Capítulo 14

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Un ruido molesto provino de su almohada, un timbre que se le hacía condenamente conocido. Quiso gruñir y seguir durmiendo sobre la cómoda cama. Un mechón de pelo llegó hasta sus narices, picándole por encima.

Abrió los ojos lentamente con una sensación de pereza, lo primero que vio fue cabello castaño esparcido por toda su cara.

¡Tenía la peluca mal puesta!

Recordó que las mañanas durmiendo hasta tarde se habían acabado, porque ahora estaba en aquel instituto, tenía clases y debía levantarse. Se sentó en la cama y se acomodó como pudo la peluca, pues se había acordado que tenía compañeras, debía tener cuidado obviamente.

Mirando alrededor de la habitación pudo darse cuenta que ni su amigo castaño, ni la loca pelirroja estaban sobre sus camas. Un bulto se asomaba por la última cama en que fijó su vista, de seguro Hanna no era buena en despertarse temprano, al igual que él. Le quedaba media hora para llegar a clases, por lo que no dudó en levantarse. Lucía fatal frente al baño del espejo.

<Parezco un travesti> se dijo a si mismo.

Tuvo que desmaquillarse completamente y afeitarse para luego volver a hacer la rutina de vestirse como chica. ¿Por qué debía usar un maldito uniforme?, habían preparatorias y otros institutos en donde los alumnos asistían con ropa normal y no con ropa uniformada. Pero no, como la suerte estaba de su lado -nótese el sarcasmo- debía usar una falda, que sentía que en cualquier momento se le vería todo. Unas calcetas que le apretaban las pantorrillas, unos zapatos que le quedaban apretados y un brazier con relleno que le extrangulaba la espalda. Pero todo lo hacía por su novia, todo por saber que escondía aquella chica.

Al salir del baño se topó con que la única compañera que quedaba en el cuarto, se estaba poniendo la falda y como si supiera que alguien la estaba mirando.. ¡Lo hacía de manera sensual! ¿o ella era sensualmente natural?

Dejó de mirar recordando lo que había sucedido en la madrugada, no quería volver a repetirlo porque había declinado la idea de ducharse con agua fría por una técnica menos escalofriante y delatadora. Sabía que al abrir el agua del grifo sus compañeras despertarían, por lo que estuvo un buen rato en el baño, haciendo nada, claro no literalmente.

-¿De nuevo estás en contra de mis lunares? -trató de disimular el enrojecimiento de las mejillas, que extrañamente le sucedía- ¿Tampoco eres buena en levantarte temprano Katy?

-Es Kate, Hanna -se acercó a su mesa de noche, recogiendo sus cuadernos- Y al parecer Marie es tan buena amiga que me dejó dormir -dijo sarcásticamente.

-Marie es tu amiga rubiecita ¿cierto? -cometió el error de mirarla justo cuando se colocaba su polera

-Sí -apretó los dientes y comenzó a caminar tratando de borrar la imagen de los senos de Hanna encajados perfectamente en un brazier negro, su maldito color favorito.

Llegó casi corriendo al salón que le tocaba y nuevamente se topó con la sorpresa de que la clase la tomaba con Isco, pero ahora había algo más. La melena castaña de su novia sobresalía en uno de los primeros puestos, sonrió al ver su rostro cuando se dio vuelta y lo saludó con la mano.

-Pareces tonto -le dijo Isco, pero este no lo tomó en cuenta.

El día pasó algo aburrido y sin mucho que contar. Había compartido otra dos clases con Marina y esta participaba de ellas como buena alumna, era muy aplicada, no parecía tener nada extraño, pues tenía un muy buen comportamiento, lo contrario a lo que había sucedido en la clase que estuvo con Hanna. Como compañera, la chica era bastante molestosa. Y bueno, por lo menos le había puesto atención al profesor, pero no paraba de interrumpir la clase, gritando a los cuatro vientos lo bueno que estaba el hombre. ¡Y él solo le sonreía!, hasta él tenía mejores brazos, se dijo a si mismo.

Disimuladamente la espió durante el almuerzo y después de clases. No había nada extraño en ella, sólo conversaba con Camille, ayudaba a las chicas nuevas, se la pasaba con Camille, caminaba tranquila y volvía a estar con Camille.

-Según veo, Marina es normal -le dijo Isco. Estaban sentados libremente, y con libre se podía decir con las piernas abiertas, en un área donde no había nadie. La casi mayoría de las chicas estaba en algún taller o actividad. Como Isco no se había inscrito en nada y el club de fútbol tenía sus reuniones los viernes, estaban libres sin nada que hacer.

-Siempre ha sido normal hombre -tomó un poco de gaseosa mirando el atardecer en Murcia.

-Me refiero a que no ha hecho nada raro -hasta el mismo Isco se extrañaba de decir aquello- Por ahora, y eso que la he mirado siempre que está cerca mío.

-Yo igual la he espiado -apretó un poco la lata que sostenía su mano- Tampoco la he visto extraña.

-Bueno hay que esperar, tan sólo llevamos dos días aquí hombre -palmeó su hombro- Quizás lo extraño venga después.

-O quizás lo extraño no exista -quiso asegurarse a si mismo al decir esto.

Sea lo que sea que fuera eso extraño que hablaban ellos dos, no llegó durante los próximos días. Miércoles, Jueves, los días pasaban al igual que las clases. Marco había compartido más clases con Marina y su chica no tenía ningún comportamiento extraño, bueno sólo era extraña -para él- cuando Hanna se le acercaba y peleaban. Lo que había sucedido más de una vez en esos tres días. Pero.. Su chica debía defenderse, ¿no?

El club de fútbol lo había recibido muy bien. No eran muchas las que participaban, pero tampoco eran tan pocas, sólo la cantidad normal. La profesora era muy agradable, lo había recibido bien y le había contado que además de estudiar pedagogía, era futbolista. Jugaba en algunos equipos y más de alguna vez jugó profesionalmente.

-Soy Katerine Benson, tengo diecisiete años y nací en Mallorca. Me gusta surfear en verano, vivo con mi madre y nunca antes había estado en un club de fútbol -todas las chicas presentes le tomaron más atención- Tenía un poco de vergüenza y miedo a las burlas -se encogió de hombros- Ya saben pues, pero decidí que ya no más -caminó decidido hacia adelante- Seré reconocida como Kate Benson, porque cumpliré mis sueños -sonrió mientras movía el pelo de la peluca, las demás chicas le aplaudieron al igual que la profesora. Le había salido bien la actuación como chica.

Caminó con paso decidido atravesando todo el campus para llegar al edificio. Le había ido genial en el club, las chicas eran agradables y había aprendido bastante y eso le ayudaba a Marco, y no sólo a Kate.

Escuchó murmullos, mas bien una conversación. ¿Quién sería a estas horas? pues era algo tarde, el club se había retrasado y supuso que ninguna chica estaría fuera. Se detuvo en cuanto reconoció una voz... Era Marina ¿con quién hablaba?

Siguió el sonido proveniente de su voz y la divisó sentada sobre el pasto, al parecer sola, no podía ver bien ya que tenía que esconderse -Si, lo mismo de siempre, por lo menos me va bien -la escuchó decir, un murmullo mas bajo se oyó en respuesta- ¿Cómo lo van a saber?, ¿tienes un problema en la mente o que? -Marco se preguntó si estaría hablando por celular o con alguna chica, pero joder, apenas podía verla- Nadie creería eso de mí, soy perfecta para ellos, creo -la sintió reírse seguido de aquel murmullo molesto- No te preocupes, todas saben que tengo novio -¿A qué venía él en el tema?- Nada podría salir mal. Te quiero, ahora me voy, adiós -sintió un silencio y luego unos pasos y como alma que lleva el diablo Marco se introdujo en el edificio para luego subir el montón de escaleras hacia su habitación.

¿Nadie creería eso de ella? ¿todas sabían que tenía un novio? ¿nada podría salir mal? ¿te quiero? ¡Joder! Estaba terriblemente confundido, se estaba convenciendo de que Marina no le escondía nada, pero esto lo había hecho desistir de aquella idea.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora