ROL {Avengers}

137. Tony

La masacre frente a él es como ninguna otra. Sabía, claro, que la capacidad del otro era innegable. Era como ver a una bestia.

Lo verdaderamente atemorizante era que no llegó a temer a esa fuerza sobrenatural.

Barnes se las arregló para acabar con la mayoría de los guardias, y en su lucha, Ross se aprovechó para apuntarle al Stark.

- ¡NO!- el sonido casi gutural le puso los pelos de punta, pero no fue lo suficientemente rápido.

Logró quitarlo de enmedio, pero terminó recibiendo todo el impacto.

- ¡BARNES!-el grito de Tony es un verdadero tono de desespero.

Se encuentra rodeado de nuevos soldados, apenas cuatro hombres que le cortan el paso.

El cuerpo de James ha caído al suelo, y Ross está a metros de distancia.

La ira le nubla.

Dos de los guardias terminan muertos, y el otro par en condiciones nada favorables.

Ha parado la bala del Ross con lo poco que queda del brazo de su traje, demasiado dañado llegados a ese punto.

Ross sonríe victorioso, la punta de la pistola a centímetros de Tony.

Dispara.

Se ha quedado sin municiones, y Tony ha reservado apenas energía suficiente como para defenderse.

Toma la pistola que había estado cargando, y, aunque odia la idea de usarlo, apunta directo a la cabeza del hombre.

- Piensalo bien, Stark... Todavía puedes salvarte...-le dice aquel tipo, fingiendo seriedad

- No debiste meterte conmigo... Ni con mi familia... Banner me pidió no entrometerme en sus asuntos, pero lo hiciste personal...-gruñe, desbloquea el arma

- ¿¡Qué puede tener ese hombre de especial como para asesinar por él?! ¡Míralo, no es más que un asesino!

Tony no responde.

- Debí saberlo. Los de tu clase... Solo se revuelvan con su propia estirpe

- Él es un hombre bueno, algo que tu nunca llegaste a ser-declara, fúrico.

Y aprieta el gatillo.

El cuerpo sin vida cae, pero Tony no se siente mal por haberlo hecho. No cuando ese hombre amenazó con tomar aquello que más apreciaba.

Se apresuró hasta el cuerpo de James. Si lo poco o nada que Strange alguna vez le enseñó era correcto, no era una herida de muerte... Pero no podía confiarse.

Había perdido sangre antes de esto, y continuaba palideciendo.

A como pudo presionó la herida, intentando contener la hemorragia.

- Estas bien... Estaremos bien-murmura, dolido.

No sabe de dónde ha sacado la fuerza, o la habilidad. Se las arregló para arrastrar el cuerpo del otro por las instalaciones, evitando lo más posible a los guardias que continuaban buscándolos.

Escuchó explosiones a lo lejos, se sintió nervioso, definitivamente había fallado.

- Espero se pudra en el infierno-gruñe, por lo bajo, al recordar al malnacido que los puso en esa situación.

Su brazo continúa agarrando fuerte la cadera del otro, el brazo metálico sobre sus hombros. Es problemático, pero debe sacarlo.

Dobla en una esquina, maldice al oír pasos rápidos.