35

58K 4.8K 350
                                        

La llegada de Christian me ha quitado un peso de encima que no sabía que tenía. Aunque ha agregado el de nerviosismo al no saber como lograremos convivir todos juntos.

Camino al vestidor sacándome la playera de Sam quedando solo en bragas, me pongo de puntillas para sacar algo que ponerme de los colgadores, elijo una gran sudadera burdeo y unos jeans oscuros, los dejo sobre uno de los sillones y me dirijo al espejo.

Mi espalda está algo mejor con la crema de Callum, sin embargo dudo que las cicatrices desaparezcan por completo, cojo la loción del estante del lado del gran espejo. Con cuidado y algo de dificultad voy trazando las asquerosas líneas de mi espalda. Dejo la crema en su lugar y espero unos segundos mientras se absorbe.

-¡Aria! -llama Sam y de un golpe entra al vestidor.

-¡¿Qué haces aquí!? -me doy la vuelta y me tapo como puedo, me doy cuenta que estoy frente a un espejo así que además de ver mi horrible espalda también me puede ver a mí.

Miro la lámpara brillante del techo en un intento para apaciguar las lágrimas y esperar que Sam se vaya.

-Hey... Hermosa -se acerca y conectamos miradas a través del espejo, apoya su cabeza en mi hombro y me da un corto beso en su marca.

-Sam... Déjame -musito incomoda.

-No tienes porqué ocultarte de mi preciosa -susurra, me pone los pelos de punta y vuelve a besar su marca mientras que con ambas manos toma las mías dejándome descubierta.

De un momento a otro hiervo de deseo y me doy vuelta para quedar frente a frente. Le paso las manos por el pelo, Sam gime, me toma la cintura y me atrae hacia sí.

-Quiero morderte -digo a centímetros de su boca.

En lo que parece un intento desesperado por estar más juntos mientas nos besamos Sam me toma con una mano por la nuca, se que está siendo cuidadoso donde toca y se lo agradezco.

Nuestras bocas están hambrientas y nuestros besos son húmedos mientras camina hacia atrás me lleva donde quiere con una mano en la cadera y la otra en mi nuca caigo sobre sus piernas en un sillón.

Tenía un solo objetivo en mente. Morderlo mientras hacíamos el amor.

Besa con delicadeza mis pezones que hace un minuto intentaba ocultar, tiro fuerte de su pelo, no segura si para atrás o para delante. Mis caderas se mueven sobre su creciente erección debajo del pantalón que ruega liberación.

-Preciosa -susurra Sam, y mete una mano entre nosotros para liberarse, cuando está fuera me mira profundamente a los ojos, e intento transmitirle todas mis emociones del momento.

Me toca ahí, donde mi cuerpo se vuelve loco al mismo tiempo que comienza a succionar la marca en mi cuello. Cuando estoy a punto de explotar entra en mí. Y sin pensarlo lo muerdo fuerte en el cuello.

-De seguro Andrew ahora si me mata -digo mientras Sam con sus maravillosas manos me lava el pelo -Estaba tan celoso de Christian, lo hubieras visto -comento triste -Lo lamento, no es que quiera compararlos, soy tanto tuya como de él.

-No te preocupes preciosa, entiendo los celos de Andrew.

-Gracias.

-Christian por otro lado...

-No es tan malo -reprocho mientras enjuaga mi cabello.

-Soluciona las cosas con Andrew, se ve a simple vista que ya se aman -sonríe triste.

-No estés celoso tu también -hago un puchero y lo abrazo bajo el chorro de agua -Si te hace sentir mejor fuiste el único que mordí porque quise hacerlo -levanto la cabeza para mirarlo a los ojos -Con Andrew fue mi loba en un sueño y con Christian estaba borracha. Ambas veces me arrepentí -le doy un corto beso en los labios -No contigo.

-Bien, salgamos de aquí. Venía a buscarte para tomar desayuno, pero de seguro ya han terminado -enrojezco y Sam ríe.

-Aria... -Saluda un Christian más sonriente de lo normal cuando entro a la cocina.

-¿Dónde está Andrew? -pregunto.

-Se fue bastante rápido después del segundo "¡Dios... Sam!" deberías recordar cariño, que nuestra raza puede oír bastante mejor que las demás, queramos o no.

-Mierda -murmuro.

-¿Qué tal estuvo aquello? -pregunta y lo miro con ojos amenazantes -Si quedaste insatisfecha puedo ayudar -vuelve a sonreír.

-Eres un imbécil -gruño.

-Igual me quieres.

Y el maldito tiene razón.

-Iré a buscar a Andrew -camino hacia la puerta.

-No saldrás sola -dice amenazante.

-Mírame -abro la puerta y salgo fácilmente de la casa.

Corro un poco y me oculto tras un árbol para que Christian no me pueda alcanzar.

-Soy mitad vampiro hermosa -salto del susto.

-Arrrg déjenme en paz -me llevo las manos a la cabeza y me acuclillo apoyándome en el tronco de aquel árbol. Vuelvo a sentirme pequeña, vulnerable, ingenua -déjenme en paz -repito -Por favor.

Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora