Capítulo extra: La boda de Elizabeth (II)

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Me pongo nerviosa, ni siquiera sé dónde ocultarme, Mike estaba loco, yo estaba loca al dejarlo subir y no intervenir, gran error el mío.

— ¡Mike, por favor deja de decir tonterías! —Intervengo poniéndome de pie con la niña dormida en mis brazos—, discúlpenlo, esta pasado de copas. No sabe lo que hace.

— ¡Pero p-por supuesto que sé lo que hago, era ella la que no sabía lo que hacía al querer raptarme! —Se meterá en problemas si sigue así—, esa mujer, si esa de blanco agarrando al taparrabos, ¡me violó!, me obligó a quedarme con ella, estaba borracha la pobre.

— ¡Que alguien lo baje! —Esa voz era de Elizabeth.

Me apresuré a subir los cuatro escalones de la tarima, me acerque molesta a él e intente arrebatarle el micrófono.

—Deja, deja eso ya, ¡Mike estas borracho! —Era imposible quitarle el micrófono cuando lo tenía a una altura demasiado alta, es aquí cuando odiaba más que fuera tan alto.

—NO estoy borracho —arrastro la letra "o" demasiado, por supuesto que lo estaba—. Deja terminar mi discurso.

— ¡Mike, DAME ESO AHORA! —con Anna en brazos me resultaba esta tarea más difícil, entre los chicos que aún permanecían en la tarima elegí a uno y le pedí que la sostuviera un momento. Regreso al instante con Mike—. Muy bien Mike esta es la ulti...

—Yo conducía tranquilamente, esa se interpuso en mi camino, queridos invitados esa mujer me llamó taxista, ¿Yo taxista?, puff, para nada, yo soy empresario. Pero esa mujer dijo que lo era y me pidió que la llevase a su casa y lo hice, no tenía idea que pasaría lo que pasó y mucho menos que me dejara llevar. No se preocupen eso fue hace siete años, seguro ya no hace esas cosas —debía detenerlo, o comentaría otra locura.

Sin pensarlo dos veces me lancé sobre él, me aseguré de enredar mis piernas en su cintura, agradecía traer mis jeans esta vez. Mi meta ahora era arrebatarle el condenado micrófono.

— ¡Felicidades a Juanito, te has quedado con la bruja de Elizabeth!, ¡Aplaudan señores! —Finalmente soltó el micrófono al comenzar a aplaudir.

Lanzármele de esa forma no fue de mucha ayuda. Me baje, corrí los el micrófono y me aseguré de lanzarlo lejos de él; había caído entre los arbustos. Al girarme en busca de Mike, dispuesta a llevármelo a casa, encuentro a Juan sosteniéndolo de su camisa color vino y propinarle un puñetazo en el rostro.

— ¡Mike! —Me apresuré a alcanzar a Juan y lanzarle un bofetón—. ¿Cómo se te ocurre golpearlo?, esta borracho, no sabía...

—Arruinó mi boda, eso es una suficiente justificación. —Me miró molesto, y segundos después al ver que no hablaría, se marchó.

Mike seguía sin reaccionar.

Esto no era bueno.

De hecho NADA bueno.

Reaccionó horas más tarde sobre su cama, no parecía recordar que ocurrió, pero Diana le lanzó su celular en el rostro y le aconsejó que mirara los mensajes que ha estado recibiendo y el vídeo de YouTube que ya circulaba en Internet con más de quince mil visitas titulado: borracho arruina la boda de su ex.

—No puedo ser yo, esto... esto no es verdad. —Observó estupefacto el vídeo que reproducía.

—Y no has visto los memes que hizo Claudia y que tu hermano se encargó de compartir.

— ¿Soy popular?

—Sí, y no de la manera que hubiera querido. Espero que todo estodesaparezca en unos años, porque si Anna se entera de las vergüenzas quehiciste, te prometo que te haré pagar. 

Querida, no soy infantil 1 Y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora