Segundo hogar

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A la mañana siguiente, asistí a clases como de costumbre. Mi rutina diaria consistía en escuela - Garden Lodge - casa. Todo en ese orden. Milagrosamente mis padres jamás me invadían con preguntas tipo "¿por qué vas todos los días?" o "¿quiénes son esas personas?". Estaban muy ocupados en sus asuntos que permitían que tomará mis propias decisiones. Además era mejor no estar en presente cuando las minas empezaban a caer o mejor dicho los problemas de siempre. Me encantaba estar en mi segunda casa, como decía Phoebe.

Freddie no aparecía en mis sueños desde su llegada a la mansión. Me preocupaba no míralo de nuevo porque creía que tal vez ya no querría verme, o peor aún, ya no podía hacerlo. A decir verdad me sentía triste porque en el fondo sabía perfectamente que Mary era mi responsabilidad. Fallé en mi promesa.

Después de clases me dirigí a Garden Lodge. Phoebe me recibió como de costumbre. Hablamos un poco de la comida que serviría (Peter era un genio de la cocina) y del asunto de Mary. Fuimos al comedor mientras tanto.

- Phoebe tengo una idea. Quisiera que hiciéramos un viaje los tres. -mencioné al instante.

- ¿A dónde? -preguntó colocando los cubiertos sobre la mesa.

- Que te parece Suiza. -serví agua en las copas.

- ¿Montreux? -dijo sirviendo la sopa sobre los platos.

- ¿Te parece buena idea? -lo miré esperando su contestación.

- Tal vez. -colocó una mano en su cintura. -En primer lugar, el médico debe autorizarlo. Y en segundo, debes preguntarle a Mary su opinión.

- Lo sé. Después de comer, ¿hablarías con él mientras yo lo hago con ella?

- Claro, pero ¿por qué Montreux? -dijo confundido.

- Porque una persona alguna vez dijo que si querías estar en paz debías ir a Montreux. -le guiñé un ojo. -Creo que será bueno para su salud. Además jamás he ido y que mejor compañía que ustedes.

- Favor que nos haces. -sonrió. -De acuerdo, hablaré con él.

Después de unos minutos Mary bajó las escaleras para iniciar a degustar los alimentos. Lucía hermosa como siempre, aunque algo pálida y cansada.

La guíe a la mesa y sonrió al verme. La abracé en respuesta. Su aroma me invadía por completo.

- Hola linda. -dijo ella en mi oído. -Me alegra que regreses a casa.

- A mí también me encanta estar aquí. -reí ligeramente.

Nos acercamos junto al comedor con Peter e iniciamos a probar la maravillosa sopa que cocinó para nosotras. Estaba un poco pensativa en lo que le diría a Mary para convencerla de hacer el viaje.

Pasado el momento, la invité a tomar un té en el jardín. Peter, mientras tanto, salió de casa para visitar al médico y pedirle su opinión. Antes de esto, él y yo limpiamos la mesa para dejar todo en su sitio.

Mary y yo nos sentamos sobre el césped e inicié mi plan.

- Mary quisiera proponerte algo. -empecé. -Quisiera que los tres saliéramos de la ciudad y estar en paz. Sin preocupaciones, ni tampoco tristeza. -la miré sonriente. -Vayamos a Montreux.

Me miró como si hablara en otro idioma. Su rostro reflejaba preocupación y melancolía. ¿Habré dicho algo malo?

Living On My DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora