Capítulo 22

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Querida, no soy infantil
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Definitivamente la chica dentro de la alacena merecía una disculpa. Estaba apenada, muerta de vergüenza por lo que hizo. Como su hermano dijo: no es propio de ella comportarse como lo hizo. Debía comprenderla, actuó como cualquier hermana lo haría, bueno, como sólo ella lo haría.

     — ¿Elizabeth ya lo sabe? —No entendía porque Mike decidió callar la verdad por tanto tiempo.

     —Sí… bueno… No de la forma que hubiese querido, pero se lo dije. —Rascó su cuello. Debió dejarla conmocionada.

     —Soltaste todo de golpe, ¿verdad? —Asintió—. Aún pueden arreglarlo. Si no hubo tal engaño, deberían volver, pienso…

     — ¡No! —Se apresuró a interrumpirla—. En otro momento hubiera querido eso. Ahora con lo que me ocurrió, me sirvió de mucho y creo que lo mejor es que nuestra relación termine de una vez, sin posibilidades de reconciliación.

     —Hermano de mi alma, ¿Cómo puedes pensar eso? —Insistió.

«Porque en el sueño ella me rechazó» pensó.

     —En mi “sueño” ya tenía mi elección, dejaría a Elizabeth con Tectlian y yo me quedaría con quien si le intereso, Diana. —Jugueteó con sus dedos.

Al escuchar su nombre, casi consigue atragantarse con sus papas.

     — ¿Yo? ¿Estas bromeando? —Mike negó aunque sabía que ella no lo veía. No bromeaba, aquello era su mejor elección, siendo un sueño o no, la elegiría a ella, ahora lo sabía.

     —No hay bromas esta vez, es la verdad —Claudia buscó algo que beber, de pronto tenía demasiada sed—. Ya te lo dije en ese… sueño. Quiero hacer las cosas bien y aprender de mis errores. Quisiera que formaras parte de ella. Así que, no veo el problema ahora.

     — ¿Es que acaso amas a esta… a Diana? —No lo creía. Su instinto de hermana le decían que no había amor aquí, al menos no de parte de Mike.

     —No puedo amar de la noche a la mañana, pero sé que así será después. —Le sonrió a su hermana.

Su hermano tenía la oportunidad de recuperar a Elizabeth y aun así pretendía desperdiciarla eligiendo a esa mujer. Si aquella aceptaba, Elizabeth creería que si existió una infidelidad aunque Mike le haya dicho lo contrario.
 

     —Aiss, mi niña Diana, se le cumplió. El mangazo la buscó a usted —Mike se giró hacia dónde provenía la voz encontrándose con la sirvienta Luisa quien conocía desde hace un par de años, ¿Cuánto tiempo llevaba escuchándolos?—. Disculpe joven, pero no pude evitarlo, ¡Ella lo ama! —Luisa derramaba lágrimas, lloraba a moco tendido. No lo creía aún, aquel joven alto de resplandecientes ojos azules, llegó a elegirla a ella.

     — ¡Luisa, se suponía que era nuestro secreto! — ¡No debía saberlo!, ahora tenía más razones para no salir de la alacena.

     —Lo sé Luisa, sé que así es. —Luisa volvía a llorar más, Claudia tuvo que tenderle una servilleta.

     —Vamos Luisa, creo que mi hermano debe quedarse con… Diana. —Tomándola de los hombros, ambas salieron de la cocina.

Sólo estaban ellos dos, como muchas veces en sus sueños lo estuvieron. Lo sentía por Elizabeth, pero estaba seguro que un Tectlian aparecería en su vida. Quizá ahora si dudase que entre Diana y él existió algo para ahora elegirla ella, tendría razón, Diana y Mike tenían su historia en un sueño y ahora él se encargaría de llevarlo a cabo en la vida real.   

     —Claudia ya no quiere asesinarte, ¿Por qué no sales?

Querida, no soy infantil 1 Y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora