3

100K 7.8K 704
                                        

Su cara refleja tristeza y preocupación, siento como si sus ojos verdes pudieran verme el alma.

-¿Qué te parece si vamos a mi casa por té, algo de comer y conversamos allá? - Andrew se levanta del suelo y tiende su mano.

-No- sacudo mi cabeza -Me tengo que ir- intento ponerme de pie ignorando su oferta pero estoy débil, así que apoyo mi peso en el árbol detrás de mí.

-Por lo que veo aquí Aria. no duraras ni una noche en los bosques. Saliendo de mi territorio otros lobos intentarán darte caza, y ya que estás aquí y al fin te he encontrado, o vienes conmigo con buena cara y por tu propia voluntad, o vienes conmigo con mala cara y me harás cargarte hasta casa, de igual forma te vienes conmigo. - sonríe, me gusta su sonrisa.

-No, no me encierres de nuevo ¡por favor! -lloriqueo, me gusta aquí. La noche, las hojas, la tierra, el viento. Prefiero morir antes de volver a estar encerrada, Andrew da un paso adelante y deja un mechón de pelo detrás de mi oreja -retrocedo.

-Hermosa, escúchame. Nadie ha dicho nada sobre encerrarte. ¿Crees que puedas seguirme el paso caminando? ¿O prefieres que te ayude? tienes pinta de perder el equilibrio -dice algo triste.

Yo tampoco me siento muy segura, mis piernas tiemblan y aunque pueda ver más allá de la oscuridad, no veo como cuando era un lobo. Mis niveles de adrenalina bajaron, por lo que empiezo a sentir dolor en el cuerpo.

-¿Pequeña? ¿Prefieres que te cargue?

-¡No! por favor, cargarme no -lo miro con miedo -Caminaré -levanta una ceja en cuanto lo digo.

-Bien, por aquí -vuelve a tenderme la mano pero no se la cojo, en cambio, voy caminando delante de él mientras me señala el camino.

-¿Cuántos años tienes Aria? -Su voz me hipnotiza es grave y melodiosa, representa autoridad.

-Emm... creo que 18. La última vez que vi la fecha fue hace 4 lunas llenas y faltaba un poco mas de un mes para mi cumpleaños. Es el 4 de Agosto.

-Bien. Sigue aquel sendero.

Me señala un camino de tierra y así lo hago, estoy un poco atolondrada así que vamos en marcha lenta pero Andrew nunca lo menciona.

-Yo tengo 27 años, por si quieres saberlo -asiento sin prestarle mucha atención, ya que mi cuerpo duele. -¿Y por qué estabas encerrada? ¿Qué te hicieron?

-No lo sé -Carcajeo nerviosa. Andrew gruñe bajo. Me asusta con el sonido amenazador, y decido contarle antes de que decida hacerme algo.
- Cuando cumplí trece años mis padres me regalaron una excursión a escalar al norte de Canadá, allí me dijeron que había ganado un viaje a Europa por mi buen desempeño y que aquí me reuniría con un grupo profesional de escalada-paro a tomar aire- La cosa es que me subí a un avión y creo que me drogaron porque desperté en mi celda, donde bueno, no salí hasta ahora. -No quiero dar detalles de lo que me hacían en el recinto. Siento que voy a vomitar. Creo que comprende porque cambia el tema.

-¿De dónde eres? digo ciudad.

-Seattle, Estados Unidos -¿Dónde estamos? por cierto.

-Irlanda, Bantry. -Un dolor de nostalgia atraviesa mi cuerpo. Estoy tan lejos de casa. Mis padres, mis amigos. ¿Se habrán dado por vencidos buscándome? ¿Me habrán buscado siquiera?

-Hey, todo estará bien princesa- creo que Andrew puede sentir mi dolor, aprieta su mano en mi hombro como dándome fuerzas. Salto.

-Solo, no me toques. ¿Está bien?

Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora