ROL {Avengers}

134. James

Quiere gritar hasta que se le quiebre la garganta pero mantiene la calma o al menos lo intenta cuando lo tumban en la camilla y empiezan a intentar sacar la bala de su abdomen. Es difícil mantener la calma y parecer controlado cuando sólo puede tener en mente los numerosos golpes que le dio a Tony y las marcas en su cuello porque sus ojos arden y su pecho se contrae débilmente mientras siente como urgan para sacar la maldita y jodida bala.

- Muy bien soldado, te recuperará en unas horas para entonces quiero que hagas algunos trabajos para mi, ya es hora de deshacernos de los malditos vengadores e irás primero a por su líder, Steve Rogers ¿Entendido?

Asiente una vez en pie ahogando sus ganas por romper el cuello de ese hombre de forma lenta y dolorosa. Encontraré el momento para matarte es su único pensamiento mientras este explica un absurdo plan de exterminio para los héroes que no se molesta en escuchar manteniéndose ido y obediente todo el tiempo.

Para descansar lo encierran en una pequeña celda en la que no puede dar dos pasos sin darte con una pared. Suficiente para un asesino piensa sin poder evitarlo aunque al quedarse completamente sólo es cuando apoya la espalda en una de las paredes y se deja caer hasta quedar sentado en el suelo dejando que las lágrimas inunden su rostro

- Lo siento Tony - Es un susurro casi mudo pero debe decirlo pues se siente mal por los golpes y realmente por todo en general.

Sabía que no era buena idea aceptar quedarse en la Torre, todo iba demasiado bien y debía haberlo previsto.

Nada a su alredor puede ir tan bien, su vida no puede ser tan feliz y su egoísmo ha provocado todo esto.

Tony no se merece haber pasado por eso, todo es su culpa y sólo su maldita existencia provoca la desgracia de aquellos a los que quiere. ¿Qué pasará mañana cuando no quiera matar a Steve? ¿Cómo hará para avisarle?

En estos momentos echa de menos, aunque parezca absurdo, los abrazos de Tony y su aroma a dulce. Quiere abrazarlo con todas sus fuerzas pero sin embargo debe contentarse con abrazar sus piernas y ahogar sus sollozos entre sus rodillas. No, no puede seguir siendo un cobarde toda su vida, se niega a tener más miedo y por ello se limpia la cara, se levanta y hace lo posible por escabullirse sin ser visto hasta encontrar un teléfono. Si va a morir que sea salvando las vidas de los que quiere, por una vez no quiere ser el asesino sino el héroe.

- Steve...¡Steve! Calla, calla y escuchame... Os quieren muertos teneis que iros de ahí, buscad otro lugar pero iros... Yo no importo solo... Coge a Tony y escodeos por favor...Steve te lo suplico no hagáis nada estúpido no merezco la pena yo... -Su voz se detiene al sentir un cañón presionando su nuca- Por favor cuida de Tony...no merece estar sólo...no puede estar sólo

Baja el teléfono poco a poco escuchando débilmente como el rubio grita su nombre tras la línea para luego colgar y alzar inmediatamente las manos

- No lo mataste... No sé cómo has conseguido evitar el control pero matarás a todos los vengadores así tengamos que volver a freír tu cerebro

Aprieta los dientes con fuerza deseando que esa pistola se dispare pero para su desgracia es arrastrado contra su voluntad hasta aquella silla a la que es atado mientras lucha con todas sus fuerzas

- Por favor...por favor las descargas no...por favor

Siente la correa en su cuello que le termina por impedir movimiento alguno, siente como le abren la boca a la fuerza para ponerle el protector y aunque sigue suplicando en gemidos ahogados finalmente las descargas empiezan y su cuerpo se contrae por completo.

La primera descarga sólo lo desorienta, la segunda le hace olvidar pequeños recuerdos, la tercera borra sus días en la Torre,  la cuarta le hace olvidar haber tenido amigos... Y a Tony.

Cuando lo sueltan no puede levantarse por lo que asiente por inercia cada orden que le dan sintiendo su mundo como si todo se tratara de una niebla densa acompañada de una oscuridad que tapa todas sus emociones y recuerdos.

- Si señor, dos días y todos los vengadores estarán muertos

Baja la cabeza como respeto aún temblando un poco por las descargas.