⛓Great Escape⛓ [Félix×Deuz]

C U A R E N T A Y C U A T R O

—Los odio a todos... —murmuró Harry con el rostro contra el fornido pecho de su pareja—Y a ti, te odio más. —declaró mirándolo con enojo.

—No tienes derecho a odiarme cuando te abrazas tan lindamente a mi. —rió el de cabello negro. Mientras cambiaba el canal de televisión—Además, no estés así. Mañana cumples dieciocho, deberías estar feliz.

—Hurra. —vitoreó sarcástico y sin ánimos—Y no me vengas con lo de que al fin podré beber. Cuando me escapaba contigo siempre me dabas cerveza de raí--

Leo tapó su boca de repente. Pidiendo silencio, nervioso. Recordando que estaban en la casa del rubio.

Sí, quizás Harry ya haya bebido antes. Pero eso sus padres no lo sabían aún. Ellos veían a su hijo como una santidad.

—¿Acaso quieres que tus padres me maten si te escuchan? No respondas. —obvió. Observando el rostro de su novio en el que definía claramente que no le importaba para nada si lo asesinaban.

La puerta de la habitación fue levemente abierta, para que el pequeño y moreno cachorro de esa casa se asomara a ver a la pareja. Balbuceando que debían bajar.

—¿Listo para tu última cena de diecisiete años? —animó, mientras se levantaba junto al otro.

—No.

—Pues vamos. —rió. Tomando su mano y llevándolo hasta el comedor. Donde estaba toda su familia, incluyendo a sus abuelos paternos que lo miraban con cierta ternura (eso sí que daba miedo).
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La mañana del primero de julio los recibió a todos con un pequeño aire nostálgico.

Leo guardaba un par de bolsos en la parte de los pasajeros de su automóvil. Mientras en la entrada de la casa Harry era fuertemente abrazado por sus padres y familiares. Todos entre recuerdos de la infancia del rubio y algunos chistes.

Con esa pequeña y dramática despedida en la que Harry parecía no querer irse para no poner triste a su madre, y Deuz lo animaba a subir de una vez al auto. La joven pareja desapareció de ese lugar por una semana entera.

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El viaje fue largo. Iban a una posada especial, que quedaba escondida en un parque nacional costero. Sí, estaban a pasos de varias playas.

Obviamente el odioso de Leonard pagó todo. Era el cumpleaños de su aplicado rubio, por favor, debía consentirlo más de lo que ya lo hacía.