ADVERTENCIA: Si no les agrada la relación que tenía Freddie con Jim, les aconsejo que no lean este capítulo. Pero si no les disgusta, lo disfrutaran tanto como yo.
Nuevamente agradezco su apoyo aquí 💕💕💕💕. Son lo más preciado que pude encontrar.
Hoy era un día como tantos. Uno de los miles que había experimentado en el pasado. Sin embargo, sería un día diferente. Tal vez hasta único.
Hoy por la noche familiares, amigos y conocidos despedirían al que conocía como uno de los tesoros más preciados de mi existencia. Cuando tuve la oportunidad, ofrecí mi amor y afecto a aquella mujer encantadora. Fue mi fiel compañera hasta el día de mi muerte. Y ahora, sería mi turno de ver su féretro como parte de la gran ironía de la vida.
Estuve pensativo ese momento. No puedo decir si era de día o noche porque prácticamente no existía el tiempo en mi mundo, infierno o como diablos quieran llamarle. Aquí no hay nada más que recuerdos invadiendo mi podrida mente de genio.
Nunca me he considerado único. Y si nunca lo hice fue porque no lo creía, estaba seguro. Era tan único como el universo mismo.
Mientras recordaba anécdotas de mi "fabulosa" vida y reposaba tranquilo sobre el césped del jardín bebiendo mi ocasional taza de té como cualquier otro londinense, veía al atractivo hombre musculoso que mejoraba mi paisaje maravillosamente.
Era curioso decirlo pero no estúpido. Aquel cuerpo en movimiento sólo llamaba mi atención. ¿Cómo no mirar a ese hombre? Bebía más sorbos de mi delicada taza de porcelana mientras acariciaba el suave y delicado pelaje de Delilah que ronroneba a mi lado.
Observaba detenidamente a Jim arreglar los arbustos y no podía imaginar un escenario más absurdo. Deleitaba mi vista con su presencia y a la vez me divertía gracias a él. Nunca me arrepentiría por traerlo aquí.
- Querido, ¿sí sabes que esos arbustos están más muertos que nosotros, verdad? -grité en dirección a Jim. Mi mente traviesa nunca me haría una persona cabal. ¿Y eso a quién rayos le importaba?
En respuesta a mis palabras, Jim se levantó rápidamente y caminó hacia mis aposentos. Su rostro irlandés no reflejaba ni una pizca de felicidad. Insultar las plantas era tanto como golpear a mi querido esposo. ¡Adoraba hacerlo enojar!
- Freddie, esos arbustos y este jardín son mi único pasatiempo. -se sentó juntó a mí. -Soy una persona tranquila y no un artista demente. -lo dijo como si intentara explicarle a un niño malcriado el porqué la luna no era de queso.
- ¡Auch! -fingí dolor en mi pecho. -Acabas de herir mis sentimientos. Me consideraba más que sólo un "artista demente". ¡He caído tan bajo! -alardeaba teatralmente como solía hacer casi siempre.
- Freddie Mercury, te conozco bien. Algo tramas y ansías decírmelo. -me quitó la taza de las manos y la colocó en un extremo opuesto. -¿Qué ocurre?
- ¿Qué te hace pensar eso? -respondí intrigado. -¿Tan bien me conoces? -entrecerré los ojos con cautela.
- Haz estado viéndome todo este tiempo. -arqueó una ceja. -Tanto que seguro quieres intentar nuevas posiciones sexuales en la cama, tan anormales como de costumbre. -se llevó las manos al rostro.
- ¡Error! -dije muriéndome de la risa. -¡Las imaginé aquí! -seguía riéndome tan fuerte que mi pecho de verdad sentía dolor.
- ¡Fred! -gritó Jim intentando estar molesto pero no pudo contener la risa. Era un verdadero puritano, tanto que incluso se sonrojó a los pocos minutos.
- ¡Te adoro precioso! -me acerqué a él intentado abrazarlo y besar sus labios aunque sólo logré besar su nariz y mejillas cálidas.
- ¡No!, ¡así empiezan tus fantasías sexuales! -trataba de rehusarse a mí hasta que por fin lo solté para carcajear otro instante. Era lo que necesitaba para sentirme mejor.
Delilah salió disparada directo a la casa mientras yo recuperaba el aliento. Nunca antes me había divertido tanto con la verdad. Únicamente Jim lograba ese efecto en mí. Lo amaba por ser tal cual era, aunque si me molestaba mucho su maldita "independencia". Mi bruja irlandesa era tan fría y adorable como yo.
- Ahora que mi cuerpo ha sido ultrajado por ti, otra vez, ¿me dirás qué sucede? -su mirada era seria. De verdad, se preocupaba por mí.
- Está bien. Te lo diré. -resoplé. -Siempre te sales con la tuya. Te maldigo Cúpido.
- Después me explicas tu odio fantasma. Ahora me interesas tú. -explicó Jim sujetando mis manos.
- ¡Esto es tan lindo! -casi se me salían las lágrimas. Jim podía ser romántico en ocasiones, pero no más que yo.
- ¡No evadas mi pregunta de nuevo! -se levantó velozmente. -Si no quieres contarme está bien. Me iré con los arbustos.
- ¡Espera! -lo detuve sujetando su mano. -Si te digo, tendrás que estar a mi lado, pase lo que pase. -endurecí mi mirada para persuadirlo.
- Siempre he estado a tu lado. -volvió a tomar asiento. -En la vida y en la muerte estaré a tu lado. Lo prometo. -entrelazó nuestros dedos.
- Bien. -sonreí a medias. -Estaba pensando en el velorio de Mary. También en Phoebe y Katherine. Y un poco en mi vida.
Me miró confundido. No estaba tan convencido de mi respuesta. ¡Maldición!, ¡me conocía tan bien!
- ¿Y en qué más? -prosiguió. -El asunto de Mary ya lo sabíamos. Respecto a Phoebe sabemos que es muy listo y arreglará todo. Además Katherine no se irá de Londres y estará con nosotros. -hizo una pausa. -Y sobre tu vida... eso es caso perdido. No tienes remedio.
- ¡Qué optimista eres lindura! -dije en tono sarcástico. -Pero te doy la razón respecto a mi vida. -cerré los ojos.
- ¿Te preocupa algo más, cierto? -trató de descifrar mi mirada. -Puedes contarme lo que sea.
- ¿Sin importar qué? -pregunté.
- Sin importar que. -repitió seguro.
Pensé unos segundos mientras mi cerebro procesaba la respuesta idónea y menos confusa.
- Quiero intentar algo esta noche.
- Freddie, no....
- No es nada de lo que te imaginas. -le aseguré. -Es peor, te lo prometo. Mucho peor y hasta perturbador.
- Ahora me lo dirás y me arrepentiré hasta el alma por preguntar. -sonaba afligido Jim. -Odio mi curiosidad pero me agrada tu entusiasmo. -recobró energías para volver a hablar. -¿Qué deseas hacer?
- Dos cosas. -respondí serio.
- ¿Qué cosas? -seguía sosteniendo mi mano.
- Primero, intentar las maniobras anormales. -rodó los ojos sin disimulo alguno. -Y después necesito tu ayuda para algo más extraño.
- ¿Tengo que aceptar, cierto? -arqueó una ceja.
- Es todo o nada lindura. -exclamé mientras mantenía mi postura seria.
- Bien, ya qué. -concluyó. -Todo sea en el nombre de la ciencia.
Su respuesta era tal que reí tan fuerte hasta derramar un par de lágrimas y doblar mi torso en su dirección. Mi actitud de "persona cabal" se había ido al demonio. Amaba tanto que Jim se "sacrificara" por mí.... ¡ah!, ¡y por la ciencia!, ¡¿cómo olvidarlo?!
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Living On My Dreams
Random- ¿Dónde estamos?- pregunté con curiosidad. - ¿No es maravilloso este lugar?- respondió emocionado. - Si, lo es. ¿Por qué me trajiste aquí?- dije mirándolo fijamente. No hubo respuesta. Él seguía mirando aquel hermoso paisaje. Era interesante estar...