Sí. Los días avanzaron tan rápido que ya era 24 de diciembre, nochebuena. Mary cumplió su promesa: regresó a casa, llamó a Peter y Garden Lodge estaba esplendida otra vez.
Decidí pasar aquí Navidad para estar con ellos. El plan en mi casa era viajar a Escocia para pasar estas festividades dado que tenía vacaciones, brindadas hace poco tiempo. Sin embargo, fingí sentirme fatal convenciéndolos de que no era recomendable trasladarme lejos. Me creyeron, cosa estupenda. No dudé en volver a el que consideraba mi hogar.
Peter se pasó el resto de la tarde en la cocina para preparar uno de los platillos favoritos de Freddie. Hoy íbamos a honrar su memoria.
Mary estaba distraída. Desde que hablé con ella hacía unos minutos me percaté que se sentía intranquila. Ayer yacía en cama y hoy decidió separarse de ella.
Subí las escaleras con el jugo y fruta en mis manos. Ella seguía de pie frente a la ventana abierta.
- Mary traje algo. -coloqué todo en una mesita.
- Gracias. -respondió sin mirarme.
- Me siento igual que tú. No es fácil este día. Era extraño pero siempre deseé convivir estas fechas con él. Aunque hoy es diferente. Estar con ustedes me tranquiliza mucho. En casa nadie entendía por lo que pasaba y ustedes sí. -me aclaré la garganta. -¿Por qué no descansas un poco?
- Pensarás que soy anticuada pero ver esa cama, recordar esta fecha, su rostro, el dolor, todo eso. -se giró en mi dirección. -No es fácil. -varias lágrimas cayeron sobre sus mejillas. Sus brazos estaban cruzados.
Avancé en su dirección abrazándola con fuerza. Correspondió alargando sus brazos por mi espalda. Continuaba llorando y yo con ella. Habíamos perdido a un hombre maravilloso.
Estuvimos así algunos minutos. Nos limpiamos el llanto y acordamos mantener su imagen carismática por el resto del día. Recordarlo como lo que fue, un hombre extraordinario que vivió hasta el último instante.
Ambas nos alistamos para el festín. La ayudé a verse linda aunque a decir verdad ya lo era. Tomó un vestido azul marino corto acorde a su edad. Era más bien una falda y blusa que en conjunto parecía un vestido. Su cabello blanco estaba suelto. Le llegaba a los hombros.
Y yo... algo sencillo. Pantalón, camisa blanca y cabello amarrado. ¡Qué sorpresa!
Bajamos las escaleras hasta el comedor. Todo se veía exquisito. Era un verdadero festín. Fruta, carne, sopa, ensalada, los platillos, las copas de cristal, el vino, el champagne... era el paraíso.
Peter vestía un traje elegante para la ocasión. Parecía que nos habíamos puesto de acuerdo para vestirnos "elegantes". Todos pensamos igual. Hoy no habría lágrimas sino celebración.
Nos acomodamos en una silla cada quien. Peter, como todo un caballero, ayudó a ambas en el proceso. Degustamos los alimentos. ¡Por Dios! ¡Todo estaba delicioso! En la copa de cada uno habían bebidas diferentes. Mary tenía vino tinto, Phoebe champagne y en la mía había... agua.
- ¿Agua? -protesté. -¿De verdad Phoebe?
- Sí. Es mejor para ti. -rió él.
- ¿Podría probar un poco de vino y champagne? -solicité. -Nunca lo he probado. -ni siquiera Freddie me lo había permitido.
- ¿Mary? -dijo Peter. -Yo digo que sí. ¿Y tú?
- Bueno, sólo un poco. No queremos que se mareé o algo por el estilo. -respondió tomando un bocado de fruta.
- ¡Sí! -exclamé.
Peter tomó dos copas más y sirvió las bebidas. Era grandioso ver las burbujas doradas de la champagne y agitar con la otra mano el vino para percibir su aroma. Me terminé ambos en pocos segundos. ¡Un verdadero placer!
Como si hubiera alguien más presente escuchamos a la par el sonido de algunas teclas en el piano presionadas al azar. Era en la parte de arriba.
Curioso, en realidad. Hacía una hora estábamos hablando cosas alegres y ahora nos sentíamos alarmados por la situación. Nos miramos entre sí.
- Iré arriba a revisar. -intervino Phoebe.
- No. -me levanté antes que él. -Iré yo.
Avancé unos pasos y subí las escaleras. Llegué a la habitación, encendí la luz porque ya era noche y vi a mi compañera sentada en la cama moviendo su cola de un lado a otro.
- Hola. -saludé. Rayos, ¿sería correcto? -¿Es momento que te lleve con ellos?
Maulló varias veces mirándome.
- Está bien. -contesté débilmente. -Sígueme.
Antes de irnos Delilah observó la cama un momento y luego a mí. Creo que pude entenderla.
- Sí, detesto este momento. Vamos, no será fácil.
Bajó de un salto de la cama y me siguió hasta el comedor. Bien, la hora feliz acabó.
- ¿Encontraste algo? -preguntó Mary interesada. Seguía sentada, era mejor que continuará así al igual que Phoebe.
- Sí. -interpuse. -Tenemos compañía.
Dirigieron la mirada a un costado mío. Su expresión era de sorpresa.
- ¿Esa es Delilah? -preguntó Peter. -No, es imposible. Los gatos no viven tanto tiempo.
- Peter, es ella. -confesé en suspiros. -Delilah.
- ¿Cómo entró? -interrumpió Mary.
- Por la ventana de arriba. -o eso creía. -Peter, Mary. Tengo que decirles algo muy importante. Espero que lo entiendan, no es fácil pero...
- ¿Qué es? -volvió a interrumpir Mary histérica.
Cerré los ojos un momento mientras oía los ronroneos de Delilah. Era momento de decir la verdad.
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Living On My Dreams
Random- ¿Dónde estamos?- pregunté con curiosidad. - ¿No es maravilloso este lugar?- respondió emocionado. - Si, lo es. ¿Por qué me trajiste aquí?- dije mirándolo fijamente. No hubo respuesta. Él seguía mirando aquel hermoso paisaje. Era interesante estar...