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–_____ —Te dice TaeHyung afuera de los dormitorios.
–¿Qué haces aquí?
–Am... ¿vivo aquí? —Señala los dormitorios, volteas los ojos y t diriges a la puerta.— Solo bromeaba.
–Si, yo no. Quiero descansar. –Te sujeta del brazo y volteas sorprendida a verlo.
–¿Recuerdas lo del piano?
–Si, ¿Me has traído uno de bebés? Es el único que puedes meter aquí.
–Ve a la sala de estar del segundo piso, la de los juegos, a las 9:30. 
–¿Estás loco? Nadie puede entrar ahí a esa hora entre semana. 
–No tienen porqué enterarse.
–No haré cosas que dañen mi conducta.
–Te estaré esperando.

Aparece esa sonrisa cuadrada que tanto te irrita acompañada de una risilla y entra corriendo a los dormitorios. Al entrar te encuentras con So Rim que te mira confundida.

–Eres sorprendente.
–¿Eh?
–Tienes que decirme cómo es que conoces al nuevo superior.
–¿Eh? —Ella te señala al chico de gorra que les está dando la espalda mientras está esperando que la máquina expendedora le de sus barras.— ¿HoSeok?
–Oh por Dios, le llamas informalmente.
–Somos conocidos desde niños. —Te fijas si te ha llegado correspondencia y solo tienes un folleto— No es la gran cosa.
–¿No lo es? —Dice entre dientes— Toda la escuela está hablando de el por lo guapo que es y el tiene las mismas calificaciones que tu.
–Soy .25 más alta que el. —Volteas a verla— ¿Quieres que te lo presente.
–¿Que? —Ella se sonroja a más no poner. Haces el folleto una bola y se lo avientas a Jung HoSeok en cuanto se levanta de haber tomado su paquete de barritas. El se voltea enojado y al mirar que eres tú solo suelta una risa.
–Oye, mocosa. —camina hacia ti.
–¿Que, me golpearas?
–No, yo no soy salvaje como tú.
–mhmm. —Señalas a So Rim con la mano.— Ella es mi compañera de habitación, Eun So Rim.
–Un gusto, soy...
–Jung HoSeok. —Dice ella sin pensarlo.
–Oh, si. Soy yo.
–Lo siento, toda la escuela ya sabe de ti.
–No pasa nada.
–Bueno, conózcanse. Iré a mi habitación. —Los dejas solos sin pensarlo.


En tu habitación piensas en lo que ha pasado el día de hoy, V en verdad fue demasiado lindo al comenzar hablar de su proyecto de historia y sus ánimos por querer hacerte tocar el piano fuera de la vista del Profesor Min por los celos que sentía era algo demasía tierno hasta siento punto. –¿Como rayos piensa traer un piano a los dormitorios? O debe ser mafioso o tener una fuente de poder aquí– chistas los dientes y regresas la mirada a tu escritorio, te das cuenta qué hay unas cartas encima de tu laptop, lo que es extraño porque en el correo no había nada. Piensas que fue So Rim la que las trajo, pues ambas comparten la misma casilla. Las cartas que recibiste son de escuelas de el extranjero, una a la que aplicaste y dos a las que no. Las abres y en cada una de ellas dicen que te dan la oportunidad de entrar a esas escuela con una beca de estudios todo incluido.

–Me estaba preguntando del porqué has aplicado para una beca en el extranjero si he escuchado que tu padre es una persona de dinero. No por nada estás en esta escuela. –Dice So Rim al entrar a la habitación.
–Ya no quiero valerme de el.
–¿Independizarte?
–básicamente.
–Yo creo que no podría, amo ir de compras los fines de semana.
–A mi no me va...
–¿Porque no vamos el fin de semana? Invita al superior y a Kim TaeHyung, no puedo creer lo que piensen las demás chicas cuando se enteren de que he salido con ellos.
–No creo que sea una buena idea.
–Vamos, _____ —Se pone al lado de ti y te toma del brazo.
–Si puedes hacer los problemas tú sola para tu examen del jueves. —Se cruza de brazos y hace puchero mientras se va a su cama.
–Eres injusta.

Regresas la mirada a tu escritorio para concentrarte en las cartas recibidas y te pasa por la cabeza el pensamiento de que irse no es una buena idea por primera vez en tu vida. Cuestionándote te para con esos pensamiento la imagen de TaeHyung te invade una y otra vez por más que intentas de desacerté de ella. Te comienza a irritar aunque al mismo tiempo es algo bonito recordar su sonrisa molesta y fuera de lo común que te molesta. Volteas a ver a So Rim que en estos minutos en los que has estado luchado contra tus pensamientos se ha quedado semi dormida encima de su escritorio. «¿En verdad estaría mal que el me gustase?» piensas al recordar las palabras de ella, del hecho de que todas en el instituto están locas por el.
Por fin te das cuenta que aún tienes el uniforme del colegio puesto y vas a cambiarte para poder ir a la sala de estar a comprar algo en la mini cafetería antes de que la cierren para comer algo. Le pides a la señora encargada pure de papas y pasta, que era lo del día y esperas sentada en la barra con los auriculares puestos y sientes alguien sentarse a tu lado pero no le presta detención. La señora trae tu comida y al querer agarrarla colocas el celular a la orilla de la barra de donde se resbala al estirarte por el plato de comida, la persona de tu lado logra atrapar el celular antes de ir a la mitad, pones tu plato en la barra y te entrega el celular.

–Muchas gracias, debo tener más cuidado.
–Wow, pensé que eras de las que no agradecía. —Lo mias a la cara y es Jeon.
–Cundo tengo, lo hago.
–Llevo sentado 10 minutos a tu lado y no me había ni siquiera hablado.
–¿Tengo?
–Me das escalofríos.
–Me lo han dicho.
–Bueno, ¿Pensaste en lo del club?
–No tengo nada en que pensar, Jeon Jungkook.
–Venga, solo ve a visitarnos.
–No. —Te quitas el cabello de la cara poniéndolo tras tu oreja para comer a gusto y el ya no dice nada, eso te intriga y volteas a verlo.
–Tu... —El te mira fijamente y está sonrojado. Nunca habías visto un rostro tan avergonzado.
–¿Estás bien? —Te da el impulso de querer tocarle la frente, el se levanta antes de eso.
–Jeon Jungkook, su comida. —La mujer le entrega la bolsa, el te mira y sale casi corriendo.
–Que tipo tan más raro.


Jungkook corre haste llegar a su habitación, la cual comparte con TaeHyung. Se apoya contra la puerta después de haberla cerrado abrazando la bolsa de comida. Aún está sonrojado y ha comenzado a sudar.

–¿Estás bien? Parece que viste un fantasma.
–Hyung... —Le entrega la bolsa de comida y corre a su cama.
–¿Que demonios?

Se mete bajo las sábanas a pesar del calor que siente en su cuerpo. Desde que era pequeño tenía el problema de que si miraba a una niña que realmente le pareciera linda, no podía hablar o acercársele sin ponerse rojo como un tomate o comenzar a transpirar, y eso sucedió cuando por fin logró ver tu rostro con claridad y determinación. Se sentía culpable de haber sentido esa sensación por la chica que le gusta a su mejor amigo.

A  &  B. [TaeHyung Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora