40

60.2K 4.6K 260
                                        

Despierto gracias a la luz que se empieza a filtrar por las cortinas y agradezco lo maravilloso de despertar en una cama.

-¿Cómo te sientes? -pregunta Andrew a mi lado observándome. Me pregunto cuanto rato ha estado así mirándome.

-Relajada -respondo estirando mi cuerpo -podría quedarme aquí un rato más -digo pegando mi cara a la almohada.

-Deberíamos bajar a desayunar, tengo trabajo que hacer hoy con Christian respecto al programa de combate.

-Merezco unas vacaciones en una isla tropical, donde no tenga que hacer nada más que beber mojitos tomando el sol -musito imaginándome aquel panorama.

-Ni siquiera sabes beber alcohol -pega su cara a la mía permitiéndome ver con detalle la maravilla esmeralda de sus ojos.

-Podría aprender en aquella isla de la que hablo.

-De seguro a Sam le encantaría llevarte, Christian no es el más fanático del sol ni yo de los climas tropicales, donde toda la ropa se te pega al cuerpo por el sudor -hace una mueca de disgusto divertida -Sam por el otro lado...

-Es el divertido de la casa -comento.

-Si lo quieres poner así... -se da la vuelta y toma su teléfono del velador -En verdad me tengo que ir pequeña -Me besa rápidamente y se levanta en todo su esplendor, se pone sus boxers y sale por la puerta.

Me quedo en la cama, solo mirando el techo por un rato.

"¿Vienes a desayunar? Tostadas con café" Sam me trae de vuelta al mundo.

"Una ducha rápida y bajo" respondo aún sin moverme.

.
-Vendrán a hacer el aseo hoy -menciona Sam mientras muerdo una tostada.

-Genial -respondo con desinterés.

-Y entrenarás conmigo ésta mañana, ya que Christian no está -sonríe.

-Pensé que sería día libre -hago un puchero.

-¿Qué no ves que ando con ropa deportiva?. Así que termina tú desayuno.

-¿No han habido más ataques? -pregunto.

-Unos pocos, nada de que preocuparse aún.

-¿Dónde?

-Sur de Inglaterra. Andrew y Christian fueron a evaluar la situación.

-Pensé que tenían que hacer algo respecto al programa de combate -murmuro algo preocupada -Andrew no mencionó salir del territorio, puede ser peligroso.

-No es nada comparado con lo que será hermosa -muestra un rostro apesarado -¡Y es por eso que tenemos que entrenar! -levanta la voz -Estoy decidido a mostrarle a Christian que soy un mejor entrenador que él.

-Es un hecho que eres más amigable -sonrío.

-Esa no es una buena cualidad para un entrenador -frunce el seño divertido -Bien, vamos al gimnasio, hace mucho frio para estar fuera -me acaricia el hombro y besa la mejilla cuando me pongo de pie.

-¿Tenemos un gimnasio? ¿Cómo no me lo habías enseñado? ¿Por qué Christian me hace entrenar fuera? -estoy atónita. Me levanto y lo sigo por el pasillo.

-Claro, en el subterráneo, te mencioné que teníamos un subterráneo.

-Pero no un gimnasio.

-No está del todo completo, aún esperamos que nos lleguen un par de cosas -dice bajando las escaleras, detrás de una puerta que juraba que era de una bodega y presiona un interruptor.

Me sorprende lo amplio que es. Unos sacos de boxeo cuelgan del techo, hay unas especies de parrillas que contienen pesas, y un par de maquinas que no tengo idea de cual será su función .

-¿Cristian viene aquí?

-Todos los días en las mañanas -maldito. Que me hace morirme de frío por nada.

-¿Algo más de la casa que no sepa?

-No lo creo, dice acercándose a un saco de boxeo. Hay bastantes habitaciones vacías que cuando lleguen las cosas tendrán un nombre. Bien -dice dándole una palmada al saco -Hoy trabajaremos tú fuerza -la única fuerza que tengo son las ganas de querer estar con él.

.

-Con eso será suficiente -claro que era suficiente, estoy toda sudada, apenas me entra aire a los pulmones y siento las piernas de gelatina -Christian mencionó que intentabas hacer tu magia todos los días -me quejo.

-No funciona... ya lo hemos intentado un montón de veces.

-Pero no conmigo.

-¿Qué me tienes que decir que ya no me haya dicho Christian? -levanto las cejas.

-Le he estado dando unas vueltas, lo que están intentando es que supuestamente la Diosa te entregue poder -asiento -¿Qué tal si ya lo tienes? -lo miro interesada -Aquella vez que lo utilizaste tal vez solo sentiste que te llegó y se fue, pero que si siempre ha estado ahí. Te enfocas en hacerlo llegar, no en usarlo, que es como deberías.

-Puedo intentarlo -murmuro algo impresionada por su enfoque.

-Aquel día que me mordiste sentí poder en ti Aria -siento mis mejillas teñirse de rosa al recordar la situación -Concéntrate en el qué, no el cómo, y no te enfoques necesariamente en hacer daño, eres muy dulce para eso. Ponme de rodillas por que deseas que te de placer -dice en un tono de voz como el chocolate. Dios... ¿en qué momento esto se volvió erótico?

De rodillas, lo iba a poner de rodillas por que lo deseaba en aquella posición, gruño de hambre y mi lobo está cien por ciento de acuerdo, no es comida lo qué queremos.

"Abajo" decimos juntas, al mismo tiempo, y como si fuera de lo más natural extiendo mi mano donde se encuentra Sam y la bajo simulando el movimiento de tirarlo al piso. Cae, y me da la sonrisa más sexy del mundo.

-¡AYUDA! ¡SAM, MIERDA! ¡¿DONDE ESTÁS!? -los segundos de deseo se esfuman con los gritos de Andrew. Y siento un olor a avellanas más fuerte de lo normal.

Subimos por las escaleras a una velocidad casi inhumana y siento el calor desaparecer de mi rostro con la imagen que tengo en frente.

-Íbamos de camino y nos atacaron -habla Andrew con dificultad ante el esfuerzo -No llevábamos ni media ruta. Pensé que lo mejor sería devolvernos. Christian me ha salvado la vida.

Apuesto que si. Me da miedo moverme y observo como Sam entra en modo médico de emergencias.

-Aria necesito tú ayuda -dice arrodillado ante el cuerpo de Christian -¡Aria!

Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora