Capítulo 17

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Olla con coraje
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Sonreía en ese momento como el descarado que en ocasiones era, y eso molestaba aún más a Elizabeth. Ciertamente prefería tener frente a ella al inmaduro de Mike, y no a aquel creído que para Diana era su príncipe azul al tomarla entre sus brazos y correr con ella; salvándola de los malhechores mientras ella corría despavorida tras ellos y con la sangre hirviéndole de coraje. Se tocó las mejillas, ¡no!, no hervía. ¡Estaba en estado se ebullición! Y pronto estaría echando humos por los ojos si no alejaba la mirada de Mike y Diana. Al parecer las palabras de Mike de hace un momento era lo único que Diana necesitaba para colársele hasta los huesos, sin duda esas palabras fueron como una invitación para ella, si antes se acercaba a Mike para molestarla, ahora lo hacía con el único fin de marcar territorio entre ellos y ella.

     — ¿Estás bien? —la suave y relajada voz de Mike dirigida a ella, la descolocó. ¿Acaso era tan obvio su estado?

     — ¿Cómo? —Preguntó haciéndose la tonta.

     —Sólo digo, que si después del “córrele, que te alcanzo”, estas bien. —se agradeció a si misma que dijera aquello.

     —No, no estoy bien —«estoy enchilada porque elegiste a las pelos teñidos de nuevo, pero frente a mí»—, ¿Cómo estar bien si ellos nos están buscando?

     —En ese punto ninguno de los tres está bien —intervino Diana, zarandeando sus caderas y sentándose en el rezago de Mike con desvergüenza—. Creo que mi patito sabrá cómo solucionar esto, así, con esa valentía en la que me tomó y huimos fugándonos por un final feliz. —Lo besó cerca de los labios, provocándole una sonrisa.

     —Me pondré como jitomate de abasto si sigues con tanto halago. —Elizabeth rodó los ojos, ante sus tontas palabras.

     — ¿Qué tan rojo?

     —Todo lo que se pueda. —Rio. 

     — ¡Basta! —Quería arrogarla lejos de Mike—, ¿Crees que porque te ha cargado en brazos, ya es tu príncipe azul, capaz de luchar como un mítico caballero medieval por ti? No pelos teñidos, más que uno de los azules, es verde. Y por cierto, diré esto una sola vez. Aléjate ahora mismo de Mike, o no respondo.

«Ya está hecho, la olla hirviendo ha estallado» se dijo mentalmente. De pronto sintió que hacía demasiado calor aun estando consiente que estaban al aire libre, cubiertos por una gran vegetación y lejos del pueblo de los taparrabos. Hiperventilándose con la mano, esperó a que Diana se alejase de Mike.

     —Escucha Eli…

     —No me quitaré de Mike —le interrumpió—. Me quedo aquí sentada, porque me quedo. —Esa voz decidida le sorprendió al aludido.

Enredó sus manos alrededor el cuello de Mike.

     —Muy bien. —Se acercó dispuesta a lanzarla por los aires, pidiendo mentalmente la fuerza de Hulk para llevar acabo su cometido.

     —Por el amor de Dios Elizabeth, compórtate —le pidió al verla aproximarse—. No es gracioso esto, ¡Elizabeth, detente ahora! ¡Carajo que te detengas!

En un rápido movimiento se quitó a Diana de encima, y sabiendo cómo evitar que aquello acabara mal, se llevó a rastras a Elizabeth, decidido a detener el coraje de la olla.
 
Gritó que la soltara y le permitiera poner en su lugar a la mujerzuela de Diana, necesitaba demostrarle que si alguna vez se comportó y no la asesinó, ahora lo haría. De Flores—refiriéndose a su apellido del que siempre se burlaron—no tenía nada, le mostraría como su familia resolvía desacuerdos cuando las palabras no funcionaban.

Querida, no soy infantil 1 Y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora