Primeros pasos/ Historia corta

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Nadie le creía a la niña. Incluso después de haberla vestido y tranquilizado lo suficiente para que pudiera formular oraciones completas, nada de lo que decía tenía sentido.

Los aldeanos tenían mucha experiencia con lo sobrenatural, era parte de vivir a los pies del Monte Targón, pero la historia de la chica no cuadraba.

Había descrito una especie de humanoides de otro mundo que habían emergido del mar que limitaba con la aldea. Parecía ser una errante: una de las perdidas y confundidas criaturas celestiales que algunas veces se aventuraban desde la cima del Targón. Sin embargo, nadie había escuchado de una aparición celestial del océano. Lo más seguro era que la niña estuviera fantaseando en sus juegos.

Pero cuando una mujer de ojos carmín nadó hasta su aldea, siendo sostenida por una corriente de agua que decaía y fluía según sus órdenes, los aldeanos entendieron que no se trataba de ningún juego.



''Hola'', dijo la extraña. ''Soy Nami. Soy una marai, una criatura del océano. No vine a hacerles daño''.

Los aldeanos la observaron boquiabiertos. Tal vez estaban desconcertados por su apariencia. Eso sería lógico, considerando lo raro que ellos se veían a los ojos de Nami: piel sin escamas y dos brazos en vez de aletas.

Aunque no parecían ser buenos para conversar, Nami tenía su atención.

''Busco al Aspecto de la Luna. Tiene algo que mi gente necesita. Sin este objeto, ellos, y posiblemente todo el mundo, sucumbirán ante una hambrienta y despiadada oscuridad''.

Los aldeanos continuaron observando a Nami, las bocas abiertas y en silencio. Solo una adormilada bestia de cuatro patas no se inmutó por la apariencia de la criatura marina en la aldea y continuó sacando bocados de pasto seco de una carreta, haciendo ruido con sus encías babosas.

Nami permaneció en silencio, dando golpecitos incómodos con su báculo.

''Así que... si alguien sabe dónde se encuentra el Aspecto, eso sería, eh...'' Inhaló, ansiosa por emitir algún sonido que terminara con el incesante silencio que había en la multitud. ''De mucha ayuda. Para mí''.

Era como si los aldeanos se hubieran congelado en su lugar, todo estaba muy silencioso. Nami observó alrededor de la aldea y vio luces pequeñas y vibrantes por todos lados. Ancladas a pequeños pilares de cera o a grandes bastones de madera, las luces parecían tener vida, pero no sensibilidad. Palpitaban en la brisa y crepitaban con energía.

''¿Cómo llaman a eso?'', Nami preguntó, señalando a la luz. ''Es encantador''.

Un hombre anciano que vestía una túnica dorada se acercó, escoltado por dos centinelas; la gente de la superficie insistía en cubrirse, por razones que Nami no podía comprender. Por las muchas capas de tela que lo envolvían, Nami dedujo que debía ser una especie de patriarca. O tal vez simplemente tenía frío.

''¿Buscas la luna?'', preguntó. ''¿Es tu amiga o tu enemiga?''

Nami estrechó los ojos. Los labios del hombre se estremecieron con rabia silenciosa. El Aspecto de la Luna claramente era importante para él, pero ¿en qué forma? ¿Acaso la veneraba y deseaba protegerla, o la consideraba un adversario?

Universo lol / League Of LegendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora