Despierto gracias a la luz que se empieza a filtrar por las cortinas y agradezco lo maravilloso de despertar en una cama.
-¿Cómo te sientes? -pregunta Andrew a mi lado observándome. Me pregunto cuanto rato ha estado así mirándome.
-Relajada -respondo estirando mi cuerpo -podría quedarme aquí un rato más -digo pegando mi cara a la almohada.
-Deberíamos bajar a desayunar, tengo trabajo que hacer hoy con Christian respecto al programa de combate.
-Merezco unas vacaciones en una isla tropical, donde no tenga que hacer nada más que beber mojitos tomando el sol -musito imaginándome aquel panorama.
-Ni siquiera sabes beber alcohol -pega su cara a la mía permitiéndome ver con detalle la maravilla esmeralda de sus ojos.
-Podría aprender en aquella isla de la que hablo.
-De seguro a Sam le encantaría llevarte, Christian no es el más fanático del sol ni yo de los climas tropicales, donde toda la ropa se te pega al cuerpo por el sudor -hace una mueca de disgusto divertida -Sam por el otro lado...
-Es el divertido de la casa -comento.
-Si lo quieres poner así... -se da la vuelta y toma su teléfono del velador -En verdad me tengo que ir pequeña -Me besa rápidamente y se levanta en todo su esplendor, se pone sus boxers y sale por la puerta.
Me quedo en la cama, solo mirando el techo por un rato.
"¿Vienes a desayunar? Tostadas con café" Sam me trae de vuelta al mundo.
"Una ducha rápida y bajo" respondo aún sin moverme.
.
-Vendrán a hacer el aseo hoy -menciona Sam mientras muerdo una tostada.-Genial -respondo con desinterés.
-Y entrenarás conmigo ésta mañana, ya que Christian no está -sonríe.
-Pensé que sería día libre -hago un puchero.
-¿Qué no ves que ando con ropa deportiva?. Así que termina tú desayuno.
-¿No han habido más ataques? -pregunto.
-Unos pocos, nada de que preocuparse aún.
-¿Dónde?
-Sur de Inglaterra. Andrew y Christian fueron a evaluar la situación.
-Pensé que tenían que hacer algo respecto al programa de combate -murmuro algo preocupada -Andrew no mencionó salir del territorio, puede ser peligroso.
-No es nada comparado con lo que será hermosa -muestra un rostro apesarado -¡Y es por eso que tenemos que entrenar! -levanta la voz -Estoy decidido a mostrarle a Christian que soy un mejor entrenador que él.
-Es un hecho que eres más amigable -sonrío.
-Esa no es una buena cualidad para un entrenador -frunce el seño divertido -Bien, vamos al gimnasio, hace mucho frio para estar fuera -me acaricia el hombro y besa la mejilla cuando me pongo de pie.
-¿Tenemos un gimnasio? ¿Cómo no me lo habías enseñado? ¿Por qué Christian me hace entrenar fuera? -estoy atónita. Me levanto y lo sigo por el pasillo.
-Claro, en el subterráneo, te mencioné que teníamos un subterráneo.
-Pero no un gimnasio.
-No está del todo completo, aún esperamos que nos lleguen un par de cosas -dice bajando las escaleras, detrás de una puerta que juraba que era de una bodega y presiona un interruptor.
Me sorprende lo amplio que es. Unos sacos de boxeo cuelgan del techo, hay unas especies de parrillas que contienen pesas, y un par de maquinas que no tengo idea de cual será su función .
-¿Cristian viene aquí?
-Todos los días en las mañanas -maldito. Que me hace morirme de frío por nada.
-¿Algo más de la casa que no sepa?
-No lo creo, dice acercándose a un saco de boxeo. Hay bastantes habitaciones vacías que cuando lleguen las cosas tendrán un nombre. Bien -dice dándole una palmada al saco -Hoy trabajaremos tú fuerza -la única fuerza que tengo son las ganas de querer estar con él.
.
-Con eso será suficiente -claro que era suficiente, estoy toda sudada, apenas me entra aire a los pulmones y siento las piernas de gelatina -Christian mencionó que intentabas hacer tu magia todos los días -me quejo.
-No funciona... ya lo hemos intentado un montón de veces.
-Pero no conmigo.
-¿Qué me tienes que decir que ya no me haya dicho Christian? -levanto las cejas.
-Le he estado dando unas vueltas, lo que están intentando es que supuestamente la Diosa te entregue poder -asiento -¿Qué tal si ya lo tienes? -lo miro interesada -Aquella vez que lo utilizaste tal vez solo sentiste que te llegó y se fue, pero que si siempre ha estado ahí. Te enfocas en hacerlo llegar, no en usarlo, que es como deberías.
-Puedo intentarlo -murmuro algo impresionada por su enfoque.
-Aquel día que me mordiste sentí poder en ti Aria -siento mis mejillas teñirse de rosa al recordar la situación -Concéntrate en el qué, no el cómo, y no te enfoques necesariamente en hacer daño, eres muy dulce para eso. Ponme de rodillas por que deseas que te de placer -dice en un tono de voz como el chocolate. Dios... ¿en qué momento esto se volvió erótico?
De rodillas, lo iba a poner de rodillas por que lo deseaba en aquella posición, gruño de hambre y mi lobo está cien por ciento de acuerdo, no es comida lo qué queremos.
"Abajo" decimos juntas, al mismo tiempo, y como si fuera de lo más natural extiendo mi mano donde se encuentra Sam y la bajo simulando el movimiento de tirarlo al piso. Cae, y me da la sonrisa más sexy del mundo.
-¡AYUDA! ¡SAM, MIERDA! ¡¿DONDE ESTÁS!? -los segundos de deseo se esfuman con los gritos de Andrew. Y siento un olor a avellanas más fuerte de lo normal.
Subimos por las escaleras a una velocidad casi inhumana y siento el calor desaparecer de mi rostro con la imagen que tengo en frente.
-Íbamos de camino y nos atacaron -habla Andrew con dificultad ante el esfuerzo -No llevábamos ni media ruta. Pensé que lo mejor sería devolvernos. Christian me ha salvado la vida.
Apuesto que si. Me da miedo moverme y observo como Sam entra en modo médico de emergencias.
-Aria necesito tú ayuda -dice arrodillado ante el cuerpo de Christian -¡Aria!

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Nuestra Frágil Luna
WerewolfAria es una dañada licántropo que logra escapar del laboratorio donde la mantuvieron cautiva por cinco años. Encontrándose en el camino con el Alfa que sería su compañero. Sin embargo, la especie se encuentra a pasos de la guerra más sangrienta que...