⛓Great Escape⛓ [Félix×Deuz]

T R E I N T A Y S E I S

Durante esos doce días, Deuz había sido lo más comprensible que su impaciente y temperamental ser le permitía.

Entendía de ese nuevo virus; siempre les colocaba sprays antimosquitos a sus dos retoños. Aunque Harry se pusiera medio autista con el olor de eso, a tal grado de que se quedaba en algún rincón de la casa o se ponía chaquetas para evitarlo.

Pero nada lo ocultaba.

Nada se escapaba de mamá Deuz.

De hecho, ese pequeño bucle que tenía: con su hijo mayor actuando como una cría de cuatro años que odiaba bañarse; y su hijo menor mirando todo cuando ya estaba protegido de esos insectos, sintiéndose superior y burlándose del rubio. Le hacía recordar esos viejos tiempos.

Esos tiempos en los que solo eran su cachorro Harry, Félix y él en ese departamento tan clásico y moderno a la vez.

O esos tiempos en los que su pequeño y rosita James estaba recién nacido. Cuando Félix consentía a todos en la casa y Harry intentaba jugar con su hermanito, enojándose porque éste no podía responder a sus juegos, ya que tenía meses de edad.

Ahora, el omega moreno observaba desde la parte alta de las escaleras a los dos (tres, realmente) hermanos: James coloreando un dibujo que Bryan le había hecho, mientras él y Harry jugaban en la consola al Need for speed.

El moreno suspiró.

Ver cuánto había avanzado su familia, lo hacía tener un sentimiento cálido y pleno en su pecho. Que le hacía sonreír.

Recordar que antes de Félix, él estaba seguro de que no quería tener hijos de algún estúpido alfa.

Bueno, en realidad, sí tiene hijos con un alfa, y es el más estúpido yacente en la tierra. Pero Félix es un tipo de estúpido diferente.

-o-O-o-

Ese día simplemente estaba algo frustrado, extrañando mucho a su marido aunque no quisiera admitirlo.

Era de noche, y él había hecho la cena para todos en casa.

Luego de que Bryan comiera, y hablara un poco de las enseñanzas que su viejo le había inculcado en mecánica automotriz. Se fue con una sonrisa humilde en su pecoso rostro. Deuz admitía que ya se había encariñado con ese kilómetro parado andante.

—Mami ¿Papi no llegará hoy tampoco? —dubitó el pelirosa. Aferrado a la pierna del omega.

Deuz suspiró en respuesta.

—No lo sé, hijo. Tal vez llegue tarde como las otras veces... —comentó, acariciando esos ondulados cabellos del infante que hacía un puchero.

Harry se acercó, bostezando. Cargó a su hermanito para llevarlo a la cama, ya era tarde. Ambos chicos besaron la mejilla de su progenitor y subieron cansados. Deuz les siguió al rato, algo desilucionado.

Hasta allí, hubiera sido un día cualquiera de esa rutina molesta que tenía la familia.

Pero no.

Al alfa le gustaba cambiar las rutinas abruptamente, y de la peor forma posible.

Deuz colgó el teléfono y lo tiró al otro lado de la cama. Tapando su boca con una mano para evitar que alguno de sus niños lo escucharan llorar.

Se tomó una pastilla para retener sus feromonas explosivas y evitar que Harry saltara con su instinto protector a cuidarlo.

¿Era la jefa de Félix? ¿Esa mujer rechoncha y castaña, tan amable de apariencia, estaba intentando quitarle a su marido?

Había visto eso en películas antes, pero esto ya resultaba ridículo.