Canción de cuna/ Historia Corta

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Había sido un día tan largo como una semana.

Para Ekko, tanto metafórica como literalmente, todo había salido mal y le había tomado una eternidad dejar las cosas en su sitio. Para empezar, Ajuna casi muere intentando escalar el Hambre Antigua. El joven estaba tan desesperado por ser como Ekko que se subió a la torre del reloj en el centro del sumidero antes de que nadie pudiera detenerlo. Fue el primer salto complicado el que casi acaba con el chico. Menos mal que Ekko había activado su Pulsar-Z. Dieciocho veces tuvo que oír el grito desgarrador del chico precipitándose hacia su muerte antes de descubrir cómo y dónde detener la caída y salvar su vida.

Después, mientras buscaba tecnología en un depósito de chatarra vinculado al clan Ferro, una banda especialmente agresiva de vigilnautas lo rodeó. Eran enormes y estaban cubiertos de mejoras que convertían lo feo en horrible. Ekko se sorprendió de su velocidad, pero no tanto de que dispararan a matar. A los piltillos y sus refuerzos no les importan las vidas de los merodeadores de alcantarillas como él. Una suerte que su Pulsar-Z existía para sacarlo de encuentros aparentemente inevitables como aquel. Tras una docena de retrocesos, cambió de estrategia y sacó su último juguete: el Gravitador de Destellos. Se supone que debía estallar en una luz cegadora y atraer todo lo que no estuviera sujeto hacia su centro.

Pero el Gravitador de Destellos no funcionó. Bueno, al menos no como esperaba. Explotó. Y ahí fue cuando las cosas se pusieron interesantes. A diferencia de la mayoría de los experimentos de Ekko que habían hecho explosión, la detonación mágica azulada se detuvo a mitad del estallido. Columnas de energía nebulosa azul se dispersaron desde el epicentro. Trozos de la metralla del disco giraron lentamente en una trayectoria que, si hubiera tenido una velocidad normal de explosión, habría sido mortal. Incluso el destello cegador esférico estaba inmovilizado en el espacio.

Y entonces todo se volvió aún más interesante. La explosión implosionó y se reconvirtió en el minúsculo Gravitador de Destellos, retrocedió hacia atrás en dirección a Ekko y se detuvo en su mano, frío como el viento.

''Genial'', pensó Ekko. Rebobinó el momento para poder lanzárselo a los vigilnautas varias veces más. Con fines científicos, por supuesto.

Cuando por fin Ekko llegó a su casa, su cuerpo estaba agotado, pero su mente estaba despierta. El apartamento era funcional: escasos muebles y poco aparatoso. La habitación de Ekko era un rinconcito separado con una cortina y lleno de libros desechados, restos de tecnología rescatada y escondites para el Pulsar-Z y el Gravitador de Destellos. Hoy era uno de esos días raros en el que sus padres llegarían temprano a casa, y él tenía algo que decirles.

''Mamá, papá'', practicaba mirando su reflejo, que le devolvía la mirada desde la superficie cilíndrica y brillante del Pulsar-Z. ''No voy a solicitar el ingreso a ninguno de esos clanes de clase alta ni a ninguna escuela arrogante piltilla. Me quedaré aquí con ustedes y con mis amigos. Nunca le daré la espalda a Zaun''.

Las palabras rebosaban de la confianza que le proporcionaba el hecho de estar solo en un apartamento vacío, donde los únicos que podían responderle eran su reflejo y las paredes. Y esa respuesta era el silencio.

Oyó el tintineo de las llaves, amortiguado por la puerta delantera. Sin perder ni un segundo, Ekko metió su Pulsar-Z debajo de la mesa y la tapó con una tela negra. No quería que se preocupasen por sus escapadas con un dispositivo hextech inestable que manipulaba el tiempo.

La puerta se abrió y los padres de Ekko volvieron por primera vez esa noche. Parecían desconocidos ante los ojos de su propio hijo; desde que los había visto juntos por última vez unas semanas atrás, su trabajo los había envejecido aún más. Su rutina era predecible. Llegaban a casa reventados, traían una comida exigua comprada con el sueldo del día y guardaban el resto del dinero para impuestos y sobornos. Luego se quedaban dormidos en la silla, con el mentón descansando sobre el pecho, hasta que Ekko les quitaba las botas y los ayudaba a meterse en la cama.

Universo lol / League Of LegendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora