11. ¡Lo han abofeteado!

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La escena se tornó graciosa para Víctor, ambas mujeres al ver que no les dejaría ir contra Darío optaron por cargársele e intentar derribarlo sin demasiado éxito. Detrás de él un asustado Darío le animaba a protegerle.

— ¿Qué fue lo que les hiciste? —Elizabeth retrocedió y corrió en dirección a Víctor lanzándosele con fuerza, el golpe fue colosal y terminó derribando finalmente al chico.

Una triunfal Elizabeth se levantó de su cuerpo como si no hubiese pasado nada.

—Y mamá decía que las artes marciales mixtas no eran lo mío —le mostró el dedo corazón y le sacó la lengua al ahora aturdido Víctor—. Eso fue por proteger al bobo de Albín. Mete tus narices en otro sitio, esto lo arreglo yo con mi maridito y la amante. —Le dedicó una sonrisa de guasón a su amigo.

Cada vez entendía menos, ¿A que jugaba esta vez Elizabeth? No hacía más que perjudicar aún más las cosas. El joven que apenas conocía soltó un quejido al levantarse, aquel par de mujeres lograron molerlo sin problema.

— ¡Víctor! —Llamó su atención cuando éste comenzaba a marcharse— lamento la violencia de Elizabeth, es su naturaleza. Es su momento te pedirá perdón.

— ¿Disculpa? Naturaleza es lo que te daré por tanta burrada que haces... —por el rabillo del ojo captó aún a Víctor parado a una corta distancia, observándolos con un deje de diversión en su mirada—, ¡hombre! Es que no has entendido. ¡Largo de aquí!

—El parque es un lugar público, puedo estar aquí el tiempo que me plazca —se cruzó de brazos, eliminando su opción a abandonar a Darío con ese par de locas.

— ¡pueden callarse! —Exclamó Laura, desesperada— He venido a pasar un buen rato aquí, pero ese h...

—Caliente como el horno exnovio —agregó divertido, Darío, ganándose la mirada asesina de Elizabeth—, ya vale, lo resumo a exnovio.

—Cállate y déjame terminar —albín cerró la boca con un cierre invisible, sentándose en el suelo para tomar a los gemelos y ponerlos en su rezago—. Como decía, ¡No me esperaba verlo! Y encima con su esposa, ¿Sabías que salió conmigo por casi un año estando casado contigo? Por Dios santo, ¡estabas conmigo cuando ella cuidada a tu bebé!

El atacado por sus palabras abría la boca y volvía a cerrarla sin encontrar las palabras adecuadas con las que defenderse por tal acusación. Buscó la mirada de Elizabeth pidiéndole su ayuda, sorprendiéndose de que apenas y podía contener la risa tapándose con las manos la boca.

—Albín Darío Tianchester, debería darte vergüenza —negó Laura—, mucho más de lo que me siento ahora.

—B... Querida, yo...

— ¡Ni se te ocurra repetir esa palabra de nuevo que a ti no te sale! —Le interrumpió Elizabeth, agregando—: a Mike si le sale.

Entendía que lo de "querida" era cosa de Mike, pero sin duda si le salía a la perfección, y sin duda sus antiguas conquistas lo corroborarían.

—Elizabeth, por favor —suplicó. Esto estaba saliendo de control, no hizo nada de lo que le acusa Laura.

— ¡Laura, abofetéalo! Después de todo, la afectada somos nosotras.

— ¿Espera qué? —la primer bofetada ni siquiera la vio venir y la segunda fue lo suficientemente fuerte que le dejó la mejilla palpitando y con ardor—. ¡De este rostro vivo, mensa!

Elizabeth comenzó a reír con sorna, Anna se dejó contagiar por su risa y ambas rieron, sin preocuparse de la mirada de confusión de Laura.

—Para Elizabeth, ya te has divertido lo suficiente —esta vez a su querida amiga se le pasó la mano, ha conseguido dejarlo en vergüenza—. Supongo me lo merecía. Lleva a Anna a casa cuando se te pegue la gana dejar de reírte de mí.

Se marchó de ahí como pudo, cargando sin problema a un gemelo en cada brazo, ante la mirada sorprendida de Víctor. Algo ocurría en esa familia disfuncional que no entendía. ¿Realmente la derribadora era su esposa? 

Querida, no soy infantil 1 Y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora