29

59.4K 4.9K 138
                                    

-¿Te sientes mejor?

-No lo sé, es cansancio y siento una presión en el estomago...

-Extrañas a Andrew y Sam, ese es tú dolor en el estomago -dice presionando más fuerte el acelerador.

-No es que no quiera estar contigo -odio la idea y odio la sensación, me hace sentir deprimida.

-Lo sé -sonríe como si supiera algo que yo no. Sus ojos claros están concentrados en el camino y se entrecierran cuando aumenta la velocidad.

-¿Atraparon a los vampiros? -pregunto -¿Cómo es que atacaron a la luz del sol? pensé que solo salían de noche.

-Pudimos atrapar a dos, los otros lucharon hasta morir -responde - Y a tú segunda pregunta, son una mutación de los vampiros, más malvados, no tienen humanidad. Su piel es extraña son distintos, les sacaré una foto cuando vaya a sacarles información para que los veas.

-¿Les irás a sacar información? 

-Pues claro.

-¿No son peligrosos? 

-No tanto como yo para ellos -vuelve a sonreír.

Mi estomago se encoje aún más con el pensamiento de él con esos asesinos y la necesidad de protegerlo me alberga el cuerpo.

Aparcamos frente a la casa, me pongo el gorro del abrigo antes de salir al frío. Christian se apresura a mi lado y toma mi cintura tomándome por sorpresa, caminamos juntos hacia la puerta.

-Te tengo una sorpresa -mira sonriendo con la boca cerrada y abre la puerta.

-¡Andrew! -siento el jengibre desde la entrada y lo veo ahí parado, con sus pantalones negros, su camisa y un cardigan verde oscuro. Corro hacia él y lo agarro de su ropa atrayéndolo hacia mí. Disfrutando su olor por unos segundos. Dios como lo extrañaba, el lobo salta y aúlla de felicidad.

-Hey... nena -me abraza -todo está bien, no llores -se separa un poco y limpia mis lagrimas con sus pulgares.

-¿Qué haces aquí? ¿Volveremos a casa? -me doy cuanta de mi error y lo ratifico -¿Tú casa? -pregunto mirando esos ojos esmeralda que me quitan el aliento. 

-Me quedaré contigo hasta que el lugar nuevo esté listo.

-Andrew - lo saluda Christian dándole la mano -Iré a sacar algunas compras.

-¿Por qué no me lo habías dicho?  -Digo dándome vuelta cuando oigo a Christian y me sonríe.

-Tengo que correr a la casa de la manada -dice, luego de volver con unas bolsas -el refrigerador está lleno si quieren cocinarse algo. Volveré tarde.

Andrew está aquí para no dejarme sola. Es obvio, tampoco me molesta demasiado.

-¿Cómo va todo? -pregunta llevándome con él al sillón.

-No lo sé -digo apegándome a su cuerpo, toma mis piernas con una mano y las lleva a su regazo -mejor ahora supongo -le sonrío a medias.

-Bien, entonces vamos a entrenar -me da un corto beso y se pone de pie dándome una mano.

-¿Hablas enserio? -Además que solo quiero estar pegada a él, está congelado fuera.

-No haz hecho nada desde el día que mordiste a Christian, ¿Me equivoco? 

-No... -Refunfuño -Pero hace frío...

-Entrarás en calor, vamos -me jala -¿No tienes algo más deportivo que vestir?  -Dice observando mis botas y abrigo.

-Compramos algo ayer, iré a cambiarme -pongo mis ojos en blanco y voy a buscar algo en las bolsas.

Voy a la habitación de Christian y me cambio por un pantalón de buzo y una sudadera, amarro mis nuevas zapatillas de deporte y sujeto mi cabello en una coleta alta.

-¿Estás lista? -grita Andrew desde fuera.

-Lo estoy -digo lo suficientemente fuerte para que me pueda oír, entra a la habitación y sonríe al verme, el también se a puesto ropa de deporte. Christian me da más espacio.

-Bien, vamos.

-¿No nos transformaremos? -pregunto saliendo al patio trasero. Es hermoso y muy grande, no se puede ver desde aquí donde acaba.

-Tienes que fortalecer tú parte humana para fortalecer a tú lobo -toma mi mano y nos adentramos un poco más al patio. Diooos, como quiero besar a este hombre, me acerco más a él y levanto la mirada para quedar en frente.

-Andrew...

-No hagas esto Aria, no podré parar -veo como trata de controlar su respiración, apoyo mi cabeza en su pecho y me quedo ahí por unos instantes, refunfuño. 

-No quiero correr -lo oigo reír algo más relajado.

-Cinco minutos, vamos -tira mi brazo y corre en frente de mí.

Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora