A & B. [TaeHyung Y Tu]

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–¿Quieres que prepare botanas?
–Obvio, una película sin chuches no es película.

TaeHyung deja su mochila en la sala y se va a la cocina. Alex pone su bolso al lado del de el y se tira al sofá con el remoto en la mano para seleccionar la película que van a ver. Los viernes en la tarde suelen ver películas juntos después de trabajo o la escuela. Solo han interrumpido el viernes del películas dos veces; por el cumpleaños de la madre de TaeTae y por una reunión en la universidad.
Unos minutos después llega Tae con las botanas en las manos y listo para sentarse toda la tarde a ver lo que sea que Alex ponga.

Alex se recarga en un costado de TaeHyung, mientras el come frituras con su mano derecha, el lado contrario a donde está ella. No pasa mucho tiempo después de que la película inicio para que ella haga una pregunta fuera de contexto.

–¿Que tanto deseas ver a _____? —TaeHyung detiene su mano a medio camino pera después dejarla caer a la bolsa con la fritura entre los dedos.
–¿A que viene asa pregunta.
–Solo. —TaeHyung chista los dientes y hay una larga pausa.
–Mucho. Deseo volver a verla y lograr hablarle como no te lo imaginas.

No hay respuesta de Alex más que una afirmación con la garganta. El continúa mirando la película como si nada pero Alex, claramente tiene un mar sabor de boca que no la deja mirarla con plenitud.
Alex no se acercó a TaeHyung con planes amorosos, conveniencia, o algo por el estilo. Sus únicos planes era hacer que el chico se sintiese mejor. Sin embargo, el convivir con este chico te enamora si, o si. No puedes con sus ojos, su sonrisa, su voz profunda. Para resumir su forma de ser, el es prácticamente todo lo que una mujer quiere.
Sin querer, y sin saber cuando pasó. Ella ya estaba llena de sentimientos hacia la persona que es TaeHyung. Lo quería tanto que comenzó a ser celosa y posesiva cuando se trataba de un tercero. Aparte de que después de la muerte de su abuela, Kim TaeHyung, fue la única persona que estuvo ahí para ella. El y su madre nunca la dejaron atrás en aquel momento, ni en la actualidad. He ahí la razón por la cual es que no quiere perderlos.

-Alex, ¿Quieres pizza? —Alex está tan perdida en su pensamiento que parece paralizada.— ¿A-lex?
–¿Eh? Disculpa. ¿Que pasó?
–¿Que si quieres pizza?
–Ah... Si, está bien.
–¿Tienes el folleto que nos dio el hombre de la pizzería?
–Si está en mi bolso. —Trata de levantarse, pero el la detiene.
–No, yo voy por el. Quédate acostada.

TaeHyung se levanta camino al ropero de la entrada en busca del bolso de Alex. Cuando lo toma sin querer se le cae de las manos ya que le prestaba atención a la película.

–¿Todo bien? —Pregunta Alex desde la sala.
–Si, no es nada.

El comienza a levantar las cosas que ha dejado caer al suelo por accidente, maquillaje, plumas, recibos. Y por fin el folleto, lo toma en sus manos pero no es eso lo que le llama la atención, sino, el cuaderno que estaba bajo a este.
Reconoce el tipo de letra de las hojas al instante, la toma con desespero entre sus manos temblorosas y comienza a hojearla hasta la portada donde el nombre del propietario se encuentra.
Recuerdos de la dueña de las notes comienzan a venir a su mente como balas. Recuerdos de ella, riendo, molesta, aguantándose una sonrisa, llorando, disfrutando un café, leyendo un libro, mirando los pajaritos, caminando por el patio escolar y uno en cámara lenta de ella sonriendo.
Sus ojos se nublan y las lagrimas comienzan a caer. Con lentitud se levanta, pone el bolso en su lugar y se dirige a las escaleras pes ir a su habitación, ha olvidado lo que hacía y todo a su alrededor. Entra en las sábanas de su cama y comienza a llorar con más fuerza mientras abraza aquella libreta.
La puerta de la habitación comienza a sonar pero el la ignora.

–TaeHyung. ¿TaeTae? ¿Estás bien?

Alex continúa insistiendo en la puerta pero el no responde en lo absoluto.
Y esa fue la tercera vez que el jueves de películas fue detenido.

Esperas a YoonGi el sábado por la tarde en el restaurante en el que quedaron para ir a cenar. Le dijiste que no pasada por ti porque sería tu hermano quien te llevaría pues has pasado toda la semana en casa de el.
Pasan los minutos y cada vez se hace más tarde a la hora predeterminada a la que el llegaría. 6:30pm en punto.
Coges el celular y le llamas preocupada porque bien sabes que el suele ser muy puntual en sus citas, pero es en vano ya que el no te contesta ninguna de esta pues manda directamente al buzón de voz.
Pasan 40 minutos y finalmente el decide aparecerse en el lugar, estás molesta y ya has pedido tu cena, que llega a la mesa justo cuando llega el a esta.

–Perdón.
–40 minutos esperando.
–Tuve un problema.
–Pudiste haber llamado. —YoonGi se sienta frente a ti.
–Mi celular murió.
–Sabes que odio esperar ¿Cierto?
–Si. Lo sé.
–Me alegro que lo sepas. Ahora deberías ponerlo en práctica.
–________. No seas de tal manera. Déjame explicarte.
–Toda la semana me has estado explicando y dando excusas de porque no podemos vernos y del mucho trabajo que tienes. Cuando yo era alumna no solías tener tanto trabajo.
–________.
–Ya basta, Min YoonGi. ¿Porque pensé que esto iba a ser perfecto?
–¿Qué?
–Si, tú eres un hombre completo y yo sigo siendo una inexperta.
–______, por favor.
–Estoy muy molesta, profesor Min. —Me mira sorprendido y yo también lo estoy. Desde que me gradúe había dejado de llamarle así porque el me lo pidió.— Me voy a casa.

Algo no anda bien en su relación desde hace un mes aproximadamente, antes de que llegase su madre o de que volvieras a ver a TaeHyung.
Siempre tenia horas extras en la escuela, junta de maestros, o cenas de colegas los fines de semana, que no le daban tiempo para ti. Cosas que efectivamente parecían más que nada excusas que hechos.
El se queda sentado en la mesa mientras te vas y no va detrás de ti, sabes que el no lo hará pues el no es alguien que le guste andar rogando el perdón de las personas. Quieres llorar, y piensas que se te ha vuelto costumbre llorar por todo estos últimos días.

–Oppa...
–¿_______, eres tú?
–Lo siento por llamarte una vez más llorando. Pero. ¿Puedes venir por mi?
–Estoy ahí en 10 minutos.

Al llegar tu hermano subes lo más rápido posible al carro y arrancan. Te disculpa por últimamente acaparar todo su tiempo aparte de lo egoísta que crees que has sido pero el te contradice diciéndote que no importa nada de eso, que lo único importante para el es verte bien.
No te diste cuenta cuando subiste al auto, pero YoonGi salió del restaurante en busca tuya, sin embargo ya era demasiado tarde para ello.
Toma su celular para llamar a uno de los números en su registro.

–deberíamos acabar con esto. —Dice Min YoonGi para la persona de la otra línea.
–¿Que pasa? ¿Porque lo dices así tan de pronto?
–Mi novia. Ella. Creo que que ya está sospechando que algo no anda bien.
–Cómprale flores, dile que la amas, cogela.
–¡Hey!
–Yo solo digo, si no sigues con ella todo se vendrá abajo.
–No seas así de cruel.
–¿De verdad la quieres? —YoonGi no responde— Lo haces. ¿Cierto?
–Oye, yo...
–No digas nada, ya se la respuesta. Aclara tu mente ¿Quieres? Dices que me sigues queriendo, pero también a ella y así no se vale.
–No te quiero perder.
–Pero tampoco quieres perder a ella. ¿Me equivoco? —No hay respuesta por parte de YoonGi. —Buenas noches.

La otra persona termina la llamada. YoonGi aprieta su celular entre sus manos y suspira con rabia al no tener idea de que hacer. Obviamente el té quería y muchísimo, no quiere perderte ya que sabe lo valiosa que eres. Sin embargo está teniendo un romance, con cuya persona que tampoco desea perder. Sabe que está haciendo las cosas mal y si continúa por ese camino terminará perdiendo todo en un abrir y cerrar de ojos.

–¿Me estás diciendo que crees que te engaña?
–Si.
–¿Como es que estás tan Segura?

Le cuentas todo lo que ha pasado entre tú y tu novio, la distancia que ha crecido e ignorabas todo este tiempo.

–Te seré sincero con algo, y lo digo porque eres mi hermana. No hemos tenido una cena de colegas desde agosto y ya casi es noviembre. —Sentiste como tu corazón se encogió.— Si te digo esto, es por que no quiero que vivas es una mentira. O hablas tú con ese mocoso o lo hago yo. Por que a mi me gustarán los hombres y todo pero ese novio tuyo es más marica que yo.

Diriges tu mirada hacia la ventana, no quieres verle la cara a tu hermano porque bien sabes que todo lo que te dice es verdad y la verdad duele más que lo que solían ser tus pensamientos. Comienzas a llorar en silencio, sin embargo el sabe que lo haces y con su mano, comienza a tocar tu hombro tratando de hacerte sentir  mejor o al menos no tan mal.