18 |Muchos besos

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Narra Duff

Estaba apoyado en el jeep negro, esperando a Maggie.

Hacia un día despejado y perfecto para un cita con ella. La veo salir por la puerta principal del Sirens con una dulce sonrisa.

Sus ojos cafés están brillantes y luce hermosa, con un blusa blanca y unos jeans vaqueros.

No necesita un falda o un vestido para verse femenina, es más, me gusta su toque de rebeldía. Le hace ser quién es, se queja de las injusticias y hace lo que los padres y profesores odian. A veces es descarada pero tiene desparpajo y eso me vuelvo loco.

La veo venir en dirección a mí y básicamente salta a mi cuello para luego besarme.

-Hola Duff -Sonríe contra mi cuello.

Mierda, ella me tiene en la palma de sus manos.

Ella tiene el poder de destruirme, y la verdad no me importa, ser destruido por ella sería un jodido privilegio.

La rodeo con mis brazos al ver cómo se eriza su piel por la fría brisa del otoño.

-¿A dónde iremos? -Pregunta entusiasmada.

-A mi sitio favorito -Le sonrío y ambos nos metemos al coche.

Pongo la radio, y suena una vieja canción de Stevie Wonder.

-Es el cantante favorito de mi abuela -Me informa y parece sentir nostalgia, mientras que tararea la canción animada.

-Superstition es muy buena canción -Opino, arranco el coche y comienzo a cantarla desentonada con algún chillido de por medio.

Maggie comienza a reírse desesperada y me da un pequeño golpe en el pecho -Eres horrible, McKagan -Pero en vez de avergonzarse comienza a cantar conmigo.

Más que cantar, gritar.

***

-Moon's -Dice ella mirando el cartel brillante- Nunca vine aquí -Y veo cómo visualiza el lago que hay al lado del restaurante.

Moon's, me trajeron una vez aquí cuándo era pequeña, un detalle muy importante es que yo cené aquí con Maggie. Ella tenía alrededor de cinco años y yo ocho. Me acuerdo de que en esa ocasión llevaba el pelo agarrado en dos moñitos. Quizás ella no recuerde una mierda de eso pero yo soy.

-Confía en mí, te encantará -Digo y entrelaza su mano con la mía dispuesto a entrar.

El lugar estaba fresco y colorido como siempre, muchas parejas estaban sentadas en mesas con velas alrededor.

Pedimos delicioso pollo kiko, con una guarnición de patatas asadas y de postre brownie con helado de mandarina.

-Invitó yo -Le informo y niega con la cabeza.

-Si crees que soy de las chicas que se derriten por los chicos que les pagan la cena lo llevas claro McKagan -Dice con una sonrisa perversa.

-Me lo estás poniendo difícil Maggs -Ella se limita a sonreír confusa- Difícil conquistarte -Río- Aunque creo que ya estás más que conquistada -Añado.

-Claro, claro. ¿Y cómo estás tan seguro? -Se burla y me encojo de hombros.

-Nos hemos besado y abrazado. Hemos salido varias veces y nos gustamos el uno al otro. Nos estamos conociendo más allá de ser amigos y ninguno mira para nadie más -Explico y veo que se sonroja un poco.

Al salir del lugar vamos cogidos de la mano al mirador que hay al lado del lago.

-¿Y si damos un paseo en barca? -Sugiere con una sonrisa maliciosa.

-¿Quieres matarme, verdad? -Bromeo y suelta una carcajada.

-Podría hacerlo pero no ahogandote en ese lago, sería muy siniestro -Sonríe y besa mi mejilla.

***

-Wow... así que tus dos mejores amigos están uno detrás del otro -Digo asombrado.

-Sí -Suspira- No puedo culparlos, uno no elige de quién se enamora pero me resulta difícil conciliar entre ellos -Confiesa.

La noche estaba en su mejor esplendor y veo cómo Maggie mira la Luna.

-¿Nunca te has preguntado cosas sobre la Luna? -Dice ella.

-¿Qué piensas sobre ella? -Pregunto y nos apoyamos en mi coche.

-Es increíble, siempre brilla. Algo le hace tan misteriosa y especial. Es simplemente magnífica.

-¿Es tu momento místico? ¿Dónde quedo la chica mala? -Bromeo y me da un suave codazo en la barriga acompañada de una risotada.

-Cuándo me siento cómoda con una persona, raras veces me vuelvo a sí de sensible. Debes ser tú -Dice mirando al suelo lleno de piedrecitas y luego me mira con una pequeña sonrisa.

La rodeo con mi brazo sobre su hombro besando su sien.

Me quedé perplejo mirándola un largo rato cuándo ella volvía su vista a la Luna. La admiro.

Nunca había estado tan atrapado, sigo interesado en nosotros. Llega un mes aquí y mi mundo ha dado un giro de más de 180 grados. Nunca creí que estaría aquí con ella, su pelo largo de color café y sus ojos profundos del mismo color. Siendo honestos, esto es inusual. Solía ser cauteloso y un poco imprudente en todo el tema al amor. Ahora todas mis emociones son por ella. Ni siquiera pienso en irme, en dejarla ir, no voy a ir a ningún lado aunque vea el final. Porque estamos recolectando momentos cómo tatuajes en mi mente.

Ella no sabe lo qué me pasa cuándo estoy a su lado. ¿Amor? ¿Lujuria? ¿Miedo? Lo único que se que me cuesta respirar.

Observo sus lindos ojos cafés, me mira y me engancho a su mirada.

-Tengo ganas de besarte -Le digo sin venir a cuento.

-Hazlo -Susurra.

Hago una sonrisa ladeada y me inclino, junto nuestros labios apasionadamente. Apretó su cadera y ahoga un gemido.

Después nos quedamos charlando un rato cómo en la cena, vamos de la mano entrelazada dando un paseo por la orilla del lago.

-Me gustaría tocar algún instrumento -Confiesa- Quizás el violín -Agrega.

-Es divertido, pero más divertido es una guitarra -Le aconsejo y sonríe.

-¿Si tanto te gusta la música por qué juegas al fútbol? -Pregunta.

-Mis padres, ellos me comprenden pero quieren que mantenga buena forma física. El fútbol es un hobbie, pero la música es mi pasión -Confieso y acaricia mi mano.

-¿Te exigen que estés en el equipo? -Asiento- Pero no lo amas -Dice y acierta- A parte de la música, ¿qué te gusta hacer de verdad? -Añade.

-Cantar.

-¿Cantar o chillar? -Bromea con una sonrisita.

Alzo una ceja -¿Bailas?

-Me gusta más trepar árboles -Ríe y suelto una carcajada- Pero de pequeña mamá me llevo a clases de baile.

Poso mis manos en su cintura y le doy un vuelta.

Ella es una chica loca, le gusta beber e ir de fiesta. Ha hecho lo inimaginable en un internado de gran prestigioso y se ha ganado toda mi atención. Una guerra de comida, colarse en fiestas de los de último año, estar a palos con los profesores, plantarle cara a Axl y colarse en los cuartos de chicos. Cosas que no me hacen tampoco gracia porque me preocupo por ella y si me entero de que la echan no sé que haré sin Maggie.

-No tenemos música.

-Te dije que me gusta cantar. ¿Algo de Aerosmith? -Pregunto y asiente.

Tarareo algunas canciones y ella me acompaña.

Y se siente que encajamos cómo un rompecabezas, ella se relaja en mis brazos y rodea mi cuello. Su perfume me invade, su nariz en mi cuello me estremece. Mi corazón late con rapidez mientras canto esta versión bien entonada. Parece que lo disfruta, a pesar de ello, yo lo disfruto también.

Me gusta cómo Maggie Lloyd está entrando en mi vida, casi tanto que me gusta su tierna mirada.

Tattooed Heart «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora