⛓Great Escape⛓ [Félix×Deuz]

T R E I N T A

Cuando su mamá trabajaba componiendo iba al sótano de la casa. Era completamente ajeno al mundo a menos que fueras allá a hablarle. Odiaba que lo molestaran en esos momentos.

Harry desde que era pequeño pensaba que los sótanos eran lugares húmedos y malolientes, hechos para almacenar o esconder cuerpos (Veía demasiadas series policiacas con su padre). Pero el suyo resultó ser un espacio muy cómodo. Se dividía en el pequeño cuarto de composición y prueba de su madre, y una especie de sala de entretenimiento, con unos pocos juegos, televisión y muebles, y minibar también.

El alfa se había puesto a comparar su casa con la de su hermano pelirrojo y se sentía vivir en esas casas de famosos en comparación con él, de casa pequeña pero muy acogedora.

Durante las dos semanas que su madre le aplicó la ley del hielo, debió hablar con su padre y hermanito. Aunque no le molestaba, ellos eran entretenidos y sabían escuchar y responder.

Cuando hacía café estaba acostumbrado a tomarlo junto a Deuz con algún bocadillo. Ahora hacía la taza de su madre y le ponía una tapita improvisada para que no se enfriara.

Esas tardes de café empezó a tomarlas con James (ya que a esas horas era el único disponible), él se hacía su taza y al niño le preparaba una merengada simple, ambos la acompañaban con galletas o bollos y en todo ese tiempo pudo descubrir la extensa mentalidad del pelirosa.

—¿Entonces las semillas son un mundo dentro de éste mundo? —preguntó uno de esos días.

—Sí. Y allí viven seres geniales con la música que son muy pequeñitos. —señaló con su dedo la altura imaginaria.

—¿Tan chicos? ¿Dónde viste eso?

—En televisión. —con razón, ah, ese niño de ojos algo azulados era muy crédulo—Tengo la teoría de que mami proviene de ese lugar. Pero usó una gran máquina para tener nuestro tamaño.

Harry no pudo evitar reír. Sabía que se refería a su altura, porque en comparación a Félix y él, Deuz era un hobbit.

Jugó mucho con James. El niño le enseñó a montarse dramas dignos de novelas con sus soldaditos de juguete (que heredó de Harry).

Harry había estado estudiando mucho para una prueba que tenía con Bryan. La teoría le resultaba más fácil que la práctica, pero siempre se quedaba varado en algún tema. Acostumbraba a hacer cartas con los temas y que alguien se lo leyera a modo de adivinanza.

También quiso ser más conciente con su nuevo hermano, de pequeño llevaba una galleta extra o fruta para darle, pues siempre creyó que Bryan era muy flacuchento. Había dejado esa costumbre pero volvió a él desde que durmió esa vez en su casa.

—¡Ya te he dicho que no debes traerme comida, Harry! —se quejó tomando el envase extra donde le traía una porción de alimento.

—No veo que lo rechaces igual. Ahora calla y come.