Q U I N C E

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—Oh vaya, alguien tiene prisa. —rió la partera de cabellos rubios—Necesito que todos se vayan, traigan a mi enfermero. —sentenció.

A la fuerza los invitados fueron sacados de la sala, a excepción de Félix para darle el apoyo a su omega. Un chico pequeño y de rasgos asiáticos entró algo nervioso. Estremeciéndose al escuchar un gemido doloroso de Deuz.

—Soy Joy, él es Loon. —señaló, con una sonrisa mientras subía la cobija y revisaba la intimidad del omega—Tranquilo, los primerizos siempre hacen bulla. Es normal, también es común que se desmayen... —informó.

—¡nO ME AYUDAS...! —chilló, soltando otro quejido y apretando tanto la mano de su alfa que jura haber escuchado un crujido de ésta. Sintió las manos de la mujer revisarle, se le hacía muy incómodo ser tocado allí por alguien que no fuera su pareja.

—El conducto de parto parece bien... Okey, Loon prepara todo. Esto comenzará en cinco minutos, señor Deuz.

—¡APÚRENSE! —exigió.

-o-O-o-

Dicen que el parto es la cosa más hermosa que una madre puede experimentar, que ese dolor valía perfectamente la pena por traer una vida al mundo.

Pues, Deuz dudaba de esa ideología en ese momento.

Un grito se oyó de él, mientras la voz de Joy le exigía que pujara con fuerza. Que ya coronaba.

Él creía que habían pasado mínimo seis horas, pero en realidad sólo llevaban media hora. Sí, los primeros partos eran lentos.

—¡VOY A MATARLO SI LO VUELVO A ENCONTRAR! —gritó apretando la mano izquierda de su pareja, pues la derecha la estaba sacudiendo para quitar el dolor.

—¡Muy bien, Deuz! Continúa —exigió de nuevo la partera. Deuz exclamó un par de groserías antes de volver a pujar.

—¡FÉLIX, A TI TAMBIÉN TE MATERÉ DESPUÉS! —sentenció escuchando la afirmación de su pareja, que le susurraba palabras de ánimo y limpiaba su frente llena de gotitas de sudor.

-o-O-o-

Cuando abrió los ojos, toda el cuarto estaba a oscuras. Escuchaba el televisor con algo de interferencia. Giró la cabeza a la izquierda, donde su alfa dormía, con marcas de cansancio y una pequeña curita en su dedo anular.

—Ay por... Félix, despierta, maldito... —le tiró un cojín, haciendo al alfa levantarse con la guardia en alto hasta que giró a verlo.

—¡Oh, Deuz! ¡Qué bueno que despiertas! —el alfa besó su frente, nariz y finalmente sus labios repetidas veces.

—Hey, ya... —murmuró alejando el rostro del pelirosado—¿Dónde está mi hijo? ¿Dónde está Harry?

—¿Harry? —mencionó con gracia.

—Sí, necesita un nombre, no podemos llamarlo simplemente parásito y yo no aceptaré ninguno de tus nombres extranjeros. —giró cuanto le permitió su cuerpo para mirar a ambos lados de la cama, como si el recién nacido se encontrara en el suelo.

—Paolo es un nombre bonito. —refunfuñó el alfa en puchero.

—¿Dónde. Está. Mi. Bebé?

—Ah, en cuidados intensivos... No lloró cuando nació y ha estado allí desde hace seis horas... —contó con delicadeza.

Deuz abrió los ojos, mostrando frustración consigo mismo.

—Hice que naciera mal... —se regañó, soltando una suave lágrima.

—¡No, no, cariño! Eso es mentira, lo hiciste excelente. —se apuró a decir—Calma, está bien. Los doctores solo esperaban a que despertaras para que te viera...

Deuz, se relajó entonces. Mirando a Félix y notando las leves ojeras en sus ojos.

—¿Por qué esa cara? —le preguntó. Félix encendía la luz de la habitación mientras.

—Los paparazzis son una piedra en el zapato. En cuanto supieron que estabas aquí vinieron a saber el porqué.

—Pero mi lazo y embarazo son públicos... ¿Por qué vienen a molestar?

—Siempre aprovechan para inventar chismes, como decir que el bebé no es mi hijo porque la fecha de tú lazo en relación al embarazo no concuerda.

—No es tu hijo. Bueno, biológicamente, no. —respondió.

—Pero ellos no lo saben. Cuando no pude más con sus fastidios Maggie y Oxy los ahuyentaron.

—Ah... —el omega empezó a mover sus dedos, nervioso.

Su pareja lo observó y sonrió.

—Le avisaré a Town para que traiga al pequeño Harry. De seguro quiere que su mami lo amamante. —avisó saliendo.

—¿Que yo debo hacer qué? ¡Félix!

A los minutos, su pareja volvió con un pequeño envuelto en telas blancas con una franja azul surcando el borde.

—Mira bebé... Aquí está tu gruñona mamita... —dejó el bulto en los brazos del omega y se sentó al lado. Esperando a que este lo desenvolviera y mirase el rostro del recién nacido.

Al hacerlo, se quedó paralizado.

El bebé era de piel clara y tenía el cabello rubio oscuro, igual al de su padre biológico, sus ojos brillaban en un azul oscuro, aún no concreto.

—Lo siento... —dijo Félix de la nada.

—¿Eh?

—Lamento que se parezca a él... Harán mucho revuelo por esto... —dijo.

—No digas eso, estos rasgos no son de ese idiota. Son de él, de Harry. —con su mano tocó la nariz pequeña y  rosada del bebé—Sobre la apariencia... Podemos decir que se parece a su abuelo. Nadie sabe cómo son mis padres... —resolvió, sonriendo suavemente.

Félix lo observó, encantado. El cabello en punta de su omega estaba caído, fue peinado hacia un lado, dándole un look menos rebelde. Y esa respuesta tan simple lo hizo sentir que se enamoraba más de él.

 Y esa respuesta tan simple lo hizo sentir que se enamoraba más de él

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—Te amo... —dijo. Su omega sonrió suavemente.

—Nosotros también te amamos... —respondió, con una sonrisa.

—Ahora... Amamántalo. —se quedó espectante a las acciones del moreno, que parpadeó en respuesta.

—¿Cómo es la cosa?

Harry la Jarrita ♥

⛓Great Escape⛓ [Félix×Deuz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora