C U A R E N T A Y D O S

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En quince minutos llegaron a la casa del rubio luego de un par de indicaciones de dirección.

Éste bajó veloz de la motocicleta, queriendo desaparecer rápido en la profundidad espacial que las pegatinas de estrellas en su habitación le proporcionaban.

Sin embargo, su brazo izquierdo fue retenido por Leo justo a tiempo, para acercarlo de un jalón y plantarle un largo beso de despedida, usando el brazo libre para tomar de la cintura al rubio y acercarlo lo más que podía.

Harry aprovechó para morder su labio fuertemente y obligar al alfa mayor a soltarlo en reacción. Se apoyó en sus rodillas con su cabello rubio algo enredado cubriéndole el rostro, recuperando el aliento ¡Casi se desmayaba, por Dios!

Miró de reojo al de cabello negro, que con una mano tanteaba su labio algo sangrante por la mordida. Éste sonrió ampliamente, satisfecho y emocionado.

—¿Acaso eres masoquista? —interrogó el ya recuperado ojizarco.

—No esperaba que fueras capaz de eso... —ignoró su pregunta, para alagarlo—Nada mal, Hazza. —se acomodó en la motocicleta y la encendió, volviendo su vista al rubio—¡Nos vemos el lunes, no-vi-o!

Harry se sonrojó de repente, viéndolo arrancar y dar la vuelta en U por la callejuela de al lado de su casa y devolverse.

—¡No soy tu novio! —le gritó.

—¡Estamos en proceso! —fue lo último que se escuchó de Leo. Junto al sonido amortiguador del motor mientras desaparecía de la vista del alfa. Suspiró y cauteloso se adentró a su hogar.

Harry por poco llora de felicidad cuando, al pasar la puerta, solo encontró a su pelirosado padre en el living con los ojos pegados a la laptop.

Era su salvador.

Que sí. Bien podía él burlarse largo rato de sus mínimos chupetones. Pero también debía saber de cómo ocultarlos, porque, obviamente Félix no podía mostrar esas mismas marcas cuando iba a la clínica. Debía existir alguna forma de ocultar ese pecado.

—Hola, papá...

—¿Así que te damos libertad por una noche y llegas con un novio? Ojalá tu madre hubiera escuchado. —lo miró aún con la cabeza gacha.

El alfa volvió a sonrojarse y, por un momento, sintió algo recorrer su rostro.

—Te sangra la nariz, campeón. —señaló en completa calma el mayor. Levantándose y llevando al rubio a la cocina para atender su nariz—Algunos vasos sanguíneos debieron de romperse con tantas veces que te sonrojaste. Vaya pilluelo tengo de hijo.

Harry se sentó en la barra por orden del mayor, y soltó un quejido mientras Félix lo atendía con unos cuantos algodones. En eso la mirada del alfa cayó en ciertas marquitas oscuras. Se escuchó un pequeño resoplido en un intento de ocultar la risa.

—¿Tan rápido te entregaste? —le interrogó divertido una vez lo había ayudado.

¡Papá! —reclamó aun sonrojado—¡¿ Me crees capaz de...?! ¡No! —tapó las marcas con su mano—Además, yo no soy el pasivo...

—Si tiene moto. Definitivamente tú cumples ese papel. —declaró, mientras caminaba a la heladera buscando algo—¿Te buscaste un delincuente? Vaya... Pero tranquilo, sé que eres responsable y que no te dejarías así de fácil. Eres como tú madre.

El alfa lo estuvo mirando por un rato. Hasta que Félix sacó de la heladera, triunfador una cuchara.

—¿Y eso para qué...? —no terminó de hablar cuando sintió el frío metal contra su cuello. Haciéndolo chillar levemente.

⛓Great Escape⛓ [Félix×Deuz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora