Inmortalidad

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Sus ojos seguían mirándome. No lo podía creer, estaba solo a unos pasos de mí. Su mirada era de agrado, creo que le gusto mi interpretación, siendo que él fue el compositor de tan magnífica obra musical. ¿Qué posibilidades hay de que el autor quedé complacido con una interpretación hecha por alguien más y no por él?

Freddie permanecía de pie frente a mí. Su vestimenta era la misma que la del vídeo promocional de Bohemian Rhapsody, no sé si mi mente este perdiendo la razón. Mi cabello estaba amarrado, deseaba ocultarme detrás de él para que no se notará mis mejillas rojizas.

-Felicidades. Fue impresionante. -dijo Freddie rompiendo el silencio que inundaba el ambiente.

-¿De verdad lo cree? -pregunté en voz baja. Era increíble que él me lo dijera.

-Si. Es una buena manera de rendir homenaje a tan valiosa obra de arte, compuesta por mí, claro. -contestó entre risas- Créeme que no es fácil decirlo, pero sé reconocerlo cuando lo veo.

- Gracias, señor Mercury. Es un gran honor escucharlo de su parte. -informé con voz gentil y respetuosa.

- De nada, querida. Pero por favor no me llames señor y deja las formalidades de lado. Llámame Freddie o su Real Majestad. -replicó en tono alegre -Bueno ya en serio, sólo dime Freddie.

- De acuerdo, Freddie. -mi voz temblaba al pronunciar su nombre frente a él -Yo soy Katherine, un placer conocerte.- me levanté y me acerqué hacia él. Extendí mi mano para saludarlo.

- Katherine. -repitió -Lindo nombre.- correspondió mi cordial saludo. Su mano era cálida, lograba sentir una especie de electricidad emanar de ella. Seguramente era la emoción por conocerlo personalmente.

- ¿Sabes dónde estamos? -pregunté en voz alta.

- Creí que lo que sabrías. -respondió él.

- No. Todo es tan extraño. -dije -Es como si todo fuera...

-¿Un sueño? -interrumpió Freddie -Lo es, Katherine. Nada de esto existe. Todo está ocurriendo dentro de tu cabeza.

- ¿Cómo es que lo sabes? -pensé que yo era la única en saberlo. -¿Cómo llegaste aquí?

-Tu me enviaste aquí. Fui la primera imagen que pensaste cuando tocaste el piano, ¿cierto? -tenía razón. Durante mi interpretación lo recordé así. No sabía que mi mente fuera capaz de "traerlo a la vida".

- Si, es cierto. -comenté, admitiendolo.

- A pesar que me veo así. -miro su ropa -Sé cómo me veré después.- tenía un toque de tristeza en su voz.- No puedo saber lo que piensas, no leo mentes. Sólo te digo lo que vi y sentí.

- ¿Esta será la única vez que te vea? -pregunté. Deseaba saber a que me enfrentaba.

- No. Siempre que duermas, lograrás verme. No vestido así, claro, y tampoco con la misma edad. -respondió para mi gran alivio.

-Freddie eres consciente de...

- ¿De que estoy muerto? ¿del SIDA? ¿de lo que fue de Roger, Brian y John después de mi muerte? -volvió a interrumpirme -Estoy consciente de todo Katherine. No te preocupes por ponerme al día. Aquí podré disponer de lo que quiera a mi antojo, como siempre lo he hecho. -dijo con gesto travieso.

-¿Aquí? ¿en mi cabeza? -era increíble que así fuera. - Dime algo, ¿esta conversación no está ocurriendo, verdad?

-Si está ocurriendo, no en mi tiempo, pero si en el tuyo.- contestó Freddie. -Ahora este será de nuevo mi hogar - señaló el salón completo, ¿dónde rayos estábamos? A juzgar por la expresión de mi rostro Freddie sabía lo que preguntaría.

- Estamos en mi casa, querida. Bienvenida a Garden Lodge. -dijo con orgullo extendiendo sus manos de manera teatral. Otra trampa de mi cabeza. Siempre que imaginaba a Freddie era en Garden Logde, tomando una copa o mirando su jardín. Mi mente debió haber tenido esa idea grabada y por cierto suponía que debía existir un piano de cola en su casa.

Todo lo había inventado yo, pero ahora parecía tan genuino que era difícil creer que era un sueño. Mi mente estaba empezando a crear un mundo, mejor del que tenía, pero no sería para siempre.

Freddie encendió todas las luces e iluminó por completo el salón. El suelo sí era de madera, el piano sí era negro y él sí estaba aquí. Las paredes eran de color amarillo brillante, había una ventana cubierta por cortinas que no permitían​ la entrada de más luz. Parecía un estudio, o eso es lo que mi mente me hacía creer.

- Katherine, sé que estás confundida. -dijo Freddie - Pero te diré algunas cosas que no puede cambiar tu mente. - tomó asiento en una silla elegante mientras yo decidía permanecer de pie. -Yo seguiré muerto y no podrás revivirme, lo que haga de ahora en adelante dependerá de mí. Los lugares que veas se reflejarán tal y como los imaginas, ya que nunca los has visto por tu cuenta, pero yo también puedo reflejar paisajes tal como los recuerdo. Gracias a ti, yo también tengo un poco de control sobre tu mente, pero eres tú la que tiene el mando aquí.

- Entonces, ¿este estudio si existió? -pregunté, tratando de probar si era cierto o no su teoría.

- Una parte. Este "estudio" -dijo haciendo comillas con los dedos -como tú lo llamas es la habitación principal. El piano se usaba como cabecera de la cama. Se implementó así por si la inspiración llegaba durante la noche o al despertar. En pocas palabras, esta es mi habitación.- finalizó cruzando los brazos. Me quedé mirándolo.

De pronto todo cambio a como había dicho que era. Un piano apareció sobre una cama que no estaba. Todo fue tan rápido, fue durante el segundo mientras lo miraba.

- Algo así. -señaló la cama con su mano.

- ¿Por qué decidiste aparecer en mis sueños? -deseaba saber la razón, mi voz sonaba un poco angustiada.

- Ya te lo dije. Tú me enviaste aquí. La respuesta de esa pregunta sólo puedes ofrecerla tú. -se levantó y se acercó hacia mí.

- Dime Katherine, ¿por qué aparecí en tus sueños? -su voz era un poco grave, lo estaba preguntando en serio. Creo que su buen humor había desaparecido.

Antes de poder responderle, escuché una voz diciendo mi nombre, era mi madre. Intentaba despertarme para que fuera a la escuela. No deseaba hacerlo, pero ya era demasiado tarde.

Living On My DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora