llamó y él enseguida se dio vuelta a mirarla- ¿Puedo hacerte una pregunta? -él asintió- ¿Qué ha sucedido con Marina?

-Ella y yo terminamos mamá -habló en tono serio- Se acabó, está fuera, no hay nada ¿entiendes? -Maria fue la que asintió esta vez, extrañada ante el inesperado cambio de actitud- Iré a tomar mi desayuno.

Mientras subía las escaleras pudo fijarse bien en la bandeja que llevaba sobre sus manos. ¿Se suponía que ahora él como un buen 'novio' le llevaba y le daba de comer el desayuno? ¡No! eso era muy romántico y cursi. Estuvo tentado unos segundos a bajar de nuevo la bandeja y dejarla sobre la mesa, llamar a Hanna y que ella bajara a comer, pero no, ya no podía retractarse porque sin darse cuenta estaba frente a su habitación.

La vio acostada de lado, con los ojos abiertos y con su ropa interior puesta- ¡Gracias a Dios! pensó- Se acercó lentamente y ella notó su presencia, se sentó en la cama y le brindó una hermosa sonrisa.

<Resiste, sé fuerte> se dijo.

-Hola -ella sonrió- Menos mal, has llegado.

-Sí -susurró acercándose a la cama, dejó la bandeja puesta encima- Toma... Traje tu desayuno, de hecho mi madre lo hizo y bueno, me mandó a que te lo trajera -habló rápidamente ante los nervios.

-Oh -murmuró ella con una presión en el pecho extraña- Dile que gracias, ¿comerás conmigo? -¿Por qué se había imaginado al castaño en bóxers preparándole unos huevos y un té o café, cortando fruta o haciéndole un jugo?

-Eh sí -murmuró él y se sentó al otro costado de la cama- ¿Por qué has dicho menos mal que he llegado?

-Bueno, tenía hambre -dijo un poco extrañada al ver que Marco estaba tan distanciado de ella, como si tuviera peste- Además, tu celular no ha parado de sonar desde hace algunos minutos -Marco se paró de la cama, buscó su celular con la mirada y lo encontró sobre su mesa de noche, lo tomó y pudo ver cinco llamadas perdidas.

Dos llamadas de James, su primo, dos de Isco y una de ¿Marina? ¿No le había quedado claro de que no quería volver a verla?

Ignoró esta última llamada y con la mirada de la morena sobre él, llamó a su primo.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora