A & B. [TaeHyung Y Tu]

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–¿Como has estado? —Por fin es TaeHyung quien rompe la tensión en el aire.
–Bien, un poco estresada.
–Ya veo. ¿La universidad?
–Eso, la es escuela de música, mi trabajo y cosas en casa.
–Me imagino.
–¿Que tal tu?
–Perdí un semestre en la universidad así que comenzaré hasta enero. Comienzo a trabajar ahora en. —Mira el reloj en su muñeca— Hora y media.
–Que bien.

El silencio vuelve.
Miran a su alrededor en busca de ayuda por no saber de que hablar.

–Veo que estás estudiando negocios.
–¿Como Sabes? —TaeHyung saca la libreta que te pertenece.
–Por esto.
–¡Oh por Dios! —La tomas con euforia.—Pensé que jamás la volvería a tener. Me has salvado. Tendré un examen la semana que viene y ahora no necesitaré hacer todo nuevamente.
–Me da gusto.
–Pero... ¿Cómo es que tú la tenías?
–Creo que conociste a Alex. Ella la tenía. —Tu emoción desaparece en un abrir y cerrar los ojos cuando escuchas ese nombre.
–Muchas gracias. —Te levantas.— Tengo que irme.
–¿Porqué? —Se levanta junto contigo.— Hay muchas cosas de las que quiero hablar contigo.
–Yo... Tengo clase. —Comienzas a caminar.
–Se tu horario, Kim. —Te alejas más— Comamos juntos. ¡Estaré esperándote aquí!

«¿Porqué es que estoy huyendo? Debería estar muy feliz en este momento por haberle visto de nuevo y sin embargo, estoy huyendo de el. No tenía que irme, mi clase aún no comenzaba. Aún faltaba tiempo y el lo sabía. Aparentemente mi horario esta en esta libreta y no me percate de ello, pues yo ya me lo he aprendido de memoria. ¿Porque voy tan rápido? Estoy casi corriendo de el y no volteado pues me da miedo verlo y que ya no pueda continúe con mi camino. ¿Porqué tenía que sacar a la conversación a su novia? No entiendo si es que ella no quiere me acerque a él ¿Cómo es que fue el quien me buscó para dármela? Tal vez y solo tal vez, el pudo encontrar la libreta y la a traído hacia mi a escondidas.» Una fuerza extraña hace que tus pies se detengan. Apenas lo sientes, pero no estás temblando y a punto de llorar. Al parecer eso en ti se ha vuelto una costumbre. Ya has caminado lo suficientemente lejos como para voltear y ver a Kim TaeHyung. La adrenalina comienza a correr por tu cuerpo, das la media vuelta para comenzar a correr en esa dirección, pero antes de dar el segundo paso tu celular comienza a sonar y detiene tu andar.

Una llamada.

Min YoonGi.

–¿Bueno? ¿_______?

No respondes.

–Estoy consiente de que no quieres hablar, por lo molesta que estás, pero al menos escúchame. ¿Quieres?

Sigues sin responder.

–Tomaré ese tiempo como un si. Bueno, comenzaré a hablar. Mira, se que me comporté como un patan y lo siento. He dejado mi orgullo a un lado por poder arreglar las cosas contigo. Así que veámonos ahora para cenar ¿Quieres? Ven a casa a las seis. Te estaré esperando.

Terminas la llamada. Escuchar la voz de YoonGi hace que tus ánimos se vengan abajo y dejes por un lado lo de ir a buscar a TaeHyung.

–_________, no va poder venir a cenar.
–¿Porqué?
–Porqué le dije que serías tú quien cocinaría. —NamJoon frunce el ceño.
–Gracioso. Pero yo ni voy a cocinar.
–Bueno, si le dije que ibas a cocinar. Pero no fue por eso que no va a venir.
–¿Entonces?
–Min YoonGi. —NamJoon de relaja.— El niño baboso ese, la citó para hablar de ellos. No quiero ser cruel, pero se que terminarán y ahora que ha vuelto tu primito, con más razón.
–¿Porqué estás tan seguro de que terminarán?
–Min YoonGi. Ese estúpido está engañando a mi hermana, estuve a punto de ir a tirarle huevos a su casa y si no lo hice es por que ______ me ha rogado que no lo hiciera.
–¿Tienes pruebas de que está engañando a tu hermana?
–Park JiMin ha vuelto a Seúl hace un mes o más. Como buen hermano que soy, el día siguiente de la pelea fui a buscar al enano ese a su casa ¿Sabes a quien miré saliendo?
–Adivino, a Park JiMin.
–Si. El rubio y el se han estado viendo todo este tiempo, estoy más que seguro. —Jin aprieta el puñal del cuchillo— Y si hoy mi querida ________ no lo termina, iré yo a terminar. Pero con la vida del desgraciado.
–Te estás poniendo muy alterado ¿No lo crees, cariño? —NamJoon toma la mano que sostiene el cuchillo para ayudarlo a dejarlo sobre la tabla.— Mejor te ayudo a relajar.
–¡¿Como carajo pides que me relaje si estoy hablando de mi dulce y pequeña hermana?! —El moreno retrocede.
–Oye, está bien. Pero no me grites, que entiendo.