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Me voy a mi habitación, si solo le hubieran puesto una cama sería perfecta.
Dos sofás lo suficientemente cómodos para tomar una siesta están frente a una gran pantalla de televisión y hay un pequeño escritorio en una esquina con absolutamente nada sobre el. Sin embargo les agradezco el armario y el baño.

Pongo a correr el agua de la bañera. Si quiero un baño, voy a dármelo.

Sabía que tenían una cámara en el recinto. Pero no pensé que guardaran los videos, creía que era solo de vigilancia. No entiendo como no les doy asco. Yo me doy asco, lo que me hicieron, lo que viví da asco.

Me pregunto por que tenían que decírmelo. No es que no lo agradezca, es mi secreto. Pero si sabían que me molestaba y que no quería que lo supiesen ¿Por qué lo tenían que ver? me molesta que no hayan respetado mi deseo.

Me recojo el cabello antes de meterme a la bañera. El agua quema y disfruto la sensación del calor en el cuerpo, cierro los ojos e intento no pensar en nada.

Despierto en una camilla, intento moverme pero me tienen amarrada de las manos y de los pies, dos hombres con bata blanca me observan, uno de ellos retira una bolsa de sangre. ¿Qué hacen? miro hacia un lado y veo que tienen 3 bolsas más. ¿Por qué me hacen esto? me cuesta mantener los ojos abiertos, la intravenosa pica y deseo que la saquen. Hace frío, me empiezo a congelar.

-Con eso es suficiente, si no la dejamos con nada, nos costará sacarle nuevamente y la suya es la mejor.

-Una más estará bien, le prometí a Catlin que le compraría un auto este mes.

No escucho nada más.

-Aria pequeña vamos, te haz quedado dormida, el agua está ya muy helada -la voz de Andrew me despierta.

-Si -mi voz suena ronca, Andrew me ayuda a salir de la bañera y me arropa con una toalla grande. Tirito, no quiero moverme -¿Quieres que te lleve? -me mira con ternura y asiento con la cabeza, me levanta con facilidad, con cuidado de no tocarme demasiado y agradezco el calor de su cuerpo contra el mío.

-Vamos a la chimenea, estás tiritando demasiado.

Me sienta frente al fuego con él pegado a mi espalda y me abraza compartiendo su calor, el cual siento hacerse cada vez más fuerte.

-¿Estás haciendo eso apropósito? -pregunto asombrada.

-Claro -susurra en mi oído -Soy un alfa nena, igual tenemos un par de trucos bajo la manga -me besa la majilla.

-Te estoy mojando.

-No importa -ahora me besa el cuello, de una manera tierna, nada sensual, perfecto para el momento y me empieza a mecer lentamente. Me veo perdida en el juego incesante de las llamas y con el suave movimiento de Andrew vuelvo a caer en un profundo sueño.

-Shh te llevo a la cama, vuelve a dormir Aria, todo está bien -Su profunda voz me calma e intento acercarme más a su cuerpo y saborear aquel aroma a jengibre y leña que me hace dudar de mi inocencia.

Ya no tengo sueño, mi lobo ruge y ruega por completar la unión que hace tiempo debió haber completado y no tengo intención de negarle su deseo. Mi deseo.

Me las arreglo para de una posición horizontal en los brazos de Andrew quedar con mis piernas alrededor de su cintura y con su cara frente a la mía. Se detiene ante la sorpresa y su mirada se torna oscura cuando se da cuenta lo que tramo.

-Te deseo -le susurro mordisqueándole el lóbulo de la oreja.

-Nena... No sabes los sueños que he tenido contigo -dice, me sostiene con un brazo y me agarra del pelo y atrae mi boca a la suya.

En cuanto nuestros labios se tocan mi cuerpo entra en combustión. Gimo y de su boca sale un gemido similar. Enrosco los dedos en su pelo y lo atraigo con fuerza, incapaz de controlarme, de controlar el deseo de tenerlo. No me doy cuenta de como hemos llegado a su habitación, pero cuando mis pies tocan el piso, le suelto el pelo y agarro el bajo de su polera blanca, tiro de la tela y con su ayuda se la quito de la cabeza. Nuestros labios se separan un segundo y Andrew se aleja.

-Aria...-suplica y me hace perder la gran toalla que cubre mi cuerpo.

-Andrew -digo, recorro con la mano su torso desnudo y los músculos de su cuerpo se tensan mientras lo toco.

-Te quiero princesa -dice, se acerca a besarme y me lame el labio inferior con la lengua para luego morderlo.

Actúa demasiado deprisa como para que me dé tiempo a reaccionar. Me agarra de la cintura y me empuja contra la cama quedando él sobre mí.

-Te haré gritar mi nombre nena -exhala con los labios contra mi oreja. Acerca la boca a mi pecho y sus manos acarician mis brazos, su lengua está caliente y lame ávidamente mi pezón atrapado entre sus dientes

Le tiro del pelo y obtengo un leve gemido al tiempo que su boca se desplaza hacia el otro pecho. Me separa las piernas con las suyas ¿En que momento se ha quietado los pantalones? gimo fuerte cuando muerde mi pezón y se separa.

-Voy a entrar Aria -susurra sobre mis labios para luego besarme. Y me penetra despacio, muy despacio, hasta el fondo. Su miembro se extiende y me invade por dentro implacablemente. Gimo con fuerza. No se detiene, y a la quinta embestida con la ayuda de su mano sobre mi pecho exploto y me libero.



Nuestra Frágil Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora